Luego de que en la primera parte se
documentó que no existe evidencia de que los normalistas hayan llegado a la
comandancia municipal -como lo sostiene la versión oficial-, hablamos con una
de las periodistas que más ha profundizado en este caso y aún lo sigue
investigando.
Gustavo Sánchez B
diciembre 27, 2015 7:28 am
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La revista de Proceso que se repartió la
tarde del sábado 13 de junio de 2015 (aunque con fecha del domingo siguiente)
fue titulada: “Nuevos testimonios refutan la historia oficial”. En la
portada, la imagen estremecía: sobre el asfalto mojado por la lluvia,
estaba el cuerpo de uno de los jóvenes asesinados la madrugada del 27 de
septiembre en Iguala; quedó rodeado por algunas piedras que se arrojaron horas
antes, y de fondo se podía ver una patrulla, además de una camioneta Urvan que
usaron los normalistas para ir en apoyo de sus compañeros que habían sido
atacados horas antes, sin saber que correrían con la misma suerte.
El reportaje firmado por Anabel
Hernández mostró en un primer plano el testimonio
del ahora ex oficial de barandillas, Ulises Bernabé, quien le dijo a la periodista lo que ha venido sosteniendo desde el
año pasado: los normalistas nunca llegaron a la comandancia municipal de Iguala.
Tras aquellas declaraciones a Proceso, Bernabé fue perseguido y optó
por huir del país. Actualmente está en un centro de detención en
Estados Unidos, en busca de asilo político, mientras en México la PGR ofreció una recompensa por
datos que lleven a su captura, pese a que tiene información sobre su
paradero en EU. Se trata de un ex funcionario municipal que estuvo meses en
Guerrero sin ser molestado. Hasta el día en que habló con Anabel, por lo que
fue en principio fue citado a declarar.
“La PGR lo tuvo a la mano y no lo
detuvieron, ya después en diciembre fue cuando la situación se volvió más
crítica para él, cuando le hicimos la entrevista estaba muy preocupado… él piensa que lo que él sabía era una parte clave del caso que
al gobierno no le convenía (que se supiera), es lo que él argumentaba”, indica Hernández,
una reportera con más de dos décadas de experiencia y más de un año indagando
este caso. Ella habla para Aristegui Noticias y cuenta lo que sabe:
-No hay claridad sobre si un grupo de
normalistas estuvo o no detenido en la comandancia municipal…
“Desde noviembre de 2014 fue mi
primer encuentro con esta persona (Ulises) que me contó, directamente lo vi,
allí en Iguala, él estuvo en Iguala durante meses, me refiero a que ocurrió lo de septiembre, pasó octubre,
noviembre, diciembre, enero, durante todos esos meses estuvo en Iguala, ya no siguió
siendo juez de barandilla porque, recordarás, la policía federal tomó control
de todas las acciones de la policía municipal, ni siquiera es que lo hayan
despedido de mala manera, simplemente como que se disolvió todo ahí, incluso
hay policías municipales que están libres y que caminan por las calles y no han
tenido jamás ningún problema ahí en Iguala”.“
Él fue el primero que me narró que había estado ahí el capitán Crespo (del batallón 27), dijo ‘vino aquí el
capitán Crespo’, él es el primero que lo menciona, narra que ‘estuvo aquí
buscando supuestamente una motocicleta blanca’ y me dijo ‘aquí nunca traen las motocicletas que se detienen por
infracciones, siempre se las llevan al corralón de vehículos, pero aquí estuvo
e inspeccionó todo, inspeccionó los baños, inspeccionó las oficinas,
inspeccionó las celdas, inspeccionó cada rincón y ya nada más me dijo que si
veía la motocicleta pues que me comunicara con él’.
“Se va el capitán y dice que al poco
tiempo llegan ya las autoridades ministeriales del estado, llegan a la base, y
esto me lo contó desde noviembre… después de
que hablé con él, la PGR lo cita a declarar a la delegación de la PGR en
Iguala, y él se presentó a declarar, lo que él ya había declarado. El 27 de
septiembre, cuando a él lo citan junto con todos los demás policías municipales
y está en la base de la policía estatal donde los concentran a todos… dice ‘yo
quiero declarar: (y dice) los muchachos nunca estuvieron en la base’, su prueba
de que no habían estado es que había ido el capitán Crespo, en ese momento el
gobierno no quiso tomarle su declaración.
“Entonces en noviembre lo cita la PGR
y es la primera vez que tiene la oportunidad de declarar oficialmente ante las
autoridades. Y él lleva sus boletas de detención, llega a la delegación de la
PGR en Iguala y declara, y ya lo dejan ir, nunca tuvo ningún problema legal. Es
después, en diciembre, cuando publiqué el reportaje (en Proceso) de que
teníamos información de que a la base municipal no había llegado nadie, y que
había un capitán Crespo que había estado ahí, es ahí cuando
realmente empieza la persecución contra él”,asegura Anabel sobre su entrevistado.
