Para el autor de Quinteto islámico, no sorprende el estado actual del país: es el resultado lógico del neoliberalismo.
Tariq Ali es ensayista, historiador y cineasta. Es
asesor del canal de televisión sudamericano Telesur y autor del libro Piratas del caribe .
El eje de la esperanza . Acaba de terminar de escribir
un guión de cine acerca de Lenin que quizá filme Oliver Stone.
La gran debilidad del movimiento bolivariano en Venezuela es que
dependía demasiado de Chávez, y eso se lo dije. Le molestaba, pero lo
reconocía, comentó Ali en entrevista
|
El escritor en calles del Centro Histórico de la ciudad de México. Esta
tarde charlará en el Foro 1 con el público que asista a la Feria Internacional
del Libro en el ZócaloFoto Cristina Rodríguez
|
Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
Lunes 21 de octubre de 2013, p. 8
Lunes 21 de octubre de 2013, p. 8
En México, como en varios países del
mundo, la democracia está dejando de existir gradualmente para dar paso a un
régimen de totalitarismo suave, producto, por supuesto, del
neoliberalismo, afirma en entrevista conLa Jornada el ensayista,
historiador y cineasta Tariq Ali (Pakistán, 1943).
El también periodista
se encuentra en el Distrito Federal, invitado por los organizadores de la 13
Feria Internacional del Libro (FIL) en el Zócalo para participar en varias
tertulias públicas y compartir sus agudos análisis acerca de los movimientos
sociales, los fundamentalismos y las nuevas formas de operación del
imperialismo, entre otros temas.
La cita con el
escritor es en un hotel en el Centro Histórico, en medio de calles vigiladas
por granaderos y decenas de vehículos de la policía en los alrededores. Tariq
Ali sale, observa a los uniformados, pide que se le haga una foto con ellos
detrás y señala: No me sorprende lo que ocurre ahora en México; es el
resultado lógico de las políticas neoliberales que hasta hace no mucho tenían
ciertos controles, pero se han perdido todo tipo de restricciones y los
neoliberales hoy operan libremente; lo malo es que esto se puede poner aún
peor, es un proceso de degeneración.
El autor lamentó que
en el país se estén aceptando como normales los viejos hábitos totalitarios que
ya se conocían: En esta normalización, no importa qué partido gane, si es
de derecha o de centro izquierda, pues se trata de un sistema en el que el
partido totalitario tiene un control hegemónico y domina todo el sistema.
La vez anterior que
Ali estuvo en México fue en 2007, cuando participó en la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara. Iniciaba el gobierno de Felipe Calderón. El escritor
afirmó entonces que Estados Unidos había trabajado muy duro para que su candidato
ganara. (La Jornada, 2 de diciembre de 2007)
En todo el mundo
siempre existe un pensamiento: las cosas no se pueden poner peor, pero sí, se
ponen peor. Cuando estuve aquí hace seis años, muchas personas esperábamos que
ante una elección tan claramente manipulada los ciudadanos se enardecerían y
habría protestas, pero eso no sucedió, el proceso continuó, explica.
Por tal motivo,
puntualiza: “Para que un sistema cambie se requiere la participación activa de
todos los agentes de la sociedad. En el momento en que un grupo o movimiento se
rehúsa a participar, como hicieron los zapatistas que entonces dijeron
‘nosotros no nos ensuciamos las manos en asuntos como la política’, en ese
momento se imposibilita el cambio. Es la misma posición que están tomando losindignados en
España.
Esos argumentos, el
decir que la política es sucia y abandonar todo, no nos sirve. Si no se actúa
con las herramientas del sistema político se abandona cualquier posibilidad de
cambio.
Tariq Ali, asesor del
canal de televisión sudamericano Telesur, con sede en Caracas, y autor del libroPiratas
del caribe. El eje de la esperanza, en el cual presenta una semblanza
de Fidel Castro, Evo Morales y Hugo Chávez, afirma que el único país donde hay
un auténtico avance y cambio de sistema es Venezuela. No llamo a lo que
sucede ahí una auténtica revolución, pero sí existe un trabajo real en pro de
los pobres; es la única región que se está moviendo hoy día en esa dirección.
En México hubo esa posibilidad de cambio. Si el grupo que empujó a Calderón no
hubiera manipulado las elecciones, este país estaría marchando en aquella
dirección.
Ahora, lo que podría
funcionar, añade, es la combinación de un líder carismático con un ideario
claro que defienda con pasión, y un movimiento social que lo apuntale y se
encargue de que ese programa sea una realidad. Pero los líderes no caen del
cielo, son producto de situaciones muy concretas. México tiene una tradición
rica en ese aspecto, ahí esta la Revolución campesina de 1910, empujando al
país a cambiar, o el modelo de República de Lázaro Cárdenas, que empujaba a la
nación en dirección de la gente más desprotegida. No hay un solo tipo de líder,
lo importante es que empujen a la nación en la dirección correcta.
A propósito de las
revelaciones que el ex agente Edward Snowden hizo al semanario alemán Der
Spiegel,difundidas ayer domingo, respecto de que la Agencia de Seguridad
Nacional estadunidense (NSA, por sus siglas en inglés) espió el correo
electrónico del ex presidente, Ali bromea: Hay que decirle a Snowden que
lo que realmente nos interesa saber no es cuántos tequilas se echaba Calderón,
sino cómo y qué intereses manipularon esas elecciones.
Tariq Ali ha sido
activista político desde los años 60; estudió Ciencias Políticas y Filosofía en
Oxford. En 1990 empezó a escribir ficción, entre sus novelas más conocidas
están las agrupadas en la serie Quinteto islámico.Su obra The
Shadows of the Pomergranate Tree, un estudio sobre la decadencia de la
civilización musulmana, fue galardonada en 1994 en España como la mejor novela
extranjera con el Premio Arzobispo Juan Clemente del Instituto Rosalía de
Castro.
Insiste en que
“vivimos en un mundo dominado por lo que llamo el ‘extremo centro’, una
corriente que apoya las guerras, el combate, el abuso, el despojo y el
comportamiento neoliberal que se ve en todo el mundo.
“En México, el
enemigo es doble: no sólo la oligarquía local, sino el gran imperio
estadunidense, pues es un país estratégicamente muy importante, por eso el
vecino del norte siempre va a invertir y gastar lo que sea necesario para que
la oligarquía aquí se mantenga donde está.
“La izquierda,
cualquiera que ésta sea, tiene que entender que cuando ataca los intereses de
la oligarquía local, ataca al imperio. Los actos simbólicos son muy
importantes, pero por sí solos no logran mucho. Todo esto se ha visto en Europa.
“El único país donde
los movimientos de izquierda tienden hacia algo distinto es en Grecia. La clase
media está aterrada con la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza), que ha
fusionado en un partido único las facciones y organizaciones que hasta ahora la
componían, con el propósito de reforzar sus posibilidades de convertirse en
alternativa de gobierno.
“El líder de este
partido, Alexis Tsipras, con quien hablé la semana pasada, es un tipo muy capaz
e inteligente. Le preguntaron que a quién admiraba en el mundo y respondió Hugo
Chávez; de inmediato todos los medios europeos se fueron sobre él. Pero no
cambió su discurso.
“Se necesitan líderes
como estos. Hugo Chávez fue una persona con mucha pasión, no tenía miedo a
decir lo que pensaba. Combinado con un movimiento social fuerte empujó al
cambio. Su ausencia es un golpe duro, se pierde mucho, pero tampoco debemos
pensar que un movimiento depende de una sola persona, estaríamos condenados al
fracaso.
“La gran debilidad
del movimiento bolivariano en Venezuela es que dependía demasiado de Chávez, y
eso se lo dije. Le molestaba, pero lo reconocía y me explicaba: ‘Ese es el
problema que enfrentamos, pues toda la clase media es hostil a nuestro
proyecto, si no lo entiendes es que no estás viendo el cuadro completo’.
“Era cierto, Chávez y
su grupo estaban muy aislados de ese sector que tradicionalmente produce a los
intelectuales y a los voceros de la sociedad. Un intelectual de izquierda de
una universidad, amigo mío, al preguntarle por qué no apoyaba a Hugo Chávez me
respondió: ‘Es que nosotros no apoyamos a un zambo, alguien que tiene sangre de
esclavo’.
Nunca he visto un
racismo tan marcado como el que hay en Venezuela. El odio que generaba Chávez
en algunos sectores de la sociedad era terrible, en los medios de comunicación
lo llegaron a llamar mono, debido a ese racismo tan profundo. Por eso tuvo que
trabajar desde cero para integrar a la sociedad en su proyecto, ese fue su gran
problema. Hoy, el otro es que Nicolás Maduro no sólo no es Chávez, sino que pretende
un error, política y sicológicamente, grandísimo, tratando de serlo.
Tariq Ali acaba de
terminar de escribir un guión de cine acerca del líder revolucionario ruso
Vladimir Illich Lenin (1870-1924) que quizá lleve a la pantalla grande Oliver
Stone para conmemorar el centenario de la revolución bolchevique de 1917. Un
proyecto que le parece de suma importancia, pues “vivimos en un mundo en el que
todos conspiran contra la memoria, pues la historia ofrece soluciones a los
ciudadanos. Sin el enorme sacrificio del pueblo ruso y las victorias claves del ejército
rojo la guerra no hubiera acabado como acabó. En muchos lugares no lo
niegan, pero tampoco hablan de eso.
“Es una tendencia en
todo el mundo hacer sentir que la historia es peligrosa, y la gente de
izquierda, que de repente se convirtió en posmoderna y empezó a jugar con
algunos conceptos, es parcialmente responsable de esto.
También estoy por
terminar un libro cuyo objetivo es demostrar que el imperio estadunidense no ha
terminado, ahí está y es fuerte. Que la izquierda diga lo contrario es muy
peligroso, concluyó el autor, quien charlará esta tarde a las 17 horas en el
Foro 1 con el público que asista a la Feria Internacional del Libro en el
Zócalo de la ciudad de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario