25 de noviembre de 2013

LEVANTADOS EN ARMAS / Zona Franca

Roberto Morales

Por Roberto Morales
La imagen es impactante: un grupo armado, beligerante, pistola en mano, machetes mostrando el filo, rifles que intimidan, lanzando consignas contra el gobierno, tirando bala, se asume como la guerrilla de Coscomatepec, en la sierra central de Veracruz.
La otra escena se va conformando con las palabras del gobierno: el Ejército dice que no existen, que no son guerrilla; el alcalde asegura que ahí hay paz y que el trasfondo es electoral, y el reiterado discurso del gobernador Javier Duarte de Ochoa que no admite los niveles de ingobernabilidad.
La proclama se ve en internet. El video corre en la red You tube. Se llaman a sí mismos Ejército Revolucionario Popular Zapatista (ERPZ) y en la imagen se observa a una veintena de personas con el rostro cubierto que a lo largo de 2:45 minutos lanzan reclamos, se oponen a las reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto, rechazan la imposición del alcalde electo de Coscomatepec, Manuel Álvarez Sánchez, y fustigan a los políticos que se roban el dinero del pueblo.
Autoridades y ejército niegan aparición de guerrilla en Coscomatepec.
Autoridades  y ejército niegan aparición de guerrilla en Coscomatepec
Convocan a formar el ERPZ. Se describen como “un pueblo coscomatepecano cansado, pobre e ignorado. Tenemos hambre de trabajo, de salud, de educación y de justicia” y anuncian que se levantarán en armas. “No a la imposición del gobierno; no a la reforma hacendaria; no a la reforma energética; no a la reforma educativa”, sentencian.
Un vocero de los encapuchados, quizá su líder, enfoca sus baterías hacia la figura del nuevo alcalde: “No aceptamos en Coscomatepec un alcalde impuesto por el gobierno, por el dinero, por la amenaza y el engaño. No aceptamos un día en el poder a Manuel Álvarez”. Y rematan con una proclama: “Zapata vive, vive, la lucha sigue”.
El “alzamiento armado” en Coscomatepec” se difundió a partir del 10 de noviembre. La respuesta inmediata del Ejército llegó por cuenta del comandante del 63 Batallón de Infantería, Gustavo Armando Lara Pérez, quien desestimó la existencia de la guerrilla en Coscomatepec. “No hay autodefensas en Veracruz”, refrendó.
Otra de las voces que niega la existencia de la guerrilla es la del alcalde saliente de Coscomatepec, Serafín González Saavedra, quien asegura no tener conocimiento de la “existencia de un grupo armado. Hemos investigado y no tenemos absolutamente ningún indicio, aquí somos una población con gente muy trabajadora que ha ido creciendo y en los últimos años se han instalado empresas que han generado un importante número de empleos”.
El hecho sitúa a cada uno de los actores en el lugar que siempre han ocupado. La sociedad irritada, molesta, radicalizada y llevando su protesta al límite, esta vez con un movimiento armado por las condiciones de pobreza y por la constante imposición de autoridades, derivada de fraudes electorales; el gobierno, los alcaldes, el Ejército, en su negativa habitual, rechazando los brotes sociales.
Coscomatepec se halla en la parte central de la Sierra Madre Oriental, en las cercanías del municipio de Huatusco, a unos kilómetros de Orizaba y Córdoba, zona netamente industrial, cuyas inversiones contrastan marcadamente con la pobreza que viven diversos núcleos de población, entre ellos la de origen indígena.
La serranía es un foco latente de preocupación para el gobierno tanto federal como estatal. En ella han proliferado movimientos de protesta, reacciones airadas contra los gobiernos priistas y su tendencia a robarse las elecciones. Lo mismo ocurre en Zongolica, en Chicontepec, en la región norte, y en Soteapan, en la zona sur. En la huasteca veracruzana, en los años 80, hubo un brote guerrillero, encabezado por Alejandro Hernández Dolores, un desertor del Ejército, que repudiaba el trato de los militares a los indígenas.
Negar las reacciones sociales ha sido una constante en el gobierno de Veracruz. Cuando surgió un grupo de autodefensa en el municipio de Tlalixcoyan, el 14 de marzo de 2013, la primera reacción del gobernador Javier Duarte fue desacreditar ese movimiento. A ello se sumaron el entonces secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.
Su rechazo fue absoluto, pese a la evidencia presentada. Pero fueron más allá. Descalificaron las imágenes captadas por el fotógrafo de la agencia Cuartoscuro, Félix Márquez, a quien sugirieron denunciar y encarcelar.
“Es una vacilada. Tiene el mismo efecto de tomar una foto de tres personas disfrazadas de Batman, Blue Demon y Mujer Maravilla. No tiene ninguna consecuencia es un tema que no tiene que ver con la realidad”, declaró con insólita frivolidad el gobernador Javier Duarte.
Esa es la realidad de Veracruz. Mientras el gobernador Javier Duarte sólo tiene alcances para dar rienda suelta a sus excentricidades, al festín y el derroche, a montar grandes escenarios para el lucimiento personal, como ocurrió en su tercer informe de actividades, los problemas sociales comienzan a convertirse en estallidos sociales.
El clima de ingobernabilidad es alarmante. La autoridad del gobernador Duarte es sumamente cuestionada. Su atención no está en su gestión sino en la sucesión, en saber cómo posicionar a sus incondicionales, la caballada escuálida con la que piensa disputar la candidatura para uno de los suyos y así asegurar que el proyecto fidelista continuará por seis años más.
A Duarte no lo inquietan los coscomatepecanos, que al igual que un gran número de número de veracruzanos en todo el estado, están hartos de la pobreza y de la mentira, de la amenaza y del fraude electoral. En su agenda está El Cisne Silva Ramos, Erick Lagos, Salvador Manzur y cualquier otro político mediocre que pudiera servir para meterse a regatearle a Peña Nieto la decisión de quien habrá de sucederlo.
Cuando los políticos que tienen en sus manos la responsabilidad de gobernar un estado, confunden sus prioridades, ocurren hechos como el de Coscomatepec.
El alzamiento armado del Ejército Revolucionario Popular Zapatista (ERPZ), ahí, muy cerca de la capital de Veracruz, es un llamado de atención que, por supuesto, Javier Duarte difícilmente descifrará.
(romoaya@gmail.com) (@moralesrobert) (Facebook: Roberto Morales Ayala)
FUENTE: PLUMAS LIBRES

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