10 de enero de 2016

“FICCIÓN CUMPLIDA”…



fuente: Notiver
Con dos palabras los mexicanos desprecian no solo un hecho en particular, que se supone debería ayudar a que se reestablezca de algún modo la credibilidad en las autoridades  y en el estado de derecho, sino también exhiben el arraigo que tiene entre la sociedad la creencia que aun entre los más peligrosos delincuentes,  existen más valores que entre la clase gobernante… “Misión cumplida” informó el Presidente después de la recaptura del Chapo Guzmán, “Ficción cumplida” le replicaron en las redes sociales millones de ciudadanos, y el juego de palabras resulta  tan contundente que  debería obligar a los gobiernos, a por lo menos una profunda reflexión. 

Cuando el 12 de julio del año pasado los medios nacionales e internacionales  informaban sobre  la segunda fuga del Chapo Guzmán (el narcotraficante más poderoso del mundo según la DEA), la reacción de la sociedad fue insólita.  Mensajes de apoyo al prófugo invadieron las redes sociales, “memes” (fotos con leyendas de burla)  sobre el gobierno federal también.  La mayoría de la gente eligió solo entre dos versiones: O fue un acuerdo con el gobierno federal y de ahí el “permiso de excavación” otorgado al delincuente para que se fugara sin mayor problemas, sin un balazo de por medio, o la otra  versión  que resultaba peor aún, “El Chapo es un chingón”,  se fregó de nueva cuenta al gobierno…  Ambas dejaron claro que nadie en el país cree en la justicia mexicana ni en las autoridades, y que la sociedad, al no encontrar  empatía con quienes gobiernan, al sentirlos como los principales enemigos,  prefieren tener como “héroe”  a un narcotraficante.

Ayer, casi seis meses después de la fuga, cuando el Presidente dio la noticia de su recaptura, la reacción fue idéntica…  De nuevo solo dos versiones: Es una cortina de humo para que nadie note  que el dólar alcanzó un precio histórico, 18 pesos, que el precio del barril de petróleo cayó  hasta 24 dólares,  y que la inflación superó las expectativas del gobierno federal, mientras que el crecimiento económico las decepcionó.  La otra versión que se dijo, es que la fuga obedeció a  un acuerdo para que este  pusiera orden entre cárteles que habrían tomado mucho más poder del que imaginaron, o autorizaron, las autoridades.  Gravísimas ambas por más imposible que resulte corroborarlas, pero más grave es, que no haya acción oficial en la que alguien crea, aunque desde luego recapturar al que se les escapó a ellos mismos no es ninguna hazaña, sino apenas resarcir su propia ineficiencia.

En conclusión lo que horroriza, lo que indigna, lo que debe sacudir la conciencia de quienes gobiernan, aunque en su mayoría no tengan, es que un delincuente pueda  generar más empatía con un pueblo entero por ciertos “códigos de ética” y “valores humanos” que se le atribuyen,  de la que  han logrado generar los propios gobiernos, los que se supone,  nos “protegen” de ellos.  

La visión de “los malditos”….    
   
Justamente hace un par de días, le narraba parte de la extensa entrevista que realizamos para ONEA TV a Jesús Lemus.  Un periodista injustamente encarcelado por el gobierno de Juan Manuel Oliva, y quien durante los tres años que permaneció recluido en el CEFERESO de Puente Grande, recopilo la historia de “Los Malditos”, sobrenombre que le dan en las prisiones de máxima seguridad a quienes son considerados los delincuentes más peligrosos del país. 

Es este libro, que se titula precisamente así “Los Malditos”, Lemus exhibe los claroscuros de la justicia mexicana, de los centros de reinserción social, y sobre todo, de “los benditos”, es decir, de aquellos que cobijados en el poder que ostentan aparentan ser los guardianes de los derechos de los gobernados,  cuando en realidad llegan a mostrar grados de perversidad que ni el peor de los “malditos” tiene.

En uno de los capítulos cuenta la historia que un compañero de prisión del Chapo Guzmán le platicó, y la cual sustenta la veracidad del argumento anterior… Ni los “malditos” son tan malos como suelen ser los “benditos”,  estos que asumen las prisiones como un basurero de gente y no como un lugar en el que se busque reestablecer con programas reales y efectivos, los valores de un ser humano:   “Las humillaciones, las vejaciones, a las que los reclusos somos sometidos, están diseñadas para arrebatarte lo único que te queda ya, la dignidad”, asegura Lemus. 

Según la versión del recluso compañero del Chapo, en alguna ocasión custodios estatales y  federales, ingresaron a Puente Grande, en donde estuvo recluido el Chapo Guzmán la primera vez que fue capturado, para realizar una requisa.  Estas -y se lo comparto porque  me tocó vivir varias ya que son parte de los protocolos de seguridad de las cárceles- se supone tienen como objetivo asegurarse que no hayan ingresado de manera “ilegal” (vale el entrecomillado porque las revisiones para ingresar a un penal son minuciosas, me contaban quienes me visitaban y lo he corroborado cuando he ido a  algunos penales como parte del compromiso de solidaridad adquirido y el cariño que siento por  ex compañeras y ex compañeros de desgracia),  objetos o sustancias prohibidas. 

Sin embargo en pocas ocasiones se respetan los protocolos que derechos humanos marca, y en la historia narrada en el capítulo 8 de “Los Malditos”,  Lemus retoma el testimonio de este personaje cercano al Chapo.  Narra cómo al ver que los custodios golpeaban sin piedad y SIN RAZON alguna a los internos, como los humillaban (generalmente te desnudan e hincan en los patios durante las horas que dure la revisión de las celdas), el Chapo se enfrentó a uno de ellos y les dijo que era un abuso de autoridad que golpearan así a “su compita” ya que este no se resistió nunca a la revisión, al golpearlo el custodio también a él por andar de “defensor de lacras”, este le respondió los golpes y entre todos los internos sometieron a los 50 custodios que participaban del operativo. 

¿Solidaridad, generosidad, lealtad a los amigos de infortunio,   o simple instinto de sobrevivencia? No lo sabemos, pero para el autor de libro que compartió cárcel con Caro Quintero, con el “mochaorejas”, con Beltrán Leyva, con Mario Aburto, entre muchos más, el asunto es bastante claro… Nadie ahí recluido ha robado más que muchos gobernantes, nadie ahí recluido han matado a más gente y de hambre que es más cruel, que los gobernantes, nadie ahí recluido hace tanto daño por el simple hecho que no fingen ser “buenos”, como lo hacen quienes gobiernan… En una frase,  NO asegura que “los malditos” no lo sean,  lo que asegura,  y comparto su visión, es que “los benditos” pueden ser mucho  peor.   


TW @maryjosegamboa

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