Edgardo
Buscaglia, asegura que habrá quienes intentarán convencer al nuevo presidente
de pactar con la delincuencia organizada ante una herencia panista de
“descontrol total”
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POR PAULINA VILLEGAS
México se enfrenta al mayor desafío de su historia moderna: restablecer los cimientos institucionales y revertir el ciclo vicioso de impunidad, descontrol y “orgía política” a través de un verdadero pacto político.
“No se puede construir una casa partiendo del techo y cimientos que están podridos”, opina Edgardo Buscaglia, presidente de Acción Ciudadana.
En entrevista con Reporte Indigo y ante la complejidad del desafío, el también analista en seguridad y profesor de la Universidad de Columbia pronostica que el presidente se verá tentado en el futuro a establecer una pax mafiosa ya que las actuales estructuras son inservibles, como apunta en esta charla que repasa todos los temas del próximo sexenio.
“Algunos elementos intentarán tentar al presidente con pactos mafiosos como el de El Salvador, cuyo gobierno negoció con las maras, y distintos grupos les pidieron que bajaran los homicidios.
“El sistema político canta victoria y las maras siguen haciendo su negocio. Las élites y los pistoleros a sueldo, disfrazados de académicos, piensan así”.
Tentación autoritaria
El experto en temas de delincuencia organizada de la ONU asegura que la política mexicana no da para un autoritarismo “a la rusa”.
Pero asegura que medidas como la creación de una Gendarmería, anunciada en la pasada sesión del Consejo Nacional de Seguridad, no son una solución, sino, al contrario, un arma de doble filo. “Tiene que comenzar con la limpieza del Estado mismo”.
Pero para él lo que ha caracterizado hasta ahora a los anuncios y discursos del presidente es precisamente la falta de detalles e intenciones claras sobre la forma en la que se va a combatir la impunidad y la corrupción dentro de las estructuras e instituciones del Estado.
Corrupción piñaresca
En un diagnóstico sobre las primeras semanas de gobierno presidencial y la transición, el investigador asegura no ver claros indicios de que EPN piense avanzar en la formación de una red de controles reales de poder, pactados políticamente.
La cultura del control total ejercido desde Los Pinos sobre todas las entidades federativas y sus gobernadores en el México de la “dictadura perfecta”, quedó atrás. Peña Nieto lo sabe. Y de ahí su interés en concentrar poderes y controles desde dos secretarías.
“Los gobernadores probaron y saborearon lo que se siente ser señores feudales”. Y desconfía de otras acciones emprendidas por el ex gobernador mexiquense.
“Yo le tengo temor a la situación donde en dos “súper secretarias” en las que se controla a las policías porque me remonta a los autoritarismos del siglo XX, los años 70 en Latinoamérica, en Europa oriental”.
Lo que queda claro es que en este arranque de sexenio “el presidente está tratando de arreglar el desorden que le dejó la administración anterior. Dejaron un sistema de corrupción piñaresco, desorganizado y de descontrol total.”
Pero no hay que caer en ingenuidades o simplismos.Todos los países del mundo tienen corrupción, explica. La única diferencia es que está organizada.
“En México no hay límites para la corrupción como en otros países. Aquí el poder se feudalizó, se atomizó”, dice Buscaglia, quien, tras el Pacto por México, califica muchas de estas muestras de compromiso como “espasmos presidenciales sin fondo”.
El sexenio contradictorio
“México no ha salido de la cultura autoritaria, dejo atrás los controles judiciales autoritarios, pero no los ha reemplazado con controles democráticamente pactados”, responde.
En su opinión, el país no ha llegado a acuerdos políticos en los que todos los actores tomen por consenso la decisión de cómo controlarse mutuamente.
A eso se le ha llamado Acuerdos de la Moncloa en España, Concertación en Chile o pacto político en las democracias serias, en las que la evolución desde el autoritarismo a la libertad se caracteriza por el consenso y no por un papel firmado por todos en un solo día.
El 1D y la dolce vita
A su juicio, el país vive una dolce vita, con vacíos de Estado, que han favorecido a los políticos de las élites, incluidos en las listas preelectorales a dedo por caciques de los partidos, que, a su vez, son cooptados por grupos criminales.
En este sentido, opina, México es una orgía de descontrol, que todavía no se ha resuelto.
Pero Enrique Peña Nieto no llegó a los Pinos y se encontró con esta herencia.
“No es un marciano que llegó de otro planeta, llegó de un Estado que también estaba infiltrado y caracterizado por altos niveles de corrupción, pero no es él el único problema. Y en este ámbito de descontrol patrimonial las élites políticas y empresariales viven una orgía donde se han hecho con enormes fortunas que solo soñarían los políticos alemanes”.
Pirañas peleando por el territorio
El narco vio que nadie llenaba los vacíos del Estado y se aprovechó. Como si fueran pirañas, compitiendo entre sí por su captura: de ahí viene la violencia criminal en la que, además, se coopta a policías municipales, estatales, o a los gobernadores.
“La delincuencia organizada pasó de ser un ente pasivo, controlado políticamente por el Estado haciendo negocios, a ser un elemento activo, que trató de expandirse a lo largo y ancho de la región, no solo de México”.
Esta expansión es hoy un problema hemisférico. Buscaglia asegura que los tentáculos de la delincuencia organizada mexicana han llegado a parámetros argentinos, paraguayos y uruguayos.
Y en este limbo de una democracia que nunca llega, los controles judiciales, patrimoniales y de prevención social no se definen.
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