Lunes 27
de abril de 2020
Ciudad de México a 27 de abril de 2020
La Guardia Nacional (GN) no es capaz de soportar la rigurosidad de la
crítica que proviene de la realidad objetiva. La verdad sale a flote y
evidencia un amasijo de turbios intereses anclados a determinado grupo de poder
económico local o nacional. El vínculo de cuerpos policíacos para favorecer las
mezquinas necesidades de empresarios es una realidad inocultable, ello
demuestra que no existe infalibilidad en ninguna corporación policíaco militar.
Es imposible establecer divisiones jurisdiccionales en el actuar de
cierto destacamento estatal de cualquier corporación policíaca, porque en su
conjunto expresan el ariete represivo con el cual se pretende imponer la
voluntad de grupos de empresarios vinculados a negocios lícitos e ilícitos.
No hay argumento de peso que haga suponer el desconocimiento de los
mandos superiores de la GN de las actividades logísticas de sus elementos en
las entidades federativas, ello comprueba el nexo irrestricto entre la
actividad ilegal patrocinada desde los mismos cuerpos castrenses.
Es inadmisible la existencia de ingenuidad en los altos mandos o la
suposición del actuar aislado de elementos de tropa o mandos medios, como
tampoco pueden exigir que el pueblo crea que la coincidencia en una reunión con
sujetos vinculados a actividades ilícitas es un hecho meramente circunstancial,
por el contrario, devela los mecanismos de planificación de la actividad
ilícita en determinadas regiones del país.
La denuncia de la reunión de elementos de la GN con un grupo de personas
vinculadas al robo de hidrocarburos es la prueba irrefutable de que la
denominada delincuencia organizada tiene la venia de las corporaciones
policíacas para desarrollar sus actividades ilícitas, por lo que aquellas
acciones propagandísticas donde se da a conocer la captura o desmantelamiento
de tal o cual “grupo delincuente” expresa parte del reacomodo político.
Los diferentes grupos de poder económico tienen una historia truculenta
en el amasado de sus fortunas, vinculados a toda una serie de corruptelas y
vicios propios del sistema capitalista, por ello no hay acto circunstancial en
los acuerdos de determinado grupo delictivo con el poder político para favorecer
sus intereses.
Es innegable que las cúpulas empresariales incrementan sus arcas al
amparo de las administraciones federales y estatales. Son diversos los
testimonios donde existe evidencia de que el denominado desarrollo económico
está apuntalado con la participación de los cuerpos castrenses. La jurisdicción
de los destacamentos del ejército, la marina o la recién creada GN, sirven para
operativizar estos planes económicos vinculados a la violencia institucional.
La incorruptibilidad con la que fue presentada la GN resultó un acto
propagandístico, porque en los hechos representa la continuidad de los acuerdos
y tratos con grupos delictivos, lo que significa que el negocio “ilícito” está
organizado desde las propias estructuras gubernamentales con el beneplácito de
gobernantes y funcionarios públicos.
Es difícil experimentar confianza en cuerpo policíaco creado con los
mismos elementos que objetivaron la política de terrorismo de Estado en
gobiernos anteriores, sobre quienes pesa la responsabilidad del cometido de
graves violaciones a los derechos humanos y hoy, sale el elemento de prueba que
testifica que también son quienes organizan y estructuran la actividad ilícita
en varias entidades de la República mexicana.
No se trata de poner en duda el dicho gubernamental del combate a la
corrupción en todas las instituciones, pero el hecho resulta irrefutable, son
muchos los testimonios que echan por tierra la pureza del engendro policíaco de
esta administración, por tal razón, más que pedir confianza en militares
investidos con diferente uniforme, el hecho es que forman parte de la
estructura coercitiva que impuso el terror como política de gobierno.
