Sanjuana Martínez
Hoy no voy a
escribir más. Me voy con esta imagen aterradora del crimen de la periodista
Anabel Flores, clavada en el corazón. Imagino sus horas de angustia. Imagino el
gélido aliento de la muerte caminando a su lado, sabiendo que sería asesinada.
Pienso en el dolor físico ocasionado por la tortura. Pienso en sus dos hijos. Y
se me parte el alma. Matar periodistas no significa matar la verdad. Matar al
mensajero no significa matar el mensaje. ¿Cuando lo van a entender?... Cada
vez que matan un periodista en México matan una parte esencial de nuestra débil
democracia.
El martirologio de periodistas en México no debe seguir aumentando. 16
periodistas asesinados en Veracruz y Javier Duarte se convierte así en el gran
depredador de la prensa. Algo tiene que suceder para terminar con esta
impunidad endémica que invita a la repetición del delito.
Hoy fue Anabel, ¿quién sigue? ¿Nos quedaremos esperando la llegada del verdugo?
Necesitamos su apoyo. Quienes defienden el trabajo que hacemos, quienes
defienden periodistas, defienden la libertad de expresión, defienden la
libertad de prensa, defienden nuestro derecho a estar informados, a conocer la
verdad.
Hoy, me van a disculpar, no voy a escribir más. Hoy tengo derecho a llorar.
El martirologio de periodistas en México no debe seguir aumentando. 16 periodistas asesinados en Veracruz y Javier Duarte se convierte así en el gran depredador de la prensa. Algo tiene que suceder para terminar con esta impunidad endémica que invita a la repetición del delito.
Hoy fue Anabel, ¿quién sigue? ¿Nos quedaremos esperando la llegada del verdugo? Necesitamos su apoyo. Quienes defienden el trabajo que hacemos, quienes defienden periodistas, defienden la libertad de expresión, defienden la libertad de prensa, defienden nuestro derecho a estar informados, a conocer la verdad.
Hoy, me van a disculpar, no voy a escribir más. Hoy tengo derecho a llorar.
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