CLAROSCUROS
José Luis Ortega Vidal
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Javier Duarte: la visita del oprobio
(1)
Meses atrás, cuando circuló la
versión de que Javier Duarte de Ochoa dejaría el cargo de Gobernador por
instrucciones del Presidente de la República, se ubicó a Flavino Ríos Alvarado
como uno de los animadores de tal especie.
(2)
Duarte impulsaba a su hoy vocero,
Alberto Silva, para la candidatura del PRI a sucederlo.
“El Cisne” –a la sazón líder estatal
tricolor- se había convertido en su auto promotor y prácticamente abandonó su
curul en San Lázaro.
Veracruz era, es, un infierno.
En este contexto empezó a fraguarse
la idea: que el candidato sea Pepe Yunes y Javier que se vaya.
Pepe dijo no.
Nació otra propuesta: que el
candidato sea Héctor y Javier se vaya.
Héctor -quien junto a Pepe llevaba
mucho tiempo trabajando al respecto- dijo sí.
Finalmente, Héctor Yunes empezó a
caminar como candidato, a hablar como candidato, a vestirse como candidato y de
pronto ¡zaz! Ya era candidato.
(3)
El de Soledad de Doblado se topó, no
obstante, con un problema: Javier Duarte.
Envuelto en una serie de errores
cotidianos:
– Considerado a nivel local, nacional
e internacional el peor gobernador que haya tenido Veracruz…
– Convertida la entidad en un
escenario de guerra
– Colocada su administración de
cabeza
– Endeudadas las próximas 10
generaciones de jarochos y quizá más…
Héctor de plano lo pidió en México a
su líder Manlio Fabio Beltrones y al Secretario de Gobernación Miguel Osorio
Chong: “Que renuncie Javier”…
Desde el palacio de gobierno,
trascendió, Flavino Ríos azuzaba al equipo hectorista…
El de Minatitlán pedía la cabeza de
su jefe con un solo deseo: ser él su sucesor.
(4)
Con fama de mano dura, Flavino Ríos
también es ubicado como traidor.
Ayer, en Minatitlán, habló con voz
fuerte y apoyado por boletines oficiales y declaraciones, presumió la
liberación de la doctora Marcela Esparza Figueroa –secuestrada una semana antes
y causa de numerosas movilizaciones de la sociedad sureña- por cuya libertad se
habría pasado millonaria suma.
De paso, el Secretario de Gobierno se
refirió al asesinato del niño José Ricardo Mayo, ocurrido en Chinameca la noche
del domingo 10 de abril.
“En Chinameca es un pleito de cantina
que lamentablemente le costó la vida a un menor de edad.”
Esta fue la “sensible” declaración
del segundo hombre con mayor poder en el estado.
Luego, añadió: “El Gobierno de
Veracruz no va a permitir más bloqueos carreteros que afecten a terceros”
(5)
Ante las sutilezas de Flavino Ríos y
sus antecedentes, vale informar:
Que ayer se liberó a una segunda
doctora plagiada en Minatitlán: Carmen Medel.
Según boletín oficial se detuvo a una
banda de 5 plagiarios responsables de éste y unos 15 casos entre secuestros y
asesinatos en todo el Sur.
(6)
Para las 19:00 horas las palabras de
Flavino Ríos, “el sensible”, se cumplieron.
Policías federales y estatales
desalojaron los puntos carreteros ocupados por vecinos de Chinameca que piden
la detención del asesino del niño, así como el acceso al aeropuerto de
Canticas, también bloqueado.
En el caso de Canticas hubo, por lo
menos, un joven golpeado en la cabeza que sangraba frente a su madre y el resto
de protestantes.
(7)
Hacia las 20:00 horas el gobernador
Javier Duarte de Ochoa se apersonó en el palacio de Minatitlán y ofreció una
rueda de prensa para repetir lo ya sabido en torno a la liberación de dos doctoras
plagiadas.
No se ahondó en más.
No se mencionaron los casos
–ocurridos el pasado fin de semana- del asesinato de Pedro Arroyo González (a)
“El Pipo”, hijo del médico internista Antonio Higinio Arroyo García, quien
recibió un balazo en la nuca mientras veía la pelea Pacquiao-Bradley en un bar
minatitleco.
Ni sobre la aparición –sin cabeza-
del joven repartidor de agua Rogelio Hilario César Salas Ricárdez, hijo del
periodista Hilario C. Salas (qepd) quien fuera fundador y presidente de la
Unión de Periodistas de Coatzacoalcos (UNIPEC), el domingo 10 de abril pasado.
Ni sobre los 10 muchachos de
Nanchital secuestrados en el fraccionamiento Punta Caracol de la vieja ciudad
de Puerto México, que se auto liberaron el mismo domingo fatídico que
convulsionó al Sur.
Ni sobre la joven desaparecida en
Jáltipan, sobre quien se ha emitido una alerta Amber.
El gobernador guardó silencio sobre
estos hechos que ocurrieron a pesar del refuerzo policiaco con 500 elementos en
la zona sur.
Duarte de Ochoa vino, dio una rueda
de prensa y habló ante las cámaras sobre un solo logro atribuible a la policía
estatal que enfrenta 5 hechos violentos más ocurridos el pasado fin de semana y
decenas suscitados de enero del 2016 a la fecha, además de cientos padecidos
durante su sexenio.
(8)
A Flavino Ríos hay que detallarle que
el asesinato del niño José Ricardo Mayo sucedió en su domicilio particular,
aunque el pleito entre su padre y el asesino haya ocurrido minutos atrás, en el
contexto de una borrachera.
Que el asesino, Rafael Carmona,
estuvo cerca de una hora en las inmediaciones del sitio del crimen y la policía
de Chinameca no lo detuvo.
Que las fuerzas de seguridad
chinamecanas obedecen a las instrucciones de Víctor Salomón Carmona, primo
hermano del asesino.
(9)
En México valoraron la salida de
Javier Duarte y concluyeron que sería inoportuna en términos electorales.
Héctor critica a Javier pero no rompe
con él.
Flavino Ríos no pudo convertirse en
gobernador aunque hubiese sido por un semestre.
En poco tiempo se quedará sin chamba
el notario minatitleco.
Quizá, la lejanía del poder lo
convierta en alguien más sensato, más humanizado en su habla y su conducta.
Quizá no.
Por lo pronto el Sur de Veracruz está
convertido en un lugar sin Ley y quienes la representan han perdido
credibilidad y fuerza.
El caso del niño José Ricardo Mayo,
señor Secretario de Gobierno, duele, y las palabras con las que usted se
refiere al tema laceran esa profunda herida: individual y colectiva.
Por lo que hace al gobernador: su
visita y su rueda de prensa son lo de menos.
El golpe en la cabeza de un joven en
Canticas forma parte de lo demás, de todo lo demás que es profundo y crece y
luce impune.
La semana pasada se liberó al
ginecólogo José Natividad Contreras, quien se encuentra hospitalizado, grave y
podría perder las manos por las golpizas que recibió.
Frente a esta cruda realidad, la
visita de Javier Duarte al sur de Veracruz resulta un hecho patético y
vergonzoso.
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