El profesor indígena Alberto Patishtán, liberado hoy tras 13 años en prisión por un indulto presidencial.
¡Alberto vive, la lucha siegue, Alberto vive y vive, la lucha sigue y sigue! Unido el pueblo jamás será vencido!
Así le dieron la bienvenida esta tarde al Profesor Alberto Patishtán Gómez quien tras 13 años de estar injustamente en prisión hoy recuperó su libertad física luego de que el presidente Enrique Peña Nieto le otorgó el indulto haciendo uso, por primera vez, de la modificación al artículo 97 Bis del Código Penal Federal.
En esta ocasión está famosa consigna de "El Pueblo Unido, jamás será vencido", sonó muy profunda y con verdadero sentido. Y es que como lo gritaron una y otra vez sus familiares y amigos "¡Al maestro Patishtán nadie lo indultó, el pueblo organizado su libertad logró!". Pues desde el 19 de junio del 2000 cuando el profeso tzotzil fue acusado y detenido sin ninguna prueba contundente por participar en una emboscada en la zona denominada "Las Limas" en el municipio de El Bosque, en el Estado de Chiapas. Su comunidad y sus familiares comenzaron a luchar por hacer justicia y por su libertad.
Lucha a la que durante estos 13 años se sumaron muchas organizaciones sociales, religiosas, indígenas y de defensa a los derechos humanos, y que hoy finalmente tuvo su recompensa.
En cuanto Alberto Patishtán, quien se encontraba en la casa "Vida Hospitalaria de la Ciudad de México" por serios problemas de salud, la cual estaba resguardada las 24 horas por elementos de la Policía Federal Ministerial, recibió la notificación del indulto, se dirigió con sus hijos Héctor y Gaby y su pequeña nieta Génesis a la Casa de la Solidaridad.
Ahí, abrigado por todos sus compañeros de lucha al exterior y al interior de la diversas cárceles que fue obligado a pisar, Patishtán sonrojado por tantos abrazos y empujones, deslumbrado por tantos flashes y agitado por tanta felicidad, aseguró que desde el primer día que piso la prisión fue libre. Y que además adquirió una muy importante encomienda y una nueva profesión.
"Yo desde el primer día que llegue a la cárcel estoy libre y me he sentido libre siempre. Unos amigos me preguntaron ¿qué es lo que te mantiene que tú no dejas de reír? Y yo les digo; es que estoy limpio en consciencia y ante los ojos de Dios me bendice siempre, y con esa bendición que tengo, decía yo, tengo que contagiar a los demás. Si dejo de reír un día, les decía a los compañeros, siento que es un día perdido para mí, por eso si me ven sonriente a cada rato no se preocupen porque es mi profesión".
Con una extraña mezcla de melancolía y muy buen sentido del humor, Parishtán compartió que además de profesor y donador de sonrisas, en las cárceles de Chiapas y Sinaloa tuvo que convertirse en sacerdote, psicólogo y abogado ante la necesidad de decenas de personas indígenas que, si en libertad son vulnerados y discriminados, al interior de las prisiones simplemente dejan de existir para la ley y también para la sociedad.
"Dije yo tengo que hacer algo por ellos, luche en muchos momentos, encontré caras tristes en la cárcel, encontré llantos que muchas veces de ello tuve que empeñarme de ser muchas ocasiones sacerdote porque tuve que orar por los enfermos. Muchas veces tuve que ser psicólogo para dar terapias a aquellos que se sentían destrozados; tuve que tomar el papel de abogado aunque no lo soy, porque muchos me preguntaban, los que perdían amparos o cuando los sentenciaban me decían; ¿Patishtán qué sigue de esto? Y yo que no soy abogado, pero más o menos he visto de la experiencia, les decía esto hay que seguir...".
Patishtán recordó que la verdadera razón por la que fue encarcelado, fue porque junto con su comunidad luchó intensamente por la destitución del entonces Presidente municipal de El Bosque, Manuel Gómez Ruíz, quien aseguró sólo cometía "actos malos en contra de la gente pobre". Pero compartió que también en el encierro su ayuda y servicio para con los más necesitados le costó malos tratos y que fuera considerado un verdadero estorbo, de tal suerte que lo trasladaban de una prisión a otra. Pero ni eso desanimó a Alberto, al contrario, con simpatía dijo que eso le dio oportunidad de volar en avión por primera vez.
Así se encuentra Patishtán, con una vista nublada por su enfermedad y 13 años más grande, pero sin reproches ni rencor, y es que para él, el mundo simplemente está al revés.
"¿Qué pasa cuando la persona lucha dentro de la cárcel? igual, no somos bien vistos dentro de la cárcel, somos estorbo. Nosotros el bien le llamamos cosa buena cosa sagrada, pero para la autoridad ven mal lo bueno que hacemos. Quieren que ellos las cosas que hacen, lo malo, que nosotros lo apreciamos y no se puede. A lo bueno aquellos le llaman mal y alo malo aquellos llaman bien, cómo lo ven? Está todo al revés!", exclamó.
Así que después de 13 años de injusticia y de perderse buena parte de la vida de sus hijos, Patishtán no necesita ánimos, al contrario él ofreció ánimo y aliento, y recordó que motivos por los cuales luchar es lo que sobra en este mundo al revesado.
"Me están dando la libertad no por el delito sino por las grandes violaciones y que estuvo manipulado todo mi proceso, en eso está y por eso aquí sigo y seguiré. Mi misión solamente Dios sabrá en mí qué voy a hacer, pero motivos para seguir caminando y reclamar justicia no hacen falta, es lo que hace sobrar, mucho ánimo a todos ustedes, ¡gracias!".
Antes de escuchar las primeras palabras de Patishtán en plena libertad, sus hijos compartieron su enorme alegría por estar de nuevo con su papá, que dijeron, ahora llevarán a casa, como abuelo y como un luchador que desde la cárcel los enseño a luchar, a no quedarse callados, a levantar la voz y a estar siempre a lado de los suyos.
Segundos antes de que partiera Patishtán de la Casa de la Solidaridad, se le cuestionó si tenía un mensaje para el presidente Enrique Peña Nieto, para él sólo dijo "que como autoridad, que sigan haciendo el bien".
@ANALARAPAZ
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