Sara Ladrón de Guevara González encabeza desde
agosto de 2015 una lucha para que el Gobierno de Javier Duarte en Veracruz le
pague a la casa de estudios un adeudo de 2 mil 300 millones de pesos. Al
principio la lucha era por dinero, dice la Rectora, pero ahora también es por
el respeto a la educación, a los derechos humanos y a vivir en un ambiente
donde no se criminalice a los jóvenes.
La rectora lamentó que los jóvenes en Veracruz no puedan vivir tranquilos ni en paz. Foto: Especial |
Por
Ignacio Carvajal
Xalapa, Veracruz, 23 de marzo (SinEmbargo).– La lucha de la
Universidad Veracruzana (UV) para que el Gobierno del priista Javier Duarte de
Ochoa le pague 2 mil 300 millones de pesos que le debe por aportaciones
estatales para la educación superior, y otros 400 millones de recursos
federales, ya no es “una lucha por los dineros”, sino una defensa férrea y que
seguirá creciendo por la “defensa de los derechos humanos”.
Así ubica la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara González, al
movimiento que se articuló desde agosto de 2015, cuando ella públicamente le
cobró al Gobernador Duarte de Ochoa, después de que éste negara sostener una
deuda con la casa de estudios, y aún con eso, afirmar que era la universidad la
que le debía a su administración.
¿Y por qué una lucha por los derechos humanos?, porque sin
educación superior, afirma la Rectora, no hay futuro para Veracruz, la
formación de más y mejores profesionistas, es la cura a la enfermedad de
violencia que afecta a cada rincón de este estado habitado por unos ocho
millones de personas. Un Veracruz que ya no es el que la actual Rectora conoció
en su juventud, cuando iniciaba en el mundo de la arqueología y recorría, por
días enteros, montes, praderas y montañas, en su faceta como arqueóloga, libre
de preocupaciones por la seguridad pública.
En esos años, cuenta Sara Ladrón
de Guevara a SinEmbargo, “se
podía andar por el monte sin ningún pesar, y si uno encontraba a alguien, era
seguro que se iba recibir ayuda”. Pero hoy en día, los mismos arqueólogos saben
que salir al campo a trabajar “da pesar”, más si se encuentran personas. “Es
terrible el cambio que se vive en nuestro estado”.
Más de 51 mil personas, alumnos, académicos, y sociedad en
general, se sumaron a la última marcha monumental, el pasado 10 de marzo,
replicada en las ciudades veracruzanas, con apoyo de otras universidades
públicas, la cual es comentada como la movilización más importante de la que se
tenga memoria en el estado, además, la más grande muestra de rechazo a un
Gobernador.
Un movimiento académico-estudiantil que se gestó en un contexto
por demás complicado en Veracruz, con un mandatario debilitado y desgastado por
la crisis política, de seguridad y económica. Duarte pensaba que iba a poner al
candidato a sucederlo para la minigubernatura de dos años, entre los aspirantes
había varios de su gabinete, al paso del proceso interno del Partido de la
Revolución Institucional (PRI), sus delfines quedaron desplazados, totalmente
neutralizados por los señalamientos de desvíos millonarios de recursos por
parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y el actual aspirante
del Partido Revolucionario Institucional a la candidatura de 2018 es Héctor
Yunes Landa, quien pertenece al grupo del líder nacional del tricolor, Manlio
Fabio Beltrones Rivera.
Durante su Gobierno, Duarte de Ochoa ha solicitado más de 25
préstamos que suman unos 45 mil millones de pesos de deuda con la banca
privada, y mantiene empeñadas las participaciones federales, los recursos de la
tenencia vehicular para periodos más allá de los 30 años. Dinero que ha sido
empleado para financiar y refinanciar la deuda que él mismo y su antecesor,
Fidel Herrera Beltrán, le dejaron a los veracruzanos, lo que ha llevado a la
pregunta reiterada de ¿dónde tiene Duarte el dinero no sólo el de la UV;
también el del combate a la pobreza, el de los hospitales, el del Seguro
Popular, el de la educación y el de las madres solteras, entre otros recursos
que sí fueron aportados puntualmente por la Federación.
Y es la inseguridad la que ha puesto en los últimos meses a
Veracruz en los titulares de medios de comunicación internacionales, después de
que el mismo Gobernador dijo que no pasaba nada más allá del robo de simples
“frutsis y pingüinos en los oxxos”, meses después de esa declaración, se dio la
desaparición de los cinco jóvenes de Tierra Blanca, víctimas de desaparición
forzada a manos de elementos de la Policía del Estado, un caso que Sara Ladrón
de Guevara ubica al mismo nivel que el de los 43 alumnos de la Escuela Normal
Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, hace 18 meses, pues si los
43 despertaron la conciencia de México, los cinco de Tierra Blanca deberían
tener el mismo efecto en los veracruzanos, salir a exigir que eso no puede
estar pasando. “Es terrible que nuestros jóvenes vivan con miedo”, dice.
***
Sara Deifilia Ladrón de Guevara González nació en Xalapa,
Veracruz, en 1964, es antropóloga por la Universidad Veracruzana desde 1988 con
especialidad en Arqueología. En 1991 obtuvo la Maestría en Arqueología e
Historia del Arte por la Universidad de París I La Sorbona y en el 1996, el
doctorado en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). En su currículo destaca el haber sido secretaria académica de la UV
(1997-2001) y directora del Museo de Antropología de Xalapa. Como arqueóloga,
ha participado en unos 14 proyectos en Veracruz (la zona del Tajín es su
especialidad, pero además, en la región de Occidente de México).
Tiene seis libros como autora y 14 como coautora y coordinadora,
42 artículos, cuatro reseñas, dos traducciones, así como dos libros para niños.
Ha publicado en Estados Unidos, Japón, Francia, Suiza, Finlandia, China,
Argentina, entre otros. Ha dictado 60 conferencias o ponencias, destacando su
participación en el Museo del Louvre, en el Museo de Young en San Francisco, en
la Universidad de Texas en Austin, entre otras.
Ha sido profesora invitada en la Escuela Nacional de Antropología
e Historia, en la Smith College, en Massachusetts, EU, y en la Universidad de
París I-Sorbona.
La rectora que le hizo frente al Gobernador de Veracruz, pertenece
al Sistema Nacional de Investigadores ininterrumpidamente desde 1993; ha sido
evaluadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en programas
de posgrado y en proyectos de investigación, además, habla, lee, traduce y
escribe inglés y francés con fluidez. Lee y traduce italiano y portugués.
–¿En dónde está situada esta lucha por la Universidad Veracruzana?–
–Creo que hay una plena conciencia de toda la comunidad universitaria de luchar por sus derechos. Si yo comencé el 7 de septiembre pasado, durante mi segundo Informe de Labores, diciendo que había una deuda, de pronto era yo sola denunciando el tema, y ahora somos miles de voces. Hay una cohesión de toda la universidad con la conciencia, la UV es el espacio del pensamiento, de pensamiento crítico y de la libertad de expresión, que son derechos humanos. Entonces, esta es una lucha no por los dineros, sino una lucha por los derechos humanos. Así lo ubico, totalmente, por eso en mi discurso de la mega marcha no hablo de dinero, se habla de los sueños. Y los dineros pendientes son para la educación, y esa educación es el proyecto de este país, del Estado. En este momento hay una conciencia de los universitarios, y somos muchos, y eso es lo que hace a los universitarios ir a las calles, salir en orden, salir creativos, propositivos, porque estamos defendiendo un derecho humano.
¿Cuál
es la relación que tiene en estos momentos con el Gobernador?
–Es que yo nunca he tenido un pleito con el Gobernador, y eso
también la gente no lo entiende bien. Este no es un tema personal, es tema
institucional. El Gobierno del Estado no ha entregado los recursos que son de
la UV, y se lo he dicho, una y otra vez, al Gobernador. Eso no significa que yo
tenga que insultarlo. Puedo decir que él jamás ha sido grosero. Es muy cordial
con mi persona cuando yo me he acercado a él, y lo he hecho muchas veces, y lo
seguiré haciendo para reclamar lo que es de justicia para la universidad. Yo
nunca me he peleado con él, ni tengo que hacerlo
–¿Después de la segunda marcha, hay comunicación?
–Me llamó el mismo día, después de la marcha, me dijo que había
estado observante de la marcha, que celebraba que se había desarrollado sin
incidentes. Yo le dije que la manifestación fue de altura, de un poder
ciudadano ejercido, en donde la sociedad se expresó. La llamada del Gobernador
era para eso, para celebrar que no hubo incidentes. Le dije que las
declaraciones suyas un día antes de la marcha, me había sorprendido, porque las
cartas escritas, abiertas, que me dirigió, había avances en el reconocimiento
de adeudos y los impuestos por pagar. Una serie de asuntos financieros pero que
significan la política de la educación.
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