¿Hasta
dónde llegan los tentáculos del narcotráfico en el Partido Revolucionario Institucional?
El cártel paramilitar más sanguinario está unido al PRI, lo que no sabemos es
hasta dónde.
¿Es el narco el que somete al Estado o el Estado somete al narco
para apoderarse del próspero negocio multinacional? ¿Los gobernadores sirven a
Los Zetas o Los Zetas sirven a los gobernadores? ¿Quiénes son los jefes de Los
Zetas en los narcoestados de la República? ¿Los Jefes Zetas o los gobernadores?
Tenemos que ir desmontando la idea que los cárteles de la droga
existen al margen de la clase política mexicana. Al contrario, los cárteles de
la droga existen, se fortalecen y crecen, gracias a los gobiernos de los
diferentes narcoestados de la República.
Decir que Humberto Moreira “trabajaba” para los Zetas es incierto,
más bien, a la luz de los hechos son los Zetas supuestamente, los que
trabajaban para Moreira. No podemos olvidar que durante su mandato, como el de
su hermano, Rubén, Coahuila se ha convertido en un narcoestado.
La indagatoria contra los Moreira se inició en Estados Unidos, al
igual que las investigaciones contra el ex Gobernador Tomás Yarrington, acusado
de trabajar con Los Zetas y con el Cártel del Golfo. Tampoco podemos olvidar la
historia de otro priísta vinculado con los Zetas, el ex Gobernador de Veracruz,
Fidel Herrera, precisamente exiliado para protegerlo con patenta de corso del
consulado de México, en Barcelona. Pero hay que recordar el testimonio de José
Carlos Hinojosa durante el juicio por lavado de dinero para el Cártel del
Golfo. El ex contador del cártel declaró que había entregado 12 millones de
dólares para la campaña del candidato a Gobernador del PRI, Fidel Herrera
Beltrán. No hay que olvidar, al ilustre priísta Mario Villanueva Madrid,
Gobernador de Quintana Roo de 1993 a 1999 y prófugo de la justicia más de un
año hasta que fue detenido en 2001 y luego extraditado a Estados Unidos en mayo
de 2010. Y otros célebres priístas.
Otro Gobernador priísta presuntamente con Los Zetas es Rodrigo
Medina, a quién ese cartel le colgó varias narcomantas para recordarle quién le
había pagado 20 millones de dólares durante su campaña y los compromisos
adquiridos con ellos.
En el caso concreto de la investigación contra Humberto Moreira,
sabemos que fue iniciada desde octubre del año pasado y que el gobierno
mexicano fue debidamente informado por Estados Unidos. ¿Por qué la Procuraduría
General de la República no actuó? Seguramente porque se trata de un ex
Gobernador del PRI y lo protegieron, hasta que España lo detuvo bajo la
consigna sarcástica de “Misión cumplida”.
Las alianzas entre los Zetas y el PRI tienen su lógica. Este
cártel de la droga nació en las entrañas del Estado. Su fundador fue Arturo
Guzmán Decena quien se dio de alta en el Ejército mexicano el 12 de mayo de
1992 y desertó en 1997, quien trabajaba para la Policía Judicial Federal (PJF).
De hecho, los primeros Zetas eran militares capacitados en la Escuela de las
Américas especialista en la llamada “contrainsurgencia” y en preparar
auténticos matones y torturadores.
Tres años después, Guzmán Decena conocido como el Z1 empezó a trabajar
para Osiel Cárdenas, líder del Cártel del Golfo. Su función era reclutar ex
militares y así fue formando el brazo armado de ese cártel, cuyo feudo está
ubicado en Matamoros, Tamaulipas. A sus filas, fueron llegando militares de
Tamaulipas y también del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) y otros
elementos sanguinarios, hasta que se separaron del CdeG y formaron su propio
cártel, construyendo así el imperio de terror que ya conocemos.
El poder de Los Zetas al igual que el del PRI, es nutrirse del
tejido social más necesitado. Los Zetas fueron creando redes en las distintas
ciudades, congregando a una amplia masa de jóvenes marginados, sin posibilidad
de estudiar ni trabajar. El ofrecimiento de 5 a 10 mil pesos semanales provocó
todo un éxito en el reclutamiento. Actualmente, el ejército de Los Zetas es
potente y muy extendido.
Los Zetas controlan generalmente estados gobernados por el PRI en
particular en el noreste, pero también en lugares como Veracruz, Zacatecas,
Guanajuato, Tabasco o Quintana Roo. Según la PGR hay escisiones claras
trabajando en Coahuila y Nuevo León bajo el nombre de “Sangre Zeta”, o el Grupo
Operativo Zetas en El Mante, Soto La Marina y Victoria, en el estado de
Tamaulipas, mientras los que se hacen llamar Comando Zetas, tienen su centro de
operación en las ciudades de Gustavo Díaz Ordaz, Ciudad Mier Reynosa,
Matamoros, Nuevo Laredo y Miguel Alemán, disputando territorio al Cártel del
Golfo.
En su estructura delincuencial, además de los halcones dedicados a
tareas de vigilancia, están los sicarios especializados en cortar cabezas,
pozolear, destazar o desollar, mientras los halcones tienen a su cargo la
vigilancia y los llamados Cobras, se concretan al trabajo de cobro de piso.
Desde hace algunos meses, algunos grupos de Zetas han ido
cambiando de nombre. Ahora se hacen llamar “Cártel del Noroeste” y han ido
apareciendo en Nuevo León, Zacatecas y Coahuila. En los últimos meses han
colocados algunas narcomantas en Cadereyta y Galeana, Nuevo León, algo que
confirma que van tejiendo redes con el poder político local, estatal y federal,
para fortalecer su presencia.
¿Cuál es el modus operandi de estas alianzas estrategicas entre
gobierno del PRI y Los Zetas? Está basado en el dinero procedente del
narcotráfico que llena los bolsillos de los políticos a cambio de otorgar
territorio y seguridad a los delincuentes en el trasiego de droga. Luego,
algunos narcopolíticos se engolosinan con los billetes verdes, casas, yates,
aviones y todo tipo de riquezas y desplazan a los narcos para ser ellos
personalmente quienes se dedican a traficar y blanquear el dinero. Los cárteles
de la droga, se convierten entonces, en “empresas” institucionales, donde la
nebulosa de la actividad política, permite camuflar los colores de la
organización criminal a la que realmente pertenecen. La tutela del estado a los
cárteles de la droga va mucho más allá de una simple colaboración o un aislado
vínculo de participación “comercial”.
¿Cuántos narcogobernadores,
narcoalcaldes, narcodiputados, narcoregidores tiene el PRI?… Habrá que
preguntarle a la justicia de Estados Unidos o de España.
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