Algo muy usual por parte del gobierno del estado a cargo de Javier Duarte de Ochoa, es enviar a sus esbirros para intentar amedrentar a sus supuestos enemigos. Por lo regular quienes nos dedicamos al periodismo independiente, estamos en latente peligro al ser el centro de constantes acosos como este caso puede venir tanto del área de Comunicación Social del gobierno del estado a como de la Procuraduría General de Justicia en Veracruz (PGJV) y de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) los cuales han sido vehículo de constantes críticas y señalamientos por parte de los diferentes medios de comunicación independiente.
Desafortunadamente el panorama no
cambia en el estado. Los periodistas incómodos son violentados en reiteradas
ocasiones por parte de las autoridades en diferentes formas, pero la más
alarmante, es cuando rebasan la privacidad de los responsables de los medios de
comunicación a tal grado de enviar mensajes claros y certeros al intentar
provocar miedo, con la finalidad de hacer que se deje de informar sobre cada
una de las incapacidades por parte de quienes están viviendo del erario
público.
El utilizar los recursos del estado –elementos de la AVI, policías estatales y municipales, etc. los cuales son pagados con nuestros impuestos para hacer “trabajitos”- son actos vandálicos y no tienen nada que ver con las actividades intrínsecas de cada uno de estos empleados del gobierno. Es ya un recurso recurrente por parte del gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa, el de intimidar a quienes los señalan de corruptos. Es cobardía -y máxime cuando no se da la cara para hacerlo- de intentar amordazar a la libertad de expresión de la forma que siempre lo hace. Ordenar que se vigilen los movimientos de los responsables de los medios de comunicación incómodos, para luego atacarlos, tilda en verdad en lo indigno y falta de moralidad.
El día de ayer notifiqué sobre una camioneta de la Agencia Veracruzana de Investigación de la PGJV que se encontraba estacionada -con personal dentro de ella- en la acera de mi domicilio. Con todo el cinismo, estos mantenían toda su atención hacia mi vivienda y cuando inesperadamente les salí a escena, inmediatamente emprendieron la huida de manera escandalosa, al patinar sus llantas sobre el pavimento. Esta actitud no hizo más que exaltarme, pues la forma de irse era totalmente innecesaria.
La situación se hizo pública a nivel nacional. Gracias al compromiso latente de Difunet, quienes siempre han brindado su apoyo al periodismo a nivel nacional, siempre en contra de la represión que constante emerge por parte de las autoridades estatales y municipales, actos que pretenden mancillar a la libertad de expresarse.
Lo más preocupante de la situación que se vive en el estado de Veracruz, es la falta de solidaridad y compromiso de los compañeros periodistas de los distintos medios de comunicación con el gremio; no se inmutan sobre las agresiones que el estado instaura en contra de algunos compañeros y callan tan dolorosamente, que hasta llega indignar la forma como se venden. Se repliegan y jamás mueven un dedo por protegerse unos a otros, pues hacerlo, incurriría a tener trastocar los intereses económicos personales que han logrado con el área de Comunicación Social.
Terrible. Del gran número de periodistas que hay a nivel local y estatal, sólo unos cuantos compañeros alertaron sobre la situación vivida y mostraron su absoluto apoyo acerca de la situación prevaleciente. Los demás, literalmente dominados, callaron e ignoraron los hechos.
Con este acto se pudo lograr constancia de la situación tan grave en el que se encuentra el periodismo veracruzano en el estado, luego de que la información real no está siendo trabajado por trastocar los convenios publicitarios. El diagnóstico se puede considerar es crítico y vergonzoso, pues se pudo hacer constancia hasta qué grado se ha condicionado la información de casi la mayoría de los medios de comunicación tanto en el estado, como a nivel local. Crítico en verdad.
Por parte de las redes sociales afortunadamente se pudo constatar mucho apoyo. Podemos sentirnos aventajados con la existencia de estos espacios los cuales tienden a rotar información a nivel nacional e internacional de manera casi inmediata. Acto que también agradezco y de los cuales me siento muy fortalecida. Ese grupo de personas que se informan, critican, analizan y denuncian, son al término de cualquier ejercicio periodístico, los que enaltecen el trabajo del comunicador. Incómodos para mentes condicionadas como las que conforman los diversos medios de comunicación “maiceados” por el gobierno o por parte de personas con limitados conocimientos en el tema, sector que realmente no preocupan ni ocupan.
En fin, el mundo es mundo y hay que dejarlo rotar. Mientras la convicción de AGN Veracruz y mi columna Fuera de Foco sea desarrollada bajo los mismos estándares de objetividad y ética, es un tiempo invertido valioso y bien canalizado.
Agradezco también las muestras de cariño sobre está difícil situación del hostigamiento de la que fui objeto a todos mis contactos de las redes sociales, quienes compartieron y opinaron sobre los hechos tanto públicamente como en privado.
Para Difunet, mis más sinceras consideraciones por la respuesta a la información emitida sobre la situación vivida. Respuesta y apoyo que les agradecemos tanto su segura servidora como el equipo de AGN Veracruz.
En conclusión, reitero que este acto lo podemos considerar como una acción cobarde por parte de las autoridades. El intentar amedrentar a quienes no convergemos con la forma de desempeñarse y sobre todo, quienes señalamos todas sus incapacidades y falta de moral para gobernar el estado de Veracruz, la podemos considerar como una bajeza de poca monta.
Una pérdida triste y dolorosa
Los seres humanos no entendemos de la fragilidad de la existencia hasta cuando un ser querido puede pasar de un segundo a otro de estar sano a debatirse entre la vida y la muerte. El día ayer, una mala noticia por parte del personal médico del Hospital General de Veracruz –aproximadamente a las 21:00 horas- inundó la sala de espera, cuando notificaron a los familiares de Juan Nicolás Cazarín Duarte, mejor conocido como “Pochitoque I”, quien obtendría ese mote al ser rey del Carnaval en el 2007, de su lamentable fallecimiento.