El gobierno federal insiste en que los comentarios que disienten con sus
conclusiones son parte de la campaña “anti 4T” orquestada desde la reacción y
la ultraderecha, empero, es imposible pasar inadvertidos actos cruciales que
desnudan una serie de corruptelas entre el poder económico, el político y los
cuerpos policíacos. Por lo tanto, no toda crítica tiene el propósito de
obstaculizar sus planes políticos, pero sí exigir el cumplimiento de sus
promesas de campaña.
Pueden abrirse carpetas de investigación contra elementos policíacos
aislados con el afán de simular castigo, incluso pueden ser juzgados y algunos purgar
condenas en prisión, sin embargo, esto no es el indicativo del desmantelamiento
de todo el andamiaje represivo que precisa de fuentes ilícitas de
financiamiento para mantener aceitadas las estructuras del Estado policíaco
militar y paramilitar.
El engaño sobresale cuando ninguno de esos elementos que hoy forman
parte de la estructura represiva es llamado a la justicia por el cometido de
crímenes de lesa humanidad y de Estado en administraciones pasadas. Quienes
enlutaron miles de hogares y cercenaron familias gozan de total impunidad, y
hoy son los que se encargan de “garantizar” seguridad a los mexicanos.
El nexo entre la actividad lícita e ilícita es cada vez más nítido, el
reacomodo económico con el eventual cambio en la coyuntura nacional incluye el
reparto de feudos, a esto debe esos eventos de “convivencia” donde se ajustan
los acuerdos y pactos para dar seguimiento a la reproducción de capital, sea
por los medios convencionales o subterráneos de la economía informal e ilegal.
Está claro que no existe pureza en las corporaciones policíacas, así
surjan bajo el influjo de la elocuencia de un mandatario que empeñe su palabra
en cada discurso en loas y guirnaldas hacia los cuerpos policíaco militares,
son ellos quienes fungen como la estructura que dan sostén a un régimen inicuo.
La corrupción es un mal inherente al régimen, toda su estructura se debe
a esa forma viciada de relación fincada en el lucro, por ello no sorprende ver
a algunos políticos de oficio, cuerpos policíacos o funcionarios públicos en
reuniones con determinado grupo empresarial legal o ilegal para establecer las
formas para hacer prósperos sus negocios.
Estar investido con algún cargo público no significa que en automático
sea corrupto, existen honrosas excepciones que pueden salir abantes de forma
tangencial, sin embargo, la generalidad indica que resulta difícil no sucumbir
a esta forma de relación porque tiene sus orígenes en las entrañas del sistema
y constituye una forma de existencia de la clase que detenta el poder
económico.
El robo de hidrocarburos es un negocio que creció al amparo de las
diferentes administraciones, existen exfuncionarios de la Secretaría de la
Defensa Nacional (SEDENA) señalados por brindar protección a este negocio
ilícito, de tal manera que no hay razones para suponer que la GN es incólume a
este tipo de prácticas, porque funcionan bajo las mismas leyes de una
corporación policíaco militar creada ex profeso para garantizar el desarrollo
capitalista.
En tiempos de contingencia el ojo auscultador y la voz crítica del
pueblo no deben faltar. Las medidas cuasi autoritarias impuestas para mantener
a las masas trabajadoras no debe ser el pretexto para dejar de observar el
acontecer nacional, donde la violencia institucional cobra cada vez más
víctimas.
No es con la creación de más cuerpos policíaco militares, ni con el
despliegue de destacamentos en las calles como se puede garantizar la seguridad
para los mexicanos, mucho menos precisa de ellos para atender el fenómeno
sanitario que vive México. La crítica política es imperiosa, en ella debe
brillar la creatividad para no ser negligentes ante la contingencia, pero no
puede ser manga ancha para que el Estado cometa violaciones a los derechos
humanos.
Toda estructura represiva parida desde las entrañas del régimen burgués
tendrá el sello de clase, allende el deseo personal de determinado mandatario,
por ello, la denuncia contra la militarización encubierta con el sofisma de
“medidas ante la pandemia” es una necesidad ineludible.
Atentamente
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS
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