10 de marzo de 2014

EL ESPEJISMO DE LAS PRIVATIZACIONES…‏

A partir  de 1982 comenzó una política de privatización de las empresas estatales, que tuvo su época más salvaje en el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), periodo en que privatizaron más del 90 por ciento de la mil 500 empresas estatales. Con el argumento de que debía reducir el gasto gubernamental, la mayoría de esas empresas del Estado fueron vendidas por un precio muchísimo menor a su valor real a empresarios que hoy destacan  en la lista de los más ricos del mundo. Sin embargo, los servicios de estas empresas  se han caracterizado por su ineficiencia y abusos contra el consumidor.
Casos icónicos no faltan. Ahí está Telmex, vendida a Carlos Slim Helú en 1991, la pieza clave para que este empresario se convirtiera a la postre en el hombre más rico del mundo. La empresa telefónica dominante en México es siempre blanco de críticas por sus prácticas desleales, mal servicio, abusos en sus tarifas y por su retraso tecnológico con respecto a otras telefónicas del mundo. 
Esta el caso de TV Azteca. Carlos Salinas de Gortari le vendió Imevision en 1993 a Ricardo Salinas Pliego, que la convirtió en TV Azteca, S.A., que hoy es la segunda cadena de televisión más importante del país, pero cuya programación es de pésima calidad en producción y contenidos.
La privatización de la banca es la más famosa y que más daño le ha hecho al país. Hoy los bancos en México dan un pésimo servicio, cobran la tasa de interés más altas del mundo y ofrecen un bajo rendimiento en el ahorro. El caso BANAMEX es de los más representativos. Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú (primo de Carlos Slim) compraron el Banco Nacional de México al gobierno de Carlos Salinas en 1992. Luego Harp Helú gano millones de dólares en el 2001 cuando Citigroup compro Banamex compro Banamex. Sin embargo, este banco ofrece un servicio que usualmente  causa descontento entre los usuarios. Altas tasas de interés en los préstamos y cobros por transferencias que nunca fueron realizadas son algunas de las perlas del llamado “Banco Nacional de México”, contrariamente al nombre que lleva esta institución financiera, les pertenece a los extranjeros. 
Al final del sexenio de Salinas de Gortari, la gran mayoría de las empresas estatales ya habían sido desmanteladas y malbaratadas. El Estado quedo desnudo, vulnerable y para colmo no se logro contener la crisis económica de 1994, la más dura de los últimos 40 años. El error de diciembre dejo a millones de mexicanos en la pobreza.
La privatización de los bancos nacionales potencializo la catástrofe del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBRAPROA) en 1998, cuando el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, ante el temor de una nueva crisis, convirtió en deuda pública los pasivos de los fondos que sirvieron para rescatar a los bancos privados y cuyo monto ascendió a 552 mil millones de pesos de entonces. 
Zedillo respeto con obediencia la máxima de la economía neoliberal de socializar las perdidas y privatizar las ganancias. El rescate del Fobraproa es una pesada losa que la tendrán que pagar las nuevas generaciones.
¿En que ha beneficiado la privatización de los ferrocarriles a los mexicanos?
Y en relación a las reformas estructurales educativas y energéticas del actual gobierno de Enrique Peña Nieto ¿acaso no es la continuidad de las privatizaciones iniciadas en 1982? 
ANDRES GOMEZ OJEDA

FRENTE POPULAR REVOLUCIONARIO-Córdoba, Veracruz

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