M.M.S.
El martes
29 de septiembre pasado, el gobernador del Estado Javier Duarte anunciaba con “bombo
y platillo” la detención de ocho presuntos delincuentes, sin dar pormenores de
los nombres de los detenidos, exagerando en sus declaraciones incluso de que algunos
eran de alta peligrosidad, buscados a nivel nacional. Cargándoles los feminicidios y asesinatos
ocurridos en los mercados Revolución, la Garza y otros acaecidos en el primer
cuadro de la ciudad de Córdoba.
Estos supuestos delincuentes se les imputa el
crimen del abogado Enrique Álvarez Garrido y el comandante de la policía
Municipal de Cuitláhuac, Martín Rosales Ordaz y los involucran con un doble
homicidio ocurrido en Amatlán de los Reyes, recientemente.
La información otorgada por el primer
mandatario estatal cae por su propio peso, embaucar a los veracruzanos con declaraciones
infundadas y temerarias, cuando en Veracruz sigue siendo caldo para la
violencia, cuando en la zona centro no hay día que no aparezca un cuerpo
flotando en el rio blanco o ejecutado en los caminos vecinales de algún municipio.
Hoy en Córdoba,
se presencia otro asesinato al estilo de la delincuencia, aproximadamente a las
8:15 de la mañana en las afueras de su domicilio fue asesinado Pascual González
Hernández, conocido como “Pascualito” o “Bomberito”, quien desde añejos tiempos
fue activista del PRI durante los procesos electorales.
Hoy ante la violencia imperante, deberíamos de
preguntarnos: ¿Por qué pretende hacer creer el gobernador que detuvo a 8 facinerosos
peligrosos asesinos? ¿Cuándo en la realidad ni siquiera dieron a conocer sus
nombres de esos 8 peligrosos asesinos? ¿Hasta cuándo seguirá mintiendo Javier
Duarte ante estos hechos violentos?.
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