14 de noviembre de 2013

LOS REPORTEROS PERSEGUIDOS Y LOS HACEDORES DE DINERO



Por Hugo Morales Alejo
”EL que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche” decía Granados Chapa, como referencia a que si queríamos ser periodistas, debíamos asumir el riesgo o mejor dedicarnos a otra cosa.

A veces, el medio nos da una distinción, pero creemos que somos el “IV Poder” y abusamos. No defendemos nuestra libre expresión, somos intencionadamente tendenciosos, convenencieros, extorsionadores, vividores, bebedores, comodinos, partidistas.

Cuando le ocurre algo a otro, no somos solidarios. Existe divisionismo. Hasta se celebra que a fulano le ocurrió algo.

En el caso de los nuevos reporteros o editores, improvizados o que no vienen “de abajo”, que se sienten divos y divas del periodismo, que vienen a enseñarnos “cómo se hace el agua de limón”, se presiona a los reporteros de más bajo nivel a hacer lo que no se puede, o no se deba, para -con el esfuerzo, riesgo y sacrificio del reportero de nivel inferior- el o la editora de nivel superior quede bien con la edición del día siguiente y hagan dinero.

El reportero de banqueta debe correr por su vida literalmente, cuando se le expone. No hay quien vea por él, porque el medio gana dinero y el editor queda bien.

Pero cuando le “sacan la lengua” a alguien de nivel superior en el medio, hasta se forman filas de protección humana para salvaguardarlo, cuando ni periodismo hace, ni pisa las calles, ni se arriesga o sacrfifica en nada. Son intereses a valores entendidos: La autoridad queda bien con el medio, el editor o editora toma vacaciones, custodiado y protegido -con costo al erario público- y el medio demuestra “que es importante” y que es leído, aunque se venda poco en realidad y raspe de tan corriente y amarillista. Todo es negocio y su propia vivencia noticiosa, es vendible. Estos nuevos medios no se hicieron para hacer periodismo, sino para hacer dinero. Su único Dios es la caja de caudales.

Se autoconmisesarán y difundirán que “por defender la verdad, son perseguidos”.

Estamos en un país, donde no se puede manejar toda la verdad, desde siempre, porque acaba uno como como acabaron los Flores Magón. A menos qu euno esté decidido a asumir ese riesgo.

Pero es muy criticable que se asuma el papel de “periodista valiente”, arriesgando la vida de los reporteros de abajo, los que no cuentan con carro de la empresa, ni medios suficientes para hacer su trabajo y defenderse, como ha ocurrido con media decena de reporteros de un medio con estas características de que hablo que han tenido que salir y huir, porque nadie les respaldó, porque eran reporteros de banqueta.

El reportero de banqueta sabe que en términos noticiosos “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”. Pero llega con su visión de la noticia y se la editan, “para que venda más”, poniendo en riesgo la vida de un reportero de banqueta, el que hace la noticia, en medio de la lluvia y el frío.

El reportero es desechable, solo es un obrero, el editor es privilegiado. Al reportero lo matan o destierran. Al editor lo protegen. El pequeño hace noticias, el grande vive del periódico.

Hoy, sí me solidarizo con los reporteros que han sido perseguidos, levantados, madreados, entre ellos un servidor (así es esto, lo decía Granados Chapa), que asumen su papel de riesgo con límites. Sabemos el olor y sabor de nuestra sangre. El editor “de arriba”, generalmente no, salvo honrosas excepciones de editores que “vienen de abajo”.

Con los que hacen dinero de la extorsión y el amarillismo, solo puedo hacer una nota informativa común. Porque no estamos haciendo lo mismo.


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