Penales en seria crisis de autogobierno. Foto: Cuartoscuro Ciudad de México, 11 de enero (SinEmbargo).– El pasado 2 de enero, cuatro reos se fugaron del Centro Estatal de Reinserción Social “Morelos”, conocido como el Penal de Atlacholoaya. Uno de ellos fue recapturado y días después encontrado muerto en su celda con “marcas de golpes por todo el cuerpo”. La situación se presentó como un caso excepcional en una “cárcel vieja”, que tiene –como todos los penales en el país– problemas de hacinamiento, corrupción, adicciones y autogobierno, denunció ASILEGAL.
Sin embargo, la organización no gubernamental pidió que no se tomará como un caso aislado, que el gobierno analice el problema del Sistema Penitenciario en el país y se atiendan las recomendaciones de derechos humanos. Según el informe Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2012 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), publicado en noviembre pasado, existe crisis en los penales del país por la situación de gobernabilidad y aspectos que garantizan la integridad física y moral de los internos.
La CNDH consideró que las condiciones en las que se encuentran los centros de readaptación se deben al abandono, corrupción, complicidad y tolerancia por parte de las autoridades carcelarias, asimismo denunció que el presupuesto asignado para hacer mejoras en infraestructura y servicios no se aplica en las mejoras. De acuerdo con la Comisión existen condiciones de ingobernabilidad en al menos 65 prisiones del país, también advirtió de la expansión de los autogobiernos dentro de los penales. También mencionó la sobrepoblación de los centros. Sin embargo, hasta el momento el gobierno federal no ha dicho qué hará para resolverlo. El último registro del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) detalla que hasta octubre de 2013 existe una sobrepoblación de 52 mil 155 personas en el país, debido a que las prisiones cuentan con 223 mil 206 reos en espacios para albergar sólo a 171 mil 51 personas.
La cifra representa un incremento de 8 por ciento respecto al mismo mes de 2012, en el que se tenía una población de 218,201 reos en centros diseñados para 169, 614 presos, según datos del gobierno federal.
Fuente: Diario Oficial de la Federación. Enero 2014
EL HACINAMIENTO Y LA SOBREPOBLACIÓN
Hasta el año pasado, según el Informe EPU (Examen Periódico Universal) sobre Sistema Penitenciario en México 2013, aunque la administración pasada realizó un esfuerzo para ampliar la capacidad en los centros federales de readaptación social, México ocupaba el sexto lugar a nivel mundial en sobrepoblación. Según sus datos, de los 420 centros de reclusión que hay en el país, más de la mitad (220) presentaban un problema de sobrepoblación.
El informe detalló que el incremento en la población penitenciaria en los últimos años se debe, en gran medida, a la ampliación del catálogo de delitos graves y a la falta de criterios para imponer medidas cautelares. De acuerdo con la Comisión de Prevención y Readaptación Social “Cuaderno mensual de información estadística penitenciaria nacional”, Nayarit, es la entidad donde existe el mayor problema de sobrepoblación (123%), al tener 3 mil 111 internos en sus prisiones, cuando los centros están diseñados para albergar a mil 392 personas. Le siguen el Estado de México (90.94%); Hidalgo (82%); Distrito Federal (82%); Sonora (71%); Morelos (68%); Guerrero (61.90%) y Coahuila (53%).
Un estudio de Insight Crimen reveló que el hacinamiento de las prisiones en México ha ayudado a convertirlas en “bombas de tiempo” que están bajo el control de ciertos prisioneros y no del Estado. Con él coincidió la CNDH al detectar que grupos de internos extorsionan y cobran al resto de la población penitenciaria por algunos servicios, además de que se constató la posesión de drogas como cocaína, mariguana y heroína.
Estos aspectos se reflejan en los enfrentamientos, muertes y violaciones a derechos humanos dentro de las mismas prisiones. Y evidencia que el caso de Hilario Montaño Montes, el reo que fue muerto a golpes en el penal de Morelos por supuestamente los mismos custodios y/o policías, no es un caso aislado, es más bien un ejemplo claro de la situación que existe en los penales mexicanos.
EXTORSIÓN Y CORRUPCIÓN
“Hay que pagar para sobrevivir y hay dos formas: una a través de la violencia, otra con dinero. Hay pocas personas que logran salir de ese círculo y establecer relaciones de dignidad, la mayoría tiene que pagar para poder vivir. Lo peor es que no es asunto del preso sino que las autoridades extorsionan a las familias y estas, que quieren que su pariente sobreviva, tienen que pagar esa extorsión”, confesó un ex reo del Reclusorio Norte –que guardó su identidad por seguridad– a RadioNederland. De acuerdo con la CNDH, entre 2010 y noviembre de 2013, se detectaron 311 incidentes, lo que provocó la muerte de 619 personas, 359 heridos y 678 fugados. En 2011 se presentaron 52 incidentes, lo que originó que 171 personas perdieran la vida y seis resultaran heridas, mientras que en 2012 se registraron 73 altercados, con un saldo de 154 muertes, 103 lesionados y 261 presos fugados. Advirtió que la percepción de inseguridad entre la población carcelaria ha aumentado.
El Examen Periódico Universal sobre el Sistema Penitenciario dio muestra de lo mismo, según sus datos, de 2009 a 2012, el número de incidentes dentro de las prisiones se incrementó. Informa que mientras que en el 2008 las estadísticas oficiales sobre las prisiones federales reportaron 22 incidentes en las cuales estuvieron involucrados 46 internos, en 2012 este número llegó a 74 incidencias en las cuales participaron 364 personas. Los datos –dice– reflejan sólo la realidad de los centros a cargo del gobierno federal. A nivel estatal y municipal, las cifras de incidentes violentos también dan cuenta de un aumento. Apenas en diciembre pasado, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Guerrero confirmó que un grupo armado irrumpió durante la madrugada al Centro de Reinserción de Tuxpan, en Iguala, en donde murieron nueve personas, entre reos y civiles.
En un comunicado, la PGJE informó que se continuará con las investigaciones hasta esclarecer los hechos, “sin omitir considerar el involucramiento de servidores públicos ya sea por omisión o participación”. De acuerdo con un reporte preliminar de la Secretaría de Seguridad Pública del estado (SSPE), alrededor de las 02:45 horas del 3 de diciembre, el comando ingresó en la cárcel mientras los reos dormían, tras atacarlos, cuatro presos y cinco de los atacantes fallecieron en el lugar. Presos sufren de extorsión dentro de los mismas cárceles. Foto: Cuartoscuro
LOS CÁRTELES DE LA DROGA
En México el problema del autogobierno se ha agravado debido al aumento de internos vinculados con la delincuencia organizada, recluidos en centros estatales y municipales, quienes controlan a la población penitenciaria, sometiéndola a un régimen personal de favores y privilegios, generalmente mediante el pago de cuotas, situación que es tolerada por algunas autoridades. Es del conocimiento público la existencia de diversas actividades delictivas, los cuales corrompen a las autoridades a fin de obtener toda clase de facilidades para organizar o seguir cometiendo delitos graves desde los centros de reinserción social. Junto a este tipo de violencia, debemos visibilizar la violencia hacia las personas privadas de libertad, por parte de las fuerzas de seguridad penitenciaria.
La afectación a los derechos humanos de los internos, los actos de corrupción y los tratos crueles, inhumanos o degradantes han sido documentados por comisiones públicas de protección a los derechos humanos10, el Subcomité para la prevención de la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas11, así como por diversas organizaciones no gubernamentales y numerosos medios de comunicación. “Cada cárcel en México es un mundo aparte. La brutalidad, el hacinamiento y la corrupción son comunes en todos los penales.
En la prisión de alta seguridad de Puente Grande Jalisco, tras la fuga de Guzmán Loaera, alias El Chapo Guzmán, se acabó el buen trato”, recuerda Jesús Lemus, un periodista encarcelado por una venganza política lo describe con estas palabras: “Durante los tres años que estuve en la cárcel no vi un solo privilegio para nadie, solo maltrato, incluso al preso más importante, mediáticamente hablando, que era Rafael Caro Quintero. A él lo dejaban sin comer como a mí me dejaban sin comer.
Algunos presos me contaron que la cárcel federal de Puente Grande era muy diferente cuando la gobernó el Chapo porque él era generoso, amable y a toda madre con todos los presos. Los custodios que hoy golpean con saña a los presos, en aquel tiempo estiraban la mano para que el Chapo les diera dinero. Cuando yo estuve, ya no había Chapo y sí una crueldad inaudita para los presos”.
http://www.sinembargo.mx/11-01-2014/869087
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