28 de diciembre de 2015

EN ORIZABA, COMO EN EL ESTADO DE VERACRUZ, “NO PASA NADA”…

Muchas cosas han cambiado en la antes tranquila y apacible Orizaba, donde sus habitantes gustaban de pasear tranquilamente hasta entrada la tarde por la Alameda Francisco Gabilondo Soler, el Parque Castillo o el Parque López, salir a degustar un rico chileatole, un elote preparado, garnachas, o las tradicionales tortas Pavitos; curiosear en los aparadores de las tiendas de la calle Madero, ahora peatonal, o incluso, disfrutar de su teleférico. Desafortunadamente, Orizaba está envuelta en una ola de inseguridad, el abandono y desidia por parte de los diferentes niveles de gobierno. Y los ejemplos abundan, como el caso de los habitantes de Barrio Nuevo, que se ha convertido en tierra sin ley en las últimas semanas, llaman desesperadamente a que la policía municipal redoble la vigilancia en esa zona, ya que es común la presencia en esa área de grupos delincuenciales, y los vecinos aseguran que en predios baldíos, construcciones en obra negra o casas aparentemente sin ocupar se reúnen esos grupos delincuenciales para exponer sus estrategias delictivas. 

La alarma entre los vecinos cunde, máxime luego del ataque sufrido a principios de este mes cerca del domicilio de Juan Ramón Herebia, director municipal de Gobernación, donde un policía murió y otro quedó malherido, y otras agresiones parecidas; y los vecinos de Barrio Nuevo se encierran, literalmente, a piedra y lodo en cuanto empieza a oscurecer, que por ser temporada invernal sucede alrededor de las 6:00 de la tarde. 

No es fantasía, sino realidad: hay familias enteras que están empezando a emigrar de Orizaba hacia otras partes del país, ya no del estado, porque dicen que a donde quiera que vayan en Veracruz “encontramos problemas”. Orizaba, la tranquila Señora de los Puentes, como los románticos conocen a esa ciudad por sus numerosas estructuras de esa índole, la tierra de la cual surgió Cri Crí para salirle a cantar a los niños y a las familias mexicanas, la Manchester de México, como se le conoció en sus épocas como emporio textil, la cuna del futbol mexicano, es hoy una ciudad fantasmal a partir del anochecer, mientras se insiste en esa frase de que en Orizaba, como en el Estado, “no pasa nada”…

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