Columna: Fuera de Foco |
**No
preguntes por quién doblan las campanas/Están doblando por ti
**En memoria de Anabel,
Bernardo y Alfredo
El
estado de Veracruz ya es un campo minado. Con la confirmación del asesinato de
la periodista de Orizaba, Anabel Flores Salazar, quien fue sustraída de su
domicilio cuando dormía con su pequeño hijo recién nacido y su hijo de 4 años
edad la madrugada del 8 de febrero. Este repugnante hecho, ha sido
nuevamente un revés para quienes ejercemos el periodismo no oficial en la
entidad veracruzana. Es un grado de impotencia que inunda y que provoca invocar
la real justicia divina –si existe- y el pase de factura a esos seres
putrefactos que no reparan en matar por placer.
Enrique
Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong lo saben y no mueven ni un solo dedo por
sacar de la inmundicia en la que mantiene el gobierno de Javier Duarte de Ochoa
a los veracruzanos. ¿La causa? Simple, el ejecutivo estatal es parte de su
familia política y por lo tanto, a la “fagmilia” –como los verdaderos capos- se
les protege a capa y espalda. Duarte no está ejecutando nada extraño que él
mismo Enrique Peña no esté emprendiendo en contra de la propia nación.
El
Colectivo Solecito Veracruzano ha solicitado por medio de un comunicado de
prensa la destitución de Arturo Bermúdez Zurita. Naturalmente nadie les
concederá esa solicitud. El propio gobierno lo ampara, lo protege y jamás
dejará que el Secretario de Seguridad Pública sea destituido de su cargo. El
manto de la impunidad es invisible pero bastante efectivo para quienes se
dedican a delinquir dentro de su propio gobierno.
Este
lamentable y atroz suceso en contra de la periodista de Orizaba, se viene a
conjuntar también con la indignante noticia que la Secretaría de Gobernación
federal le dio a don Bernardo Benítez Guerrero y Columba Arroniz González,
padres de Bernardo Benítez Arroniz; como también de la señora María del Carmen
Díaz Garrido, madre de Alfredo González Díaz; los dos jóvenes que según pruebas
de ADN fueron identificados en un terreno ubicado en Tlalixcoyan. Lugar en
donde trasciende que los grupos delincuenciales tienen asesorados a los
habitantes, quienes desde la seis de la tarde, prefieren abandonar las calles
–aunque tengan algo que hacer en algún lugar- para guarecerse en sus casas.
Saben que dentro de ellas no es garantía de seguridad, pero prefieren
implementar el auto “toque de queda”, para evitar ser secuestrado por los
grupos delincuenciales incrustados en el municipio y en las zonas aledañas.
Todo con la total y absoluta permisividad del secretario de Seguridad Pública.
El papel del fiscal General del Estado (FGE), Luis Ángel Bravo Contreras, es
recoger y esconder toda la inmundicia fecal en la que opera este gobierno
duartista.
Enrique
Peña Nieto debe de sentirse identificado con Duarte. Un caso similar le ocurre
a él con el secuestro que elementos de Seguridad Pública en complicidad con los
del Ejército Mexicano le hicieron a los 43 jóvenes de la normal rural de
Ayotzinapa. De la misma manera que pensó que los padres de los estudiantes de
Guerrero se conformarían en recibir y dar como cierto la identificación de sus
hijos a través de un pedacito de hueso. Aquí, el fiscal General del Estado de
Veracruz pretende que Don Bernardo, Columba y la señora María del Carmen se
conforme con un pedacito de tibia, cenizas y una camiseta.
Sandra
Luz Morales, tía de Anabel Flores Salazar, concedió una entrevista a AGN
Veracruz. Ella abogaba por la “humanidad” del fiscal para que este encontrara a
su sobrina con vida. Su voz realmente apagada en donde en momentos cuando
describía la forma en qué esos hombres vestidos de militares y encapuchados se
llevaban a su sobrina, su voz se quebraba. Mantenía la esperanza de encontrar
con vida a Anabel y pedía Bravo Contreras que la encontrara y se la devolviera
a sus pequeños hijos. Minutos después de concluir la entrevista, trascendió el
hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer en una carretera de Puebla por parte
de la FGE de Puebla –que coadyuvaba con la búsqueda- advertía sobre la
posibilidad que fuera Anabel Flores. Luego, la terrible confirmación no se hizo
esperar. Se trataba de la colega periodista, quien fue arrojada en una carretera
poblana por parte de los “chacales” que le arrebataron la vida y sin
importarles que dejaba en la orfandad a sus dos pequeños hijos.
Actualmente
el periodismo en Veracruz vuelve ser golpeado. Nuevamente seremos noticia
internacional y nacional, pero al parecer al gobierno de Javier Duarte de Ochoa
ya no le provoca ningún malestar verse en todos los noticieros del mundo,
saberse popular, pese a que dicha “fama” sea para demostrar su incapacidad como
gobernador.
La
indolencia del gobierno ya duele. Pesa en cada uno de los periodistas
asesinados. Es un lastre cada día más pesado entre aquellos comunicadores que
lamentamos los crímenes a otros colegas, qué no participamos en campañas
fabricadas por el propio gobierno. Comentaba una valiosa y ejemplar periodista
veracruzana, el peor enemigo del gremio periodístico, es el propio gremio.
Absolutamente cierto.
Pero
también existen de periodistas a periodistas. Aquellos que realizan su trabajo
y aportar a la sociedad un verdadero espacio de denuncias. Otros, que no dudan
ni de pisotear su nombre y dignidad por un “tajo” de dinero.
Nuestra
solidaridad y apoyo sincero para la familia de Anabel Flores Salazar; y también
para Bernardo Benítez Guerrero y Columba Arroniz González, padres de Bernardo
Benítez Arroniz; José Benítez Herrera y María de la O Santos, padres de José
Benítez de la O; Dionisia Sánchez Mora, madre de Mario Arturo Orozco; Carmen
Garibo Maciel, madre de Susana Tapia Garibo y- María del Carmen Díaz Garrido,
madre de Alfredo González Díaz.
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