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Hay quienes sienten el temblor y no se arrodillan, decían
nuestros viejos, y uno de ellos es Gabriel Deantes Ramos, un oscuro personaje
llegado hace unos años de Tamaulipas, donde vendía teléfonos celulares, que
junto con la señora María Georgina Domínguez Colío se han apoderado de espacios
en la avenida Orizaba, de la capital del estado, para hacer edificios donde
rentan oficinas, suites, tienen cafés, una agencia de "noticias", una
productora de televisión, estaciones de radio, venden publicidad, y como no
tienen llenadera, siguen adelante en su loca intención de obtener más y
más.
Por ejemplo, Deantes Ramos precisamente ha estado en Orizaba,
la vieja Pluviosilla, y allá ha invitado a convivir en un restaurant, Las
Espadas Brasileñas, en Oriente 4 entre Sur 17 y 19, a periodistas de esa ciudad
para platicarles, "como amigos" que "quiere mucho a esa
zona", y por ello estaría dispuesto a "sacrificarse" como
diputado local el próximo año por el distrito serrano de Zongolica.
Apenas se ha enterado de ello, el exalcalde orizabeño y con
raices zongoliqueñas, Martín Gaudencia Cabrera Zavaleta, se ha cuestionado
"¿qué mal les hemos hecho a los tamaulipecos para que nos hayan mandado
para acá a este remedo de político? Lo malo para Deantes Ramos, es que las
cosas seguramente se le van a apestar, precisamente porque es primo de Alberto
Silva Ramos, que el lunes empezó a filtrar que iba a ser "el próximo
presidente del PRI en Veracruz", y ahora anda con la cola entre las piernas,
escondido, enconchado, tras ver cómo su padre putativo se va de cónsul a
Barcelona, cómo su hermano del alma, Javier Duarte, ya no quiere queso, sino
salir de la ratonera, y cómo el priismo en general se rebela en Veracruz para
ya no permitir más latrocinios como los ocurridos en estos años...
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