NOÉ ZAVALETA
Graduación de policías estatales en Veracruz. Foto: Rubén Espinosa |
XALAPA, Ver., (apro).- Jacqueline
Espejo Moctezuma, oficial del agrupamiento carretero de la Secretaría de
Seguridad Pública (SSP) de Veracruz, denunció maltrato psicológico, golpes y
amenazas de muerte por parte de elementos del cuerpo de elite y de reacción
inmediata de la Policía Estatal Acreditable.
En rueda de prensa, la joven refirió que el pasado jueves 3,
después de abandonar el Cuartel San José, fue interceptada por la
patrulla número 1397. De la unidad, dijo, bajaron cuatro policías encapuchados que
la obligaron a descender del taxi 6859 y, posteriormente, la esposaron de pies
y manos, le pusieron vendas en los ojos, la golpearon y la torturaron.
De acuerdo con la oficial, estuvo retenida durante cuatro días,
y mediante tortura en las instalaciones la Academia de Policía de El Lencero,
dijo, querían obligarla a que aceptara la posesión de varios tabiques de
mariguana. Al negarse, los policías de elite la mantuvieron día y noche a punta
de patadas y cachetadas.
“Me dijeron que confesara la posesión de esos tabiques de
mariguana, que sabían dónde vivían mis hijos y que no me quisiera pasar de
pendeja, porque me iba a cargar la madre. Un policía me puso una pistola en la
sien y cortó cartucho, me dijo: si no confiesas, aquí te carga la chingada”,
expuso.
El conductor del taxi, Andrés Aguilar Marín, de 37 años, también
fue detenido por los cuerpos de elite y de reacción inmediata de la SSP. Este
viernes, señaló la hermana del taxista, cumple 15 días de desaparecido.
Según María del Rosario Aguilar, ya buscó a Andrés en los
separos de la Policía Municipal, el Ministerio Público, la Cruz Roja, el penal
de Villa Aldama y el de Pacho Viejo, así como en hospitales, pero en ningún
lugar se le ha visto.
“Lo último que supe de él fue que lo retuvieron junto con la
policía Jacqueline. Ella era cliente de mi hermano, le pagaba quincenalmente
para que todos los días la recogiera del cuartel cuando concluía su turno. Ella
me dice que la última vez que lo vio, policías estatales lo estaban golpeando
en la Academia de El Lencero. No supe más de él”, subrayó.
La hermana del taxista dijo que ya interpuso un amparo bajo la
figura del “Habeas Corpus”, para que autoridades ministeriales realicen un
cateo en las instalaciones de El Lencero para ver si en ese lugar se encuentra
el taxista.
“Andrés Aguilar fue detenido ilegal y arbitrariamente sin orden
de aprehensión alguna, siendo privado de su libertad y exponiendo su integridad
personal, por lo que se teme que sufra maltratos, torturas, alguna de las penas
prohibidas por el artículo 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, e inclusive privación de la vida”, manifestó la abogada Pía Irene
Salazar.
En el amparo se responsabiliza al titular de la SSP del estado,
Arturo Bermúdez Zurita; al director de operaciones de la misma dependencia,
José Manuel Martínez, y al comandante de la División de la Policía Estatal,
Arturo Paredes Guevara, por cualquier lesión, herida o privación de la vida
contra Andrés Aguilar Marín.
“Desde el 3 de octubre que mi hermano no llegó a dormir a la
casa, no he sabido nada. Fue hasta el día 13 que pude localizar a Jacqueline
Espejo, ella me narra todo lo sucedido y me dice que elementos policiacos de
Seguridad Pública la habían soltado, pero que mi hermano se había quedado
detenido en la academia de policía. El día 14 me presente a la Unidad Integral
de Procuración de Justicia del Distrito Judicial de Xalapa para presentar la
respectiva denuncia por la desaparición forzada de mi hermano”, detalló la
hermana del taxista.
Por su parte, Jaqueline Espejo precisó que durante los cuatro
días que elementos de la Policía Estatal Acreditable la mantuvieron
secuestrada, la investigaron para saber si tenía más familiares en la
corporación policíaca.
La oficial recordó que le insistían sobre su parentesco con el
comandante Omar Espejo, y la presionaban para que aceptara vínculos con la
delincuencia organizada.
“Llevo 10 años como policía en el sector carretero, vivo en
Jardines de Xalapa, en un modesto departamento, soy madre soltera, ¿cómo voy a
tener vínculos con el narco?”.
Al cuarto día, después de ser liberada, Espejo se presentó en
sus oficinas para dar parte de lo sucedido. Como respuesta le entregaron el
oficio SSP-A/DA/SRH/MOV/./1671ª/2013, donde la corporación le notificaba su
traslado a la comandancia municipal de Panuco, en la línea fronteriza con
Tamaulipas, asignada como elemento de patrullaje.
La instrucción –señala el documento– fue dada por acuerdo de
Arturo Bermúdez Zurita, titular de la corporación.
“El mensaje para mí fue muy claro: me mandan de operativo a
Panuco, en la comandancia, donde más caliente está la zona por el narcotráfico.
En mis 10 años como oficial yo ya era del sector carretero, pero
administrativo. Cumplo casi siete años sin usar pistola, me envían allá para
que no vuelva, no con vida”, narró.
Espejo Moctezuma llegó a la rueda de prensa con un collarín,
debido a las lesiones en el cuello. Según el dictamen médico del IMSS, la
oficial resultó con las tráqueas “desviadas” a causa de los golpes, y sus
radiografías muestran algunos órganos inflamados.
Jaqueline expuso que decidió hacer la denuncia pública porque
teme por su vida y la de sus hijos, y porque quiere que se haga justicia y se
investigue a los elementos de la Policía Estatal Acreditable que la levantaron y mantuvieron retenida por varios días
bajo tortura, amenazándola sin ningún motivo.
También, dijo, en solidaridad con el taxista y su familia,
quienes están desesperados por no dar con su paradero.
“En cuanto hablé con mis jefes les expuse muy claro lo siguiente:
si a mí me detuvieron por presunta portación de mariguana, ¿por qué no me
pusieron a disposición de las autoridades correspondientes del Ministerio
Público Federal o ingresada en una celda bajo cargos o presunto delito? No, no
fue así, me tuvieron retenida de forma ilegal”, apuntó.
Las acusaciones de Jacqueline Espejo y María del Rosario Aguilar
en contra de la SSP de Veracruz coinciden con la detención arbitraria del
reportero del Diario AZ, Carlos Hernández, quien en octubre de 2012
fue detenido por integrantes de la Policía Estatal Acreditable. El periodista
fue encerrado en El Lencero, donde lo golpearon y torturaron.
Dos días después de su detención, los policías lo entregaron al
Ministerio Público Federal bajo cargos de posesión de enervantes. El periodista
quedó libre 12 horas después, debido a que no se encontraron pruebas en su
contra.
En la detención del activista y fotógrafo Juan Alberto Arellano
Mariano, el pasado 14 de septiembre, durante el desalojo de maestros en la
Plaza Lerdo, las fuerzas especiales de Seguridad Pública actuaron de la misma
manera: lo acusaron de portación de armas de grueso calibre y posesión de
enervantes. Alberto Arellano obtuvo su libertad 12 horas después.
En la desaparición de ocho policías municipales de Úrsulo
Galván, reportada el 11 de enero pasado, familiares y amigos de los oficiales
también responsabilizan a los cuerpos de elite.
FUENTE: proceso
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