24 de marzo de 2016

LA LUCHA NO ES POR EL DINERO, ES POR LOS JÓVENES: RECTORA DE LA UV


Sara Ladrón de Guevara González encabeza desde agosto de 2015 una lucha para que el Gobierno de Javier Duarte en Veracruz le pague a la casa de estudios un adeudo de 2 mil 300 millones de pesos. Al principio la lucha era por dinero, dice la Rectora, pero ahora también es por el respeto a la educación, a los derechos humanos y a vivir en un ambiente donde no se criminalice a los jóvenes.

Foto: Especial
La rectora lamentó que los jóvenes en Veracruz no puedan vivir tranquilos ni en paz. Foto: Especial
Por Ignacio Carvajal

Xalapa, Veracruz, 23 de marzo (SinEmbargo).– La lucha de la Universidad Veracruzana (UV) para que el Gobierno del priista Javier Duarte de Ochoa le pague 2 mil 300 millones de pesos que le debe por aportaciones estatales para la educación superior, y otros 400 millones de recursos federales, ya no es “una lucha por los dineros”, sino una defensa férrea y que seguirá creciendo por la “defensa de los derechos humanos”.
Así ubica la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara González, al movimiento que se articuló desde agosto de 2015, cuando ella públicamente le cobró al Gobernador Duarte de Ochoa, después de que éste negara sostener una deuda con la casa de estudios, y aún con eso, afirmar que era la universidad la que le debía a su administración.
¿Y por qué una lucha por los derechos humanos?, porque sin educación superior, afirma la Rectora, no hay futuro para Veracruz, la formación de más y mejores profesionistas, es la cura a la enfermedad de violencia que afecta a cada rincón de este estado habitado por unos ocho millones de personas. Un Veracruz que ya no es el que la actual Rectora conoció en su juventud, cuando iniciaba en el mundo de la arqueología y recorría, por días enteros, montes, praderas y montañas, en su faceta como arqueóloga, libre de preocupaciones por la seguridad pública.
En esos años, cuenta Sara Ladrón de Guevara a SinEmbargo, “se podía andar por el monte sin ningún pesar, y si uno encontraba a alguien, era seguro que se iba recibir ayuda”. Pero hoy en día, los mismos arqueólogos saben que salir al campo a trabajar “da pesar”, más si se encuentran personas. “Es terrible el cambio que se vive en nuestro estado”.
Más de 51 mil personas, alumnos, académicos, y sociedad en general, se sumaron a la última marcha monumental, el pasado 10 de marzo, replicada en las ciudades veracruzanas, con apoyo de otras universidades públicas, la cual es comentada como la movilización más importante de la que se tenga memoria en el estado, además, la más grande muestra de rechazo a un Gobernador.
Un movimiento académico-estudiantil que se gestó en un contexto por demás complicado en Veracruz, con un mandatario debilitado y desgastado por la crisis política, de seguridad y económica. Duarte pensaba que iba a poner al candidato a sucederlo para la minigubernatura de dos años, entre los aspirantes había varios de su gabinete, al paso del proceso interno del Partido de la Revolución Institucional (PRI), sus delfines quedaron desplazados, totalmente neutralizados por los señalamientos de desvíos millonarios de recursos por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y el actual aspirante del Partido Revolucionario Institucional a la candidatura de 2018 es Héctor Yunes Landa, quien pertenece al grupo del líder nacional del tricolor, Manlio Fabio Beltrones Rivera.
Durante su Gobierno, Duarte de Ochoa ha solicitado más de 25 préstamos que suman unos 45 mil millones de pesos de deuda con la banca privada, y mantiene empeñadas las participaciones federales, los recursos de la tenencia vehicular para periodos más allá de los 30 años. Dinero que ha sido empleado para financiar y refinanciar la deuda que él mismo y su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, le dejaron a los veracruzanos, lo que ha llevado a la pregunta reiterada de ¿dónde tiene Duarte el dinero no sólo el de la UV; también el del combate a la pobreza, el de los hospitales, el del Seguro Popular, el de la educación y el de las madres solteras, entre otros recursos que sí fueron aportados puntualmente por la Federación.
Y es la inseguridad la que ha puesto en los últimos meses a Veracruz en los titulares de medios de comunicación internacionales, después de que el mismo Gobernador dijo que no pasaba nada más allá del robo de simples “frutsis y pingüinos en los oxxos”, meses después de esa declaración, se dio la desaparición de los cinco jóvenes de Tierra Blanca, víctimas de desaparición forzada a manos de elementos de la Policía del Estado, un caso que Sara Ladrón de Guevara ubica al mismo nivel que el de los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, hace 18 meses, pues si los 43 despertaron la conciencia de México, los cinco de Tierra Blanca deberían tener el mismo efecto en los veracruzanos, salir a exigir que eso no puede estar pasando. “Es terrible que nuestros jóvenes vivan con miedo”, dice.

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Sara Deifilia Ladrón de Guevara González nació en Xalapa, Veracruz, en 1964, es antropóloga por la Universidad Veracruzana desde 1988 con especialidad en Arqueología. En 1991 obtuvo la Maestría en Arqueología e Historia del Arte por la Universidad de París I La Sorbona y en el 1996, el doctorado en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En su currículo destaca el haber sido secretaria académica de la UV (1997-2001) y directora del Museo de Antropología de Xalapa. Como arqueóloga, ha participado en unos 14 proyectos en Veracruz (la zona del Tajín es su especialidad, pero además, en la región de Occidente de México).
Tiene seis libros como autora y 14 como coautora y coordinadora, 42 artículos, cuatro reseñas, dos traducciones, así como dos libros para niños. Ha publicado en Estados Unidos, Japón, Francia, Suiza, Finlandia, China, Argentina, entre otros. Ha dictado 60 conferencias o ponencias, destacando su participación en el Museo del Louvre, en el Museo de Young en San Francisco, en la Universidad de Texas en Austin, entre otras.
Ha sido profesora invitada en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la Smith College, en Massachusetts, EU, y en la Universidad de París I-Sorbona.
La rectora que le hizo frente al Gobernador de Veracruz, pertenece al Sistema Nacional de Investigadores ininterrumpidamente desde 1993; ha sido evaluadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en programas de posgrado y en proyectos de investigación, además, habla, lee, traduce y escribe inglés y francés con fluidez. Lee y traduce italiano y portugués.
–¿En dónde está situada esta lucha por la Universidad Veracruzana?–
–Creo que hay una plena conciencia de toda la comunidad universitaria de luchar por sus derechos. Si yo comencé el 7 de septiembre pasado, durante mi segundo Informe de Labores, diciendo que había una deuda, de pronto era yo sola denunciando el tema, y ahora somos miles de voces. Hay una cohesión de toda la universidad con la conciencia, la UV es el espacio del pensamiento, de pensamiento crítico y de la libertad de expresión, que son derechos humanos. Entonces, esta es una lucha no por los dineros, sino una lucha por los derechos humanos. Así lo ubico, totalmente, por eso en mi discurso de la mega marcha no hablo de dinero, se habla de los sueños. Y los dineros pendientes son para la educación, y esa educación es el proyecto de este país, del Estado. En este momento hay una conciencia de los universitarios, y somos muchos, y eso es lo que hace a los universitarios ir a las calles, salir en orden, salir creativos, propositivos, porque estamos defendiendo un derecho humano.
¿Cuál es la relación que tiene en estos momentos con el Gobernador?
–Es que yo nunca he tenido un pleito con el Gobernador, y eso también la gente no lo entiende bien. Este no es un tema personal, es tema institucional. El Gobierno del Estado no ha entregado los recursos que son de la UV, y se lo he dicho, una y otra vez, al Gobernador. Eso no significa que yo tenga que insultarlo. Puedo decir que él jamás ha sido grosero. Es muy cordial con mi persona cuando yo me he acercado a él, y lo he hecho muchas veces, y lo seguiré haciendo para reclamar lo que es de justicia para la universidad. Yo nunca me he peleado con él, ni tengo que hacerlo
–¿Después de la segunda marcha, hay comunicación?

–Me llamó el mismo día, después de la marcha, me dijo que había estado observante de la marcha, que celebraba que se había desarrollado sin incidentes. Yo le dije que la manifestación fue de altura, de un poder ciudadano ejercido, en donde la sociedad se expresó. La llamada del Gobernador era para eso, para celebrar que no hubo incidentes. Le dije que las declaraciones suyas un día antes de la marcha, me había sorprendido, porque las cartas escritas, abiertas, que me dirigió, había avances en el reconocimiento de adeudos y los impuestos por pagar. Una serie de asuntos financieros pero que significan la política de la educación.

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