Por José Miguel Cobián
Al día siguiente del paso del Huracán estaba yo a punto de bañarme y se me ocurrió escuchar el canal de RTV en internet con el fin de saber que había pasado, pues en la zona de Córdoba prácticamente no causó ningún daño. Lo que escuché me angustió pues los daños eran enormes. Llegué a la conclusión de que Dios quería que yo hiciera algo, y comencé a buscar opciones. Como soy miembro del club rotario Córdoba Quijote decidí coordinar los apoyos a los damnificados en nombre de mi club, comencé al pedir al ayuntamiento en el que trabajo de oficial mayor la lista de las escuelas para poder pedirles sumarse al proyecto. Me la negó el titular del área, pero no afectó porque ya estaban apoyando por otras vías y realizando colectas para el mismo fin. El propio ayuntamiento se comenzó a mover prácticamente desde el primer día, así que consideré que allí ya había muchos trabajando por la causa, y tenía que intentar en otros espacios. Al estar de guardia en un centro de acopio en Bodega Aurrerá me dí cuenta de la generosidad de los cordobeses, pero también de sus limitaciones, sobre todo porque el propio estado de Veracruz es insuficiente para apoyar al millón de damnificados, así que busqué opciones fuera del estado. Llamé a amigos y familiares a la ciudad de México y obtuve respuesta nada más de mis sobrinos los Arróniz Sehedi, uno de ellos en particular se conectó con el Real Club España del D. F. y se inició allí una colecta, mientras que otra la organizó él mismo entre familiares y amigos estableciendo distintos centros de acopio en la Del Valle y Coyoacán. Aquí en Córdoba el director de la prepa del Jean Piaget siendo altruista y presidente del club rotario apoyó de inmediato la idea e inició una colecta en la escuela a todos los niveles, y no sólo eso, sino que se dio el lujo de apoyar también a otros centros de acopio.
El sábado pasado llegó el momento de entregar los apoyos, y recibimos dos camionetas de tres toneladas del D. F. y comenzamos a elaborar las últimas despensas y a bajar todo de las dos camionetas para ordenarlo y poderlo llevar junto con lo que se había juntado en la escuela y lo que habíamos llevado de otros lados. Cuando vimos la magnitud del volumen nos preocupamos mucho y pedí ayuda también a protección civil municipal, pues el presidente Lavín ha estado muy atento para apoyar en todos sentidos a los damnificados y a los centros de apoyo. Al final el resultado fue que una camioneta de tres toneladas se llenó con más de tres mil quinientos litros de agua, otra camioneta se llenó con más de dos mil quinientas despensas, una tercera la llenamos con ropa, lo que no cupo de agua en la anterior, y otras despensas que no pudieron ir en la primera camioneta, una Van mercedes benz se llenó con papel sanitario, pañales y toallas femeninas, a tope. Una cajuela de pick up, se llenó con cajas de distintos apoyos que no dio tiempo de separar en detalle, a pesar de estar en el centro de acopio más de 25 personas trabajando en separar y armar las últimas despensas y acomodar todo. También llenamos la cajuela de una suburban con pambazos y comida de consumo inmediato que donaron las damas rotarianas, y la cajuela de una pick up nissan con 800 litros de detergente para regalar a las familias que llevó el área de protección civil de Córdoba.
Con el apoyo de familiares, amigos, miembros del club rotario, funcionarios municipales de Córdoba y estatales, chilangos altruistas y estudiantes cordobeses iniciamos una caravana de seis vehículos de carga y dos de transporte de personas para entregar la ayuda en la colonia Venustiano Carranza en Boca del Río, dónde fuimos apoyados también por personal de tránsito del estado y atendimos a más de 2,500 personas, quienes muy en orden hicieron fila y recibieron un poco de todo como apoyo de unos mexicanos que quisieron dar algo a otros mexicanos en desgracia. La entrega se prolongó por alrededor de cinco horas, y recibimos incluso apoyo de otros familiares míos que viven en Veracruz y llegaron al relevo cuando ya estábamos muy cansados los que descargamos, ordenamos, hicimos despensas, volvimos a cargar y comenzamos a entregar los apoyos.
Todos podemos hacer algo y más por nuestros hermanos en desgracia. Algo que nos faltó fueron colchonetas, pues como el agua llegó arriba del 1.60 y era de aguas negras, se quedaron sin nada, y las necesitan para no dormir en el suelo. Ya toda la colonia está encalada, igual que muchas otras, pero eso no previene todas las enfermedades ni cubre todo lo que perdieron, pues siendo zonas depauperadas, recuperar lo poco que se tenía llevará mucho tiempo. Te invito a continuar apoyando, medios hay muchos, y lo más importante es cumplir con el mandato de ¨ama a tu prójimo¨ por verdadero amor no por obligación. Con el apoyo y la voluntad de Dios, logramos llevar más de 12 toneladas de apoyo a una zona muy necesitada, de entre las muchas que hay.
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