2 de marzo de 2016

SI LA IDEA ES QUEBRAR A PEMEX, ¿CON QUÉ DINERO VAN A MOVER A MÉXICO?


Petróleos Mexicanos (Pemex), empresa del Estado que aporta hasta un 29 por ciento de los ingresos del Gobierno federal, vive lo que expertos consideran puede ser el peor momento de sus casi 78 años: un informe de 2015 presentado ayer muestra que, a la presión internacional por la caída de los precios del petróleo, se suma una producción en declive de crudo, gas natural y petroquímicos.
El resultado hasta diciembre de 2015, de acuerdo con el informe entregado ayer a sus inversionistas a través de la Bolsa Mexicana de Valores, es una reducción en las ventas totales de 28 por ciento, aumento del 19 por ciento en el costo de la producción y, en total y pérdidas 522 mil millones de pesos; casi el doble de las registradas en 2014.
A esta disminución de los ingresos de la hoy denominada empresa productiva del Estado se suma un recorte de cien mil millones de pesos anunciado el pasado 17 de febrero por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); medida que, de acuerdo con lo anunciado ayer por el nuevo director general de Pemex, José Antonio González Anaya, se enfrentará con una reducción de 46 mil 800 millones de pesos en Exploración y Producción (PEP), su principal fuente de ingresos.
Pero la medida, dice la analista Miriam Grunstein, es una forma “muy agresiva” de forzar a la empresa a buscar recursos propios y a utilizar los instrumentos previstos en la Reforma Energética para estimular una mayor participación de la inversión privada.
Y es también, dice el profesor en Políticas de la Energía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Víctor Rodríguez Padilla, parte de la política de la actual administración federal encaminada a “quebrar” a una empresa que todavía, dice, es la fuente de la tercera parte de los ingresos del presupuesto federal.
“Es su peor momento”, dice Rodríguez Padilla en entrevista.

“Porque por un lado se acumuló el precio del petróleo, pero eso fue lo que precipitó una pésima gestión de la empresa en los últimos años, desde 2008, que empezaron a querer privatizar. Es una gestión a propósito para llevarla al punto de la quiebra (…)

La caída en los precios del petróleo nada más precipita la mala administración, pero ya venía una mala intención de destruir a Pemex para justificar la Reforma Energética”, agrega.

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