Lo que nos faltaba. José Abellá
García, político-empresario, ex candidato panista a la alcaldía de Córdoba, ha
emprendido desde hace semanas, utilizando como ariete su
periódico El Buen Tono, de Córdoba, una escalada de acusaciones incandescentes,
con amplia repercusión en medios nacionales, con las que criminaliza a diestra
y siniestra a víctimas de la oleada de violencia que se vive en la entidad.
Por medio de una retahíla de improperios, denuestos, expresiones
de odio y de justificación de la violencia, que vierte regularmente a la
opinión pública desde su periódico, a través de sus redes sociales y hasta
enviando correos amenazantes contra quienes lo critican, Abellá intoxica aún
más el ya de por sí tóxico ambiente de inseguridad, caos político-institucional
y colapso financiero que se vive particularmente en los últimos tiempos a nivel
local.
De Fernanda Rubí
Salcedo Jiménez, una joven privada de su libertad en el año 2012 por un grupo
armado en la ciudad de Orizaba -cuya madre encaró en un evento al gobernador
Javier Duarte de Ochoa exigiendo justicia-, no sólo enderezó una campaña
mediática enfocada a criminalizarla y justificar su violenta desaparición, sino
que como colofón, sentenció públicamente sobre las jóvenes desaparecidas: “que
bueno que las desaparezcan, para
mí todos esos que están metidos o que simpatizan con la mafia, no nada más los
deberían desaparecer, sino mejor hubiera querido que jamás hubieran nacido“.
En el mismo tono se refirió al periodista asesinado Juan
Sánchez Cabrera, en la zona de Orizaba, éste mismo año y se extendió ante el
más reciente homicidio de la periodista Anabel Flores, tras haber sido privada
de su libertad por un grupo armado en su propio domicilio.
Y el arrebato de su vesania no ha tenido tregua. En una
entrevista con Ciro Gómez Leyva, Abellá vinculó a todos los periodistas
que cubren noticias de seguridad en el país de estar a servicio, con dinero de
por medio, a la delincuencia organizada. Recientemente el periodista Aurelio
Contreras, crítico de su insensatez, se ha sumado a la lista de agraviados con
mensajes privados amenazantes contra su integridad por parte del empresario.
Leer y escuchar al dueño de un
medio como José Abellá, expresarse en forma soez, públicamente y en privado,
mediante un discurso maniqueo, ramplón e irresponsable, que le hace el juego,
por cierto, al comodín discurso oficialista de criminalización a las víctimas
de la violencia, legitimando una supuesta “justicia criminal”, generando una cortina de humo sobre su propia responsabilidad
ante el desgobierno que priva en Veracruz y la impunidad y la violencia
con la que actúan los delincuentes, no puede ser más que reprobable.
La actitud de empresarios como José Abellá, que además no sólo
no protegen a sus trabajadores periodistas, sino que los sobreexponen,
criminalizan y explotan, al no cumplir con sus obligaciones patronales mínimas,
pagándoles salarios míseros, retrata también la decadencia del sistema de
medios en Veracruz, fuente de corrupción y de problemas que se agudizan en un
contexto de mayor vulnerabilidad por los efectos de la violencia.
En tanto, una
sociedad atrapada por el miedo, la desconfianza y cierta desesperación, se
convierte en pasiva espectadora de un espectáculo barato patrocinado por
quienes, usando sus plataformas mediáticas como juguetes para sus desfogues
personales, afanes vindicativos, prejuicios y resentimientos,
pretenden normalizar lo absurdo en un Estado de Derecho: la violencia y el
asesinato criminal por una supuesta legítima causa. ¡La locura!
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