Por Redacción / Sin Embargo febrero 3, 2014 -
Por Julián Rodríguez Marín
México, 3 feb (EFE).- El cártel de Los
Zetas es la franquicia criminal más violenta y más diversificada en las últimas
dos décadas en México, con 24 actividades ilícitas, como narcotráfico,
extorsión, secuestros y tráfico de personas, dijo a Efe el
escritor Ricardo Ravelo.
“Los Zetas impusieron una nueva modalidad de la violencia, convirtieron
las matanzas en un medio para amedrentar a la sociedad y ganar territorio,
pusieron de moda las decapitaciones y desmembramiento de cuerpos”, afirmó
Ravelo en una entrevista para hablar sobre su reciente libro “Zetas, la
franquicia criminal”.
El autor, quien ha escrito seis libros sobre el crimen organizado de
México, explicó que Los Zetas volvieron noticia todos los hechos de sangre y
llevaron a las primeras planas las imágenes de la muerte, con lo que vencieron
la estrategia de comunicación del Gobierno de acallar hechos de violencia.
Ravelo recordó que los Zetas fueron creados como el brazo armado del
cártel del Golfo cuando era dirigido por Usiel Cárdenas en 1997 y desde
entonces comenzaron a crecer y a imponerse, hasta convertirse en 2006 en cártel
organizado y extenderse a gran parte del país y a Guatemala, Costa Rica, Panamá
y Colombia.
En menos de diez años, Los Zetas se convirtieron en el segundo grupo
criminal en el país, solo superado por el cártel de Sinaloa, que dirige Joaquín
“El Chapo” Guzmán.
A diferencia de la estructura piramidal de otros cárteles, los Zetas
establecieron una organización horizontal con células llamadas “estacas”, cada
una con una base de sicarios, informantes y una unidad contable, que les brinda
una mayor flexibilidad.
“Los Zetas han sembrado el terror en todos los territorios donde se
asientan, secuestran empresarios, ganaderos, comerciantes, extorsionan a todo
tipo de negocios, cobran renta a prostíbulos, cantinas, bares, tiendas,
restaurantes, hasta los limpiabotas”, explicó el periodista y escritor.
También pusieron de moda los despojos de propiedades, ranchos, minas,
casas, y muchas veces van con notarios para que el despojo de los propietarios
parezca como una compraventa.
Añadió que a diferencia de los grupos del narcotráfico que buscan el
menor ruido posible y que no haya agitación en los territorios que dominan, los
Zetas imponen el terror y la violencia.
Ravelo señaló que la guerra contra el crimen organizado que declaró
durante su gestión el presidente Felipe Calderón (2006-2012) permitió la
expansión de los Zetas a todo el país y hacia el exterior.
“Los cárteles colombianos se quedaron con el suministro de drogas, pero
los mexicanos se encargaron del trasiego; la droga tiene una primera bodega en
Costa Rica, la segunda en Guatemala y el cruce es por Chiapas (este de México),
y llega a Querétaro (centro) para su envío a diversos puntos fronterizos”,
afirmó el autor.
Ravelo afirmó que desde finales de los años 90, el Gobierno comenzó a
crear una estrategia para desactivarlos y prácticamente la mayoría de los Zetas
originales ya están presos o muertos y no queda ninguno libre.
El escritor no cree en las versiones oficiales de la muerte de uno de
los más recientes líderes del grupo, Heriberto Lazcano, quien presuntamente
murió en un enfrentamiento el 7 octubre de 2012, aunque su cadáver, según el
Gobierno, fue robado de una funeraria un día después.
También opina que la detención de Miguel Treviño Morales, el Z-40,
también líder de Los Zetas, registrada el pasado 15 de julio, puede obedecer a
un acuerdo.
“Pocos creemos la versión de que Lazcano murió, también pensamos que es
poco creíble que el Z-40 haya caído en un operativo”, indicó.
Ravelo aseguró que es difícil que pueda acabarse con el crimen
organizado en general y el narcotráfico en particular, debido a que es la única
industria que crece y genera empleos.
Hay lavadores, informantes y muchas otras actividades, mientras que la
economía es incapaz de crear el millón de empleos anuales que se requieren
anualmente, agregó.
“El tejido social se descompone más, no hay oportunidades, el crimen
capta a todos los desertores del Ejército, de las diversas policías, todos son
carne de cañón del crimen organizado. Este escenario se ha industrializado,
surgen franquicias como los Zetas”, señaló.
La estrategia no solo es combatir con
la fuerza al crimen, sino también se deben generar empleos para que la gente no
se involucre en la delincuencia por necesidad, añadió el autor. EFE
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