VICTIMA DE LA IMPUNIDAD Y DEL MALDITO PODER... |
ACUERDOS POLÍTICOS Y ECONÓMICOS PISOTEAN LA DIGNIDAD DE LOS POBRES Y... A ESTOS IMBÉCILES "NI SUS MADRES LES CREEN" |
Nuevamente, doña Ernestina Ascencio Rosario se coloca en el centro y con ella la historia de impunidad y complicidades de los hombres en el poder. Cuando parecía que el caso quedaría en la historia, la inhabilitación del médico forense, Juan Pablo Mendizábal, por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz, por haber “contaminado” las pruebas que confirmaron la violación por parte de soldados contra doña Ernestina, revive la historia con más fuerza.
Y lo hace porque nuevamente deja al descubierto las cadenas de complicidades dentro y fuera del aparato de justicia al servicio del poder.
Hace tres años la lucha por la verdad de lo sucedido con doña Ernestina se debatía entre el pueblo de Soledad Atzompa, el Gobierno Federal y la CNDH. Por un lado una población que creía en la voz de doña Ernestina, quien antes de morir aseguró que “los soldados se me echaron encima”.
Para estas fechas el certificado de la necropsia realizada por el médico Juan Pablo Mendizábal y en la cual se certifica desgarro en el ano y vagina, así como la presencia de semen, es invalidada desde los Pinos y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
El gobierno de Fidel Herrera y la procuraduría de Veracruz se retractan de la versión de agresión sexual contra doña Ernestina, lo que días antes habían defendido dando la razón a los hallazgos del médico forense, por arte de magia, se niega, como judas tres veces.
La violencia cometida contra doña Ernestina amplia su círculo hasta llegar a intimidar al propio pueblo de Soledad Atzompa, y al personal médico involucrado en el caso.
Esta violencia institucional cometida contra Doña Ernestina para ocultar la verdad llevó a la suspensión del forense Juan Pablo Mendizábal, de la médica Catalina Rodríguez quien atendió a Doña Ernestina aún con vida; al médico forense Ignacio Gutiérrez, quien intervino en la exhumación y en la segunda necrocirugía; y contra la química Ana María Roldán, quien localizó las enzimas P30 y fosfatasa ácida que se produce en la próstata.
Tres años después del proceso iniciado en contra del Forense Juan Pablo Mendizabal, la procuraduría veracruzana decidió inhabilitarlo por haber “contaminado las muestras de líquido hemático que se tomaron del cadáver de doña Ernestina, versión realizada en 2006 por el entonces presidente de la CNDH, José Luis Soberanes.
La resistencia del Pablo Mendizabal para “corregir su versión” y corroborar lo dicho por Calderón y defendido por Soberanes, lo llevó a una persecución. Sostenerse en que “la señora murió por razones traumáticas y no por patología” provocó la inhabilitación de su cargo después de 23 años de servicio.
Pero esta historia no termina aquí, pues a decir de Mendizabal el llegará hasta las últimas consecuencias para demostrar que su trabajo solo mostró la verdad, una verdad que no les gusta a los hombres del poder y que han hecho todo para ocultarla.
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