27 de febrero de 2016

MEDALLA DE HORROR DUARTE, EL MUERTO QUE LE PESA AL PRI EN VERACRUZ Y QUE LE PODRÍA QUITAR EL BASTIÓN

En palabras de Duarte las críticas y “rumores” en su contra se suscitan por los “tiempos electorales”, en la voz de la sociedad veracruzana y nacional, la injusticia, la corrupción, la violencia, las constantes violaciones a los derechos humanos en la entidad durante el gobierno del priista no son problemáticas no resueltas de una temporada específica, ni tienen que ver con un juego político por las próximas elecciones; las exigencias y denuncias contra el “gobernador” han sido persistentes por años, ya que las cochinadas tan acostumbradas que hacen políticos como los del tricolor  no deben quedar impunes.
Emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Javier Duarte de Ochoa llegó a la gubernatura de Veracruz en 2010, tras ser destapado como el candidato de “unidad” del tricolor y ser el “delfín” del priista y ex gobernador de la entidad, Fidel Herrera, acusado por el desvío de millones de pesos durante su gestión y sus nexos con el crimen organizado.
Duarte de Ochoa seguió los mismos pasos de su antecesor e incluso se atrevió a superarlo, pues no conforme con las acciones de Fidel, posicionó a Veracruz como la entidad más peligrosa en México para el ejercicio periodístico; también se ha empeñado en aumentar los índices de violencia e  inseguridad,  provocada por la concesión al crimen organizado, cuyos grupos escindidos se disputan la entidad como un botín.
Aunque durante los primeros dos años de su gestión Duarte maquilló cifras para demostrar que Veracruz era un centro de formación de empleos, a partir de 2013 comenzaron a revelarse los verdaderos números rojos que trataba de ocultar.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) reveló que en el gobierno de Duarte incrementó el número de personas con escasos recursos, ya que se registró con esas condiciones al 63 por ciento de la población estatal, cifra que superó a la de su antecesor Fidel Herrera, cuyo mandato registró un índice del 60 por ciento de pobres.
En septiembre de 2011, aparecieron en la ciudad de Boca del Río, 35 cuerpos de hombres y mujeres arrojados al edificio donde se realizaba XI Encuentro Nacional de Presidentes de Tribunales Superiores de Justicia, Procuradores y Fiscales Generales de Justicia.
Duarte aseguró que los cadáveres eran de integrantes del crimen organizado y atribuyó la múltiple ejecución a los llamados “Mata Zetas”, a quienes se les conoce como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)  que mantiene un enfrentamiento constante con Los Zetas en Veracruz.
Posteriormente, en enero de 2012 Veracruz volvió a ser ojo del huracán mediático cuando elementos de la Policía Federal detuvieron a funcionarios del gobierno de Duarte en el Aeropuerto de Toluca con 25 millones de pesos en efectivo, los cuales torpemente se aseguró que se destinarían para la organización de varias fiestas patronales, sin embargo, la realidad se encaminaba en atribuir los recursos en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Además, nunca se conoció el origen de dichos recursos, por lo que la prensa crítica aseguró que provenían del crimen organizado.
Duarte no sólo ocultó los desvíos de recursos que incurrió Fidel Herrera, sino que también se dio tiempo de “jalar para su molino”, pues la Auditoría Superior de la Federación (ASF) informó que en la cuenta pública de 2014, hay irregularidades por casi 3 mil millones de pesos que no fueron empleados para los programas sociales.
El priista, graduado como abogado de la Universidad Iberoamericana, no ha sabido abogar ni responder a los cuestionamientos por las desapariciones, ejecuciones, secuestros y extorsiones que se presentan en el estado.
Veracruz también es célebre por el homicidio de 17 periodistas en la gestión de Javier Duarte, entre ellos destacan Regina Martínez, Rubén Espinosa, Moisés Jiménez, Gregorio Jiménez y Anabel Flores, cuyos casos aún no han sido esclarecidos, las líneas de investigación no incluyen su trabajo periodístico y los homicidios siguen impunes.
Asimismo, el pasado 11 de enero cinco jóvenes fueron desparecidos en Tierra Blanca por elementos de la policía estatal, cuyo paradero se desconoce, sin embargo, el gobierno federal ha señalado que fueron ejecutados y derretidos en ácido en un rancho conocido como “El Limón”, donde presuntamente integrantes del CJNG los eliminaron.
Con el abanico de casos de violencia y corrupción en estado de  impunidad en la entidad, generados por el gobierno priista, y con las próximas elecciones en junio de 2016 para las minigubernaturas, no sería raro que el mismo PRI como estrategia política y con el afán de limpiar desesperadamente su nombre en el estado, quisiera actuar “contra” Duarte de Ochoa, a meses de finalizar su mandato.
Si es cierto que desde tiempo atrás era necesaria la destitución de Duarte, en los últimos días dicho proceso se ha quedado en rumores, pero lo que sí es cierto es que el propio dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, comentó el pasado 23 de febrero que “Javier Duarte deberá estar presentando, obviamente, cuentas concretas y verdaderas a los veracruzanos”; declaración que al día siguiente tuvo que arreglar y dijo que los medios se han ocupado de criticar al gobierno priista de Veracruz debido a los tiempos electorales.
Por su parte el precandidato priista al gobierno de Veracruz, Héctor Yunes Landa, declaró que de convertirse en gobernador de la entidad “meterá a la cárcel a Duarte por el desvío de miles de millones de pesos de la cuenta pública de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Dichas declaraciones sólo muestran que Duarte es una mancha más de porquería del PRI y que aunque el partido quiera mostrar su interés por hacer “justicia” con el fin de mejorar su imagen, las exigencias y promesas sólo se quedarán en palabras hasta que pase el 5 de junio de 2016, ya que ellos son los que actúan de tal forma por los “tiempos electorales”.
No hay que olvidar que el gobierno priista se ha encargado de convertir famoso al estado… con todas las noticias negativas que se comunican día a día.

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