Por
Armando Ortiz
Tengo muy clara la escena. Era mayo de 2006, hace casi 10 años.
Entonces un joven idealista, un tal Raúl Abraham, estaba frente a la parroquia
del Beaterio en Xalapa. Lo alcancé a saludar. En esos días Andrés Manuel López
Obrador era el candidato de la Coalición por el Bien de Todos. Andrés Manuel
acababa de visitar Xalapa. Según los medios de comunicación el Peje sólo
atendió a los medios nacionales y desdeñó a los medios locales. Los medios
locales se molestaron e hicieron ver su enojo en las notas que publicaron al
día siguiente de su visita.
Esa mañana alcancé a Raúl Abraham y le dije que Andrés Manuel
había tratado mal a los medios locales. Raúl Abraham miraba la iglesia del
Beaterio, no bajó la vista para mirarme, lo que me hizo sentir más mortal. Entonces
me dijo con una economía frugal del lenguaje, una economía bizarra, cotidiana y
de vecindad: “Lo que pasa es que (los medios locales) son unos chillones”.
Raúl Abraham ya se sentía delegado de alguna de las Secretarías
Federal en Veracruz, cuando menos; los lopezobradoristas ya se sentían con el
triunfo en la bolsa, ya se sentían con la presidencia republicana que tanto
pregonara AMLO.
La soberbia fue uno de los factores que derrumbó a Andrés Manuel
López Obrador en las elecciones de 2006, la soberbia del candidato y la
soberbia de sus seguidores. Sentían que por “justos” la historia les debía un
lugar en sus anales; sentían que por “justos” el país se rendiría a sus pies.
Sin embargo, por su arrogancia, lo perdieron todo.
Raúl Abraham ahora despotrica contra AMLO, se ha vuelto un
apóstata de los movimientos de izquierda, un blasfemo que siente que la
historia lo ha lastimado, pero no reconoce que fue arrogante.
Como él, hoy muchos seguidores de Andrés Manuel López Obrador
creen que la historia les debe, y están dispuestos a cobrarla, una presidencia.
Se sienten tan justos que no podrían merecer menos. El país debe reconocerles
la perseverancia, el esfuerzo y el sacrificio. Sin embargo no se han dado
cuenta que en México la historia la escriben los sátrapas, los que consiguen el
poder al “haiga sido como haiga sido”.
En lo
particular, desde hace muchos años he manifestado mi simpatía por Andrés Manuel
López Obrador; he votado por él en las dos últimas elecciones presidenciales.
Fui jurado de una convocatoria literaria que Morena lanzara. En mis columnas he dedicado varios
artículos ponderando la que podría ser una presidencia republicana real. Por
supuesto que volveré a votar por Andrés Manuel si se postula para la
presidencial. Sin embargo me causa espanto y vergüenza la actitud de los
neolopezobradoristas, todos ellos seguidores de Cuitláhuac García, un candidato
honesto y respetable que no merece a este tipo de seguidores de piel sensible,
que se dedican a despotricar contra todo aquél que saca a relucir los defectos
del candidato de Morena; porque tiene defectos aunque no los quieran ver. Da
vergüenza, lo digo, porque con su actitud certifican lo que algunos medios
dicen de ellos, que son Pejezombies. No todos los que seguimos a AMLO lo somos;
pero ya veo que algunos sí.
Ahora
bien, el desdén que ha mostrado el candidato de Morena a los medios es parte de esa actitud
arrogante, la de un sujeto ”justo” que piensa que si los medios hablan bien de
él es porque se lo merece, porque su justicia debe ser ponderada. Pero ¡ay! del
medio que se atreva a hablar mal del “justo”, entonces la cólera de sus
seguidores se derramará en contra del blasfemo periodista.
No hay peor arrogancia que la de los justos, aquellos que creen
que merecen la bendición de Dios por sus acciones. En estos últimos años
algunos seguidores de Andrés Manuel López Obrador actúan como esos justos, que
miran al resto de los mexicanos como apátridas, como hijos de “Masiosare”, como
si ellos merecieran la tierra por la que caminan y nosotros no.
Esa será la actitud que los terminará derrotando. Pero en su
derrota ellos mirarán una especie de Paraíso; “que el cielo exista, aunque
nuestro lugar sea el infierno” decía Borges.
Armando
Ortiz
aortiz52@hotmail.com
DE @Amadore_a Compa tengo como dos meses leyendo lo que escriben aqui y la realidad me parecen interesantes lo digo con sinceridad, lo que me sorprende es que digas pejezombies a los amloistas, y doices que volveras a votar por el, me sorprende por qwue generalizas, no todos somos lo que mencionas ni todos somos como lo exteriorizas, me parece interesante mas no necesario lanzar el insulto "pejezombies" yo diria amloistas y tan tan , sigue escribiendo como escribes y no te amilanes el crecimiento periodistico empieza por reconocer los errores cometidos y enmendarlos, saludos
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