Ni las bendiciones, ni las misas a las que asistieron Enrique
Peña Nieto y sus muchachitos durante la visita del Papa Francisco a nuestro
país, ni la comunión en la Basílica de Guadalupe, nos salvarán de lo que viene.Con la política económica, de Videgaray y
Carstens, vamos directo al matadero. La decisión de recortar en 132 MMDP
el gasto público y aumentar las tasas de interés no es más que un
reconocimiento del fracaso de las llamadas reformas estructurales, mismas que ni de ‘chiste’ el Santo Padre mencionó como una
de las principales causantes de nuestra desgracia; menos hizo alusión al
plan de exterminio de mexicanos –consecuencia tangible del voraz capitalismo
para el que trabaja- y que se refleja en los muchos más de 43 desaparecidos de
Ayotzinapa. La muy cara y ociosa visita que resultó en una campaña publicitaria para ‘bendecir’ al máximo
de nuestros verdugos El PRIAN y sus nefastos representantes, agenda pactada
para manipular, distraer y ocultar entre otras cosas que a militares mexicanos ya los están
utilizando como ‘carne de cañón’ en conflictos bélicos de Estados Unidos y sus
aliados…
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