El pasado miércoles 8 de diciembre en conocido salón de la Ciudad de México, se celebro el veinte aniversario de la fundación del Partido del Trabajo, en donde se reunió la crema y nata del petismo del país. En una mesa se encontraba el seudocomisionado nacional Arturo Pérez, desolado y abandonado por sus correligionarios, el frustrado aspirante a la diputación plurinominal en Veracruz. Tal vez este sea el pago de la actitud cerrada y déspota con la que ha tratado a los que participan en esa organización política.
Según las buenas lenguas petistas se dice que el Arturo Pérez no se encuentra en el buen ánimo del profe Alberto Anaya, que por cierto ese susodicho comisionado anduvo ofreciendo las candidaturas al mejor postor solicitando a los aspirantes la fabulosa cantidad de 100 mil pesos. ¡¡¡Órale orejón!!! Ahora ya quedo entendido que Pérez Pérez en Veracruz demostró lo que ya todos saben, corrupción, demagogia y torpeza. Por las petulancias de Pérez el PT de Veracruz no logro la ansiada votación del 2 por ciento de la votación total, por lo consiguiente pierde los derechos de las prerrogativas, el registro y la representación ante los órganos electorales en la entidad. Pero además pierde la única posición en el Congreso del Estado.
Pérez y sus secuaces se quedaron con los dineros del Partido y lógico es que el ejercito de cuidadores de casilla nunca existieron.
La falta de capacidad y de materia gris de Pérez para tomar acuerdos y enemistarse en la entidad veracruzana con todos, tuvo como consecuencia que esa ansiada diputación local nunca llegara. Ahora Deslucido y amargado quedo Pérez y compañía, tendrán que dar cuentas a la dirección nacional de su mal actuar.
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