Edgar Hernández/ Línea Caliente
“¡Perdona a tus enemigos, pero no olvides sus nombres”, John F. Kennedy
Hace seis años, en un día como hoy y con la plenitud del “pinche poder” en sus manos, Fidel Herrera disfrutaba las mieles del clímax. Desde muy temprano habían llegado a “Casa Veracruz” los grupos musicales para entonarle las mañanitas.
De hecho la fiesta por el del cumple había arrancado desde las 12 de la noche anterior con un brindis en corto con sus más allegados: Javier, Jorge, Erick, Alberto, Edgar, Salvador, Ranulfo, David el “tontín”, Joel, Enrique y Pepe Murat, Toño Benítez, el negrito bembón Rafa Cruz y otros también