Descanse en paz. Le brindamos nuestro fraternal apoyo a su familia, quienes se mantuvieron en el área de terapia intensiva del HGV de Alta Especialidad, con la convicción de poder lograr que su estado de salud mejorara. Sus amigos quienes nunca dejaron de acompañar a sus familiares, se mantuvieron constantes en sus visitas desde su ingreso y podía detectarse el cariño que le profesaban a tan famoso ser humano.
Enviamos un entrañable abrazo a su madre y hermanos, por esta dolorosa pérdida.
El utilizar los recursos del estado –elementos de la AVI, policías estatales y municipales, etc. los cuales son pagados con nuestros impuestos para hacer “trabajitos”- son actos vandálicos y no tienen nada que ver con las actividades intrínsecas de cada uno de estos empleados del gobierno. Es ya un recurso recurrente por parte del gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa, el de intimidar a quienes los señalan de corruptos. Es cobardía -y máxime cuando no se da la cara para hacerlo- de intentar amordazar a la libertad de expresión de la forma que siempre lo hace. Ordenar que se vigilen los movimientos de los responsables de los medios de comunicación incómodos, para luego atacarlos, tilda en verdad en lo indigno y falta de moralidad.
El día de ayer notifiqué sobre una camioneta de la Agencia Veracruzana de Investigación de la PGJV que se encontraba estacionada -con personal dentro de ella- en la acera de mi domicilio. Con todo el cinismo, estos mantenían toda su atención hacia mi vivienda y cuando inesperadamente les salí a escena, inmediatamente emprendieron la huida de manera escandalosa, al patinar sus llantas sobre el pavimento. Esta actitud no hizo más que exaltarme, pues la forma de irse era totalmente innecesaria.
La situación se hizo pública a nivel nacional. Gracias al compromiso latente de Difunet, quienes siempre han brindado su apoyo al periodismo a nivel nacional, siempre en contra de la represión que constante emerge por parte de las autoridades estatales y municipales, actos que pretenden mancillar a la libertad de expresarse.
Lo más preocupante de la situación que se vive en el estado de Veracruz, es la falta de solidaridad y compromiso de los compañeros periodistas de los distintos medios de comunicación con el gremio; no se inmutan sobre las agresiones que el estado instaura en contra de algunos compañeros y callan tan dolorosamente, que hasta llega indignar la forma como se venden. Se repliegan y jamás mueven un dedo por protegerse unos a otros, pues hacerlo, incurriría a tener trastocar los intereses económicos personales que han logrado con el área de Comunicación Social.
Terrible. Del gran número de periodistas que hay a nivel local y estatal, sólo unos cuantos compañeros alertaron sobre la situación vivida y mostraron su absoluto apoyo acerca de la situación prevaleciente. Los demás, literalmente dominados, callaron e ignoraron los hechos.
Con este acto se pudo lograr constancia de la situación tan grave en el que se encuentra el periodismo veracruzano en el estado, luego de que la información real no está siendo trabajado por trastocar los convenios publicitarios. El diagnóstico se puede considerar es crítico y vergonzoso, pues se pudo hacer constancia hasta qué grado se ha condicionado la información de casi la mayoría de los medios de comunicación tanto en el estado, como a nivel local. Crítico en verdad.
Por parte de las redes sociales afortunadamente se pudo constatar mucho apoyo. Podemos sentirnos aventajados con la existencia de estos espacios los cuales tienden a rotar información a nivel nacional e internacional de manera casi inmediata. Acto que también agradezco y de los cuales me siento muy fortalecida. Ese grupo de personas que se informan, critican, analizan y denuncian, son al término de cualquier ejercicio periodístico, los que enaltecen el trabajo del comunicador. Incómodos para mentes condicionadas como las que conforman los diversos medios de comunicación “maiceados” por el gobierno o por parte de personas con limitados conocimientos en el tema, sector que realmente no preocupan ni ocupan.
En fin, el mundo es mundo y hay que dejarlo rotar. Mientras la convicción de AGN Veracruz y mi columna Fuera de Foco sea desarrollada bajo los mismos estándares de objetividad y ética, es un tiempo invertido valioso y bien canalizado.
Agradezco también las muestras de cariño sobre está difícil situación del hostigamiento de la que fui objeto a todos mis contactos de las redes sociales, quienes compartieron y opinaron sobre los hechos tanto públicamente como en privado.
Para Difunet, mis más sinceras consideraciones por la respuesta a la información emitida sobre la situación vivida. Respuesta y apoyo que les agradecemos tanto su segura servidora como el equipo de AGN Veracruz.
En conclusión, reitero que este acto lo podemos considerar como una acción cobarde por parte de las autoridades. El intentar amedrentar a quienes no convergemos con la forma de desempeñarse y sobre todo, quienes señalamos todas sus incapacidades y falta de moral para gobernar el estado de Veracruz, la podemos considerar como una bajeza de poca monta.
Una pérdida triste y dolorosa
Los seres humanos no entendemos de la fragilidad de la existencia hasta cuando un ser querido puede pasar de un segundo a otro de estar sano a debatirse entre la vida y la muerte. El día ayer, una mala noticia por parte del personal médico del Hospital General de Veracruz –aproximadamente a las 21:00 horas- inundó la sala de espera, cuando notificaron a los familiares de Juan Nicolás Cazarín Duarte, mejor conocido como “Pochitoque I”, quien obtendría ese mote al ser rey del Carnaval en el 2007, de su lamentable fallecimiento.
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Enviamos un entrañable abrazo a su madre y hermanos, por esta dolorosa pérdida.
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