Gloria Donají Illescas Cruz / @Gloria3_0
(10 de noviembre, 2013).- “Soy Ana Frank, soy Sherlok Holmes, soy Robin Hood. Soy lo que he leído”, dice Benito Taibo al iniciar su conferencia, La lectura, un placer para jóvenes, en el foro “Quino” de la FILO. Rechazando el uso de la tarima dispuesta para la ocasión, Benito Taibo, escritor, poeta, periodista y promotor cultural, se presenta ante la audiencia, irreverente y jovial; da pie a su narración sobre cómo se hizo lector.
Sirviéndose de historias como su ”anécdota sobre la hepatitis”, donde le contó al público sobre su primer acercamiento a la literatura, expresó sus opiniones al respecto sobre la forma en la que se trata de aproximar a los jóvenes a la lectura. “Los libros tienen que llegar a las personas exactamente igual que el amor, sin premeditación, sin alevosía ni ventaja, de forma inesperada y espontánea”.
El escritor hizo una crítica a las escuelas, programas educativos y campañas que, más que incitar, terminan forzando la lectura. No se puede obligar a la gente a leer, señaló Taibo.
“Leer es el acto maravilloso y cotidiano de resistencia a la banalidad, a la estupidez, a la mediocridad”, comentó efusivo Benito Taibo. Para él, la cultura es la verdadera y más viable forma de combatir la violencia, ya que el acto mismo de leer conlleva a experimentar la otredad. ”La otredad es un fenómeno que consiste en mirarse uno mismo a través de la mirada del otro”.
Al continuar con sus anécdotas como lector, Taibo habló sobre el “círculo de lectura informal Emilio Salgari“, grupo que conformó en su juventud, en el que junto con sus amigos descubrió que los libros también cambian con los años; para el lector un libro no va a ser siempre el mismo y “un libro leído por catorce personas son catorce libros distintos”.
Por otra parte, Taibo criticó a los “best sellers”, ya que más que un objeto literario -aseguró el escritor–, son un objeto mercadológico.
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