Boletín: Comunicado #1DMx
A las y los ciudadanos de México y el mundo:
El 1 de diciembre del 2012, Felipe Calderón
Hinojosa transfirió el poder ejecutivo de México a Enrique Peña Nieto, en el
marco de un proceso electoral duramente cuestionado por la sociedad, por ilegal
e irrespetuoso con el sufragio de los ciudadanos, cobrando una vez más validez
la ominosa expresión “haiga sido como haiga sido”. Esta entrega de la
presidencia significó el “cambio” de una imposición a otra y la continuación de
una agenda política contraria a los intereses comunes del pueblo mexicano.
Dicha práctica antidemocrática ha permanecido a lo largo de varias décadas y ha profundizado
la polarización entre el gobierno ya gente de a pie. Nosotros nos sumamos
a las protestas que naturalmente despertó este atropello a los principios
constitucionales.
La ausencia de representación
ciudadana en el interior de las instituciones del Estado ha acumulado
obstáculos para la existencia de la igualdad entre los individuos y el
ejercicio de las libertades. Al borde de la desesperación, el pueblo respondió
en contra de la toma de protesta de EPN aquel 1ro. De diciembre. Este día
el gobierno cercó la democracia anticipando la confrontación popular que ellos
mismos provocaron con lujo de violencia, las fuerzas del orden público
mantenían cercado y blindado el Congreso de la Unión, en toda la periferia de
San Lázaro se encontraban alistadas las fuerzas policiales para contener y
disuadir cualquier intento de expresión del disenso, demostrando que su diálogo
se establece de forma unidireccional a mano de la fuerza bruta y no de la razón
y la convivencia democrática. Expresamos nuestro sentir colectivo de forma pacífica
a lo largo y ancho de la República, acudimos a las embajadas de México en el
mundo para mostrar nuestra indignación y recibimos muestras de solidaridad y
apoyo en múltiples calles y plazas de la comunidad internacional que observaban
perplejos los acontecimientos en el país. Sin embargo, la esencia
autoritaria y represora que alberga el régimen político se hizo presente,
doblegando y envileciendo las libertades políticas y los derechos civiles de
los y las manifestantes que salieron ese día a ejercer en el más
amplio sentido democrático su derecho al disenso y a la protesta. Por un lado,
el Estado mostró a los manifestantes en los medios masivos de comunicación
como vándalos, más aún, como criminales, pandilleros que dañaban “la paz
pública”. Por otro lado, la fuerza pública fue empleada desproporcionadamente,
según estaba ahí para mantener el orden, pero rompió el orden legítimo y el
debido proceso en su actuar. Era clara su intención criminalizarnos y
reprimirnos.
I. La doctrina de la represión
El 1 de diciembre #YoSoy132 marchó
pacíficamente bajo el hashtag #1Dmx: marchamos para ejercer nuestro derecho a
decir “¡basta!, ¡no más mentiras y engaños por parte de la clase política!”.
Múltiples colectividades se sumaron a la convocatoria entre ellas el movimiento
magisterial, organizaciones campesinas y populares, al igual que grupos
anarquistas. La respuesta del gobierno fue reprimir, golpear, lesionar,
desaparecer, torturar principalmente en el DF y Guadalajara. El saldo 107
detenidos, 14 compañeros aún enfrentan cargos. Se les imputaron causas por
terrorismo y ataques al orden público e interés general. Ante la ofensiva de
Televisa, Tv Azteca y del Estado para dar por hecho que los detenidos eran responsables
de conductas penales, la Liga de Abogados 1˚ Dic. y
el Comité Jurídico de Derechos Humanos de #YoSoy132, quienes junto
con otros defensores de derechos humanos como el Comité Cerezo y abogados
independientes, aportaron la ayuda necesaria para lograr la libertad de los
injustamente detenidos. El apoyo de la ciudadanía fue decisivo para reunir los medios
de prueba, además de ayudar económicamente para solventar los gastos. No
obstante, varios procesos siguen abiertos y todavía hay presos secuestrados por
el Estado criminal.
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