“Yo no estuve ahí, tratamos de
reconstruir los hechos lo más apegados a la verdad. Lo que te puedo decir es: este juez de barandilla afirma categóricamente que los estudiantes no
estuvieron en la base de la policía municipal de Iguala. Él dice que ahí estuvo todo el día del 26 de septiembre, hasta la mañana
del 27 de septiembre, y que ahí no llevaron a los estudiantes. En noviembre,
hablé con vecinos de la zona, porque la base municipal está rodeada de vecinos,
no es que sea un lugar aislado o lejano que nadie pudo haber visto lo que
pasaba, había vecinos ahí… No imagino esa
operación silenciosa o sin que nadie lo hubiera notado. Yo pregunté a los
vecinos: ¿ustedes vieron actividades?, ¿ustedes vieron a
gente gritando?, ¿ustedes vieron a los estudiantes aquí en la calle (porque la
calle es muy angosta)?.
“Otra cosa muy importante es que el
capitán Crespo sí estuvo ahí. De los 14 elementos del pelotón que iban con
Crespo, tres declararon: sí fuimos a la base municipal. Habrán llegado como a
las 11:30”, señala.
Gran dosis de simulación
Para Anabel Hernández, la
investigación que ha realizado hasta ahora la PGR es una “gran dosis de simulación, no me cabe la menor duda de eso,
tengo documentos y tengo pruebas fehacientes de que así es”.
Se trata de una “simulación de
principio a fin, prácticamente no
hay nada auténtico en la PGR, más que efectivamente ocurrió el ataque, más que efectivamente desaparecieron los estudiantes, más que
efectivamente la policía municipal de Iguala algunos policías dispararon al
aire, y que los policías de Cocula estuvieron en la calle de Juan N. Álvarez
por unos minutos, eso es lo único auténtico que hay en el expediente. Todo lo demás realmente no tiene ninguna credibilidad ni valor jurídico,
porque la gran mayoría de los testimonios que tienen ahí fueron obtenidos bajo
tortura… es prácticamente el 80 por
ciento (de los detenidos), uno no puede confiar, hemos visto
tantas historias así, de casos que se deshacen porque las personas fueron
obligadas a declarar algo…”.
La periodista asevera que las fallas
en la investigación de Iguala son de origen: desde los
primeros minutos en que la Fiscalía de Guerrero estuvo en Iguala, apuntó la
periodista. Fue la procuraduría local la que en principio dio a conocer la
primera falsa “verdad histórica” de los hechos: afirmó que los normalistas
habían sido quemados y sus restos terminaron en fosas de Iguala; sin embargo,
los exámenes de ADN confirmaron que esos cuerpos no eran de ellos sino de otros
desaparecidos en el estado.
Y considera que las declaraciones de
los presuntos integrantes de Guerreros Unidos “ni siquiera
tienen una congruencia de nada”, “si uno compara las declaraciones, ninguna
tiene sentido”.
Aunque resalta la labor de los
expertos de la CIDH, les sugiere investigar los casquillos encontrados la
madrugada del 27 de septiembre.
“Debió haberse hecho inmediatamente
un peritaje a las armas de la policía municipal y a las de la policía federal
que tienen el mismo calibre. Y debieron haber hecho un peritaje al G-3 que
esa noche portaba el escuadrón del Ejército, porque los casquillos que se
encontraron en las escenas del crimen, de 197 casquillos,
sólo 2 dieron positivo con policías municipales, ¿y todos los demás? el calibre correspondía también a policías federales, el calibre
correspondía también a militares, ¿por qué no se hizo un peritaje en ese
momento? Me parece que es algo que este grupo de especialistas debería analizar
todavía con más profundidad, ¿a quién pertenecen esos casquillos?, ¿de qué
armas son?”, pregunta.
Anabel tiene 22 años haciendo
periodismo, pero resalta este caso en particular como “el más importante que he
investigado durante toda mi trayectoria, el más impactante, el más dramático, y el que tristemente mejor retrata lo que es nuestro país en estos momentos, en lo que se han
convertido las instituciones supuestamente responsables de impartir justicia o
seguridad pública; en lo que nos hemos convertido también como sociedad, en
linchamientos a personas que no nos consta ni siquiera que sean culpables, pero
como la PGR nos dice que son culpables, a nadie le importa si estas personas
han sido terriblemente violentadas físicamente, de la manera más cruel que uno
puede imaginar, para obtener esas confesiones bajo tortura, y me parece que ni
los periodistas ni los ciudadanos podemos ser indiferentes a esas prácticas, porque hoy es el albañil de Cocula, pero mañana puede ser cualquier
ciudadano que pase por la calle”.
*Conclusiones de expertos de CIDH
sobre el caso Ayotzinapa (cronología de Ayotzinapa en
corto)
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