La
llegada de la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas causó conmoción
en el municipio de Amatlán de los Reyes, en Veracruz. Sus integrantes son
rastreadores de pistas con años de experiencia en la búsqueda de personas y
fosas clandestinas, que acudieron a compartir sus experiencias y conocimientos
con los veracruzanos que sufren del mismo dolor. Los une una certeza: que la
autoridad no va a hacer nada por ellos.
AMATLÁN, Ver. (Proceso).– No hay
obstáculos que Simón Carranza no pueda superar en la búsqueda de desaparecidos.
Camina entre huizaches y cañaverales observando con detenimiento el terreno;
trepa cerros pedregosos, desciende a pozos tapados con basura; “vuela” sobre el
caudaloso río Blanco, amarrado por la cintura con una cuerda de nylon para
otear entre una presa de troncos; e incluso se mete a escarbar una fosa de al
menos cinco metros de profundidad.
Nada parece detener a este cincuentón
bajito, delgado y correoso, quien no tiene familiares desaparecidos pero se
convirtió en una pieza fundamental en el arduo trabajo de localizar fosas
clandestinas.
En Guerrero descubrió 60 cuerpos
enterrados. Es tan eficiente en la ubicación de fosas que él y Mario Vergara,
integrante de la organización Los Otros Desaparecidos de Iguala, han sido
contratados por la Procuraduría General de la República (PGR).
“En Delicias
encontramos una fosa con 80 cuerpos. Para hacer eso usaron máquinas. Esa gente
no tiene madre: si ya los mataron para qué los entierran”, dice Simón, albañil
cuando no busca entierros.
Amenazado por
Guerreros Unidos, Carranza tuvo que huir de su pueblo en Cocula para continuar
con la tarea. Y ésta lo trajo a Veracruz. “Se siente bien el agradecimiento que
muestra la gente cuando encontramos un cuerpo, es mejor que ganarte cien
pesos”, dice el rastreador, quien decidió compartir sus conocimientos con las
familias veracruzanas interesadas en aprender su técnica.
“Yo no confío
en la varilla (que se introduce en la tierra para oler la punta); hay cuerpos
que ya no huelen porque han pasado mucho tiempo enterrados. Lo mejor es
observar: cuando se abre una fosa, tierra de abajo queda encima, en los
borditos, y es de otro color. Así he sacado cuerpos con cuatro años de
muertos”.
El sábado 9
de abril Carranza llegó a Veracruz como parte de la Primera Brigada Nacional de
Búsqueda de Personas Desaparecidas, encabezada por la Red de Enlaces
Nacionales, en la que participan integrantes de colectivos de Guerrero, Sinaloa
y Coahuila afiliados a esa red y que ante la indolencia gubernamental
decidieron buscar a sus seres queridos.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2059, ya
en circulación
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