Pedro
Echeverría V.
1. Ernesto el Che Guevara fue asesinado hace 50 años en Bolivia. Aquel año
de 1967 la invasión y los asesinatos yanquis el pueblo de Vietnam alcanzaban el
máximo salvajismo y brutalidad. Se pensó que Guevara estaba luchando junto a
los guerrilleros en Vietnam, o en África o en Venezuela. En el mundo no se
sabía por dónde andaba el “Che” que había desaparecido de Cuba después: a)
haberse enrolado al movimiento rebelde que aglutinaba Fidel Castro en México
con el fin de organizar una guerrilla contra el gobierno de Batista en 1958;
b), después que como guerrillero el Che tomó la ciudad de Santa Clara, c)
ejerció como ministro de industrias, responsable de banco nacional de Cuba y d)
ser segundo hombre más importante del país.
2. El Che, después de defender a Cuba contra la invasión yanqui y los
exiliados de Miami, pensó que la revolución cubana sólo podría defenderse o
vivir si se extendía en toda América Latina; y en vez de dedicarse a llamar a
la revolución en declaraciones, proclamas, discursos o artículos -como todos
hacíamos desde entonces- renunció a todos sus cargos de “gran dirigente de la
revolución”, privilegios y familia, diciendo que otros países le reclamaban su
ayuda. Esto último fue lo más grande, lo más valioso del Ché: poner en práctica
sus pensamientos y con ello superar cualquier limitación. Guevara no fue un
teórico, un gran padre de familia y seguramente el hombre más bondadoso desde
el punto de vista burgués. Fue como Flores Magón, el gran revolucionario.
3. Por ello el Che, junto con Ho Chi ming (el dirigente de los vietnamitas
que luchaban contra la invasión de los EEUU) se convirtieron en las banderas de
los movimientos estudiantiles en el mundo. Gritamos entonces: “Ho, ho,
hochiming… el gobierno chin, chin, chin”. El gobierno mexicano de Díaz Ordaz,
junto al yanqui de Johnson, fueron siempre los más odiados por los millones de
manifestantes de más de una decena de países en 1968. Los yanquis en 1963
asesinaron a John F. Kennedy, en 1965, Malcom X, en 1968 Robert Kennedy y ese
mismo año el líder negro Luther King. ¿Puede olvidarse acaso que el candidato
yanqui que ascendería a presidente en 1969 era nada menos que el fascista
Richard Nixon y su secretario de Estado Kissinger?
4 El Che era un revolucionario, muy distinto a quien no lo era, en todo el
sentido de la palabra. Me apena, me da vergüenza escuchar o leer en las
biografías que de niño era muy inteligente, que en la escuela era el primero y
que sus calificaciones eran muy altas; que en su trato era muy amable, que en
su trabajo muy cumplido y que hasta recibió muchos premios; o que era muy
atento con su familia, amaba mucho a sus hijos y en el vecindario era muy
admirado. Pienso que el revolucionario es un luchador social que se enfrenta,
se confronta, se opone a las leyes burguesas y es perseguido muchas veces. Es
más como dicen: “Candil en la calle y obscuridad en su casa”. Luchar sin
demagogia por la revolución es luchar por uno mismo, su familia, su pueblo, su
país.
5. No me interesan los anecdotarios acerca de quién asesinó al Che, cómo o
dónde está enterrado. Lo mismo podría decirse de Flores Magón asesinado en 1923
en las cáceles yanquis por órdenes del gobierno mexicano de Obregón. Lo
importante es que en la lucha de clases capitalista se mantuvieron por y para
los trabajadores; lo demás son historias, descubrimientos, cuentos o relatos
que muy poco sirven a las luchas sociales. El Che Y Flores Magón, más que
pertenecer a la mitología o mantener grabados sus nombres en las paredes de los
parlamentos, lo que necesitamos saber de ellos y propagar como ejemplo es no
haber temido nunca a las confrontaciones contra la clase explotadora. (10/X/17)
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