Signos de
despertar
José Agustín Ortiz Pinchetti
La nación todos los días da señales de abandonar inercias y mostrarse
inconforme. Contradice a los pesimistas y exaspera a líderes del sistema. La
participación crece y toma formas originales y múltiples. La destitución de
Arturo Escobar, el operador verde, es una decisión política de
alto nivel, pero miles de ciudadanos se organizaron para exigirla, como antes
la cancelación del registro de su partido. El gobierno podrá apostar a ignorar
la crisis de derechos humanos, pero grupos civiles y académicos vinculados con
organizaciones extranjeras mantienen una presión eficaz, no se olvidan
Ayotzinapa y Tlatlaya y decenas de miles de ejecutados y
desaparecidos. Las denuncias populares sirvieron para que Juan Méndez, relator
de la ONU, pudiera dictaminar que la tortura es práctica generalizada en
México. Está claro que el gobierno ya no recibe el apoyo mayoritario de la
población. Y el regreso del PRI irrita cada vez más y produce
múltiples protestas e impugnaciones.
Los capitalinos participaron en una consulta inédita con un rotundo ¡no! al
Corredor Chapultepec. Los poderes que apoyaban el proyecto tuvieron que
someterse. No se puede seguir engañando a la gente: sólo 12 por ciento cree que
nuestra democracia es verdadera, apenas 20 por ciento confía en los partidos
políticos, 15 por ciento en los diputados, la mitad de los jóvenes no se
identifica con ningún partido, más de la mitad de los mexicanos cree que los
políticos no se preocupa por ellos. La reforma política del DF completó una
etapa más. Hace 23 años la exigencia de un gobierno propio se expresó en un
plebiscito; hoy, a pesar del desfiguro de un constituyente por elección
indirecta se han abierto las puertas a la constitución capitalina, tarea
pendiente desde 1824. Vean ustedes; las maniobras del gobierno para manipular
la opinión pública son cada vez más fallidas; un espot que criticaba la
inconformidad de la gente tuvo que sacarse del aire en 24 horas. La ley
Fayad, para poner freno a la politización de las redes sociales, fue
desechada.
Podríamos multiplicar los ejemplos. Los invito a que ustedes mismos con
la simple lectura de los diarios encuentren los síntomas de un cambio profundo
en la cultura política. Este despertar múltiple significa que estamos empezando
a vivir una ciudadanía política plena. Sin embargo, si estos esfuerzos no se
articulan, podrán ser espectaculares, pero terminarán en un fracaso, como laprimavera
árabe; tendrán que condensarse en un frente político capaz de
convertir a toda esta energía en una estructura, que de modo pacífico y legal
gane el poder.
Twitter: @ortizpinchetti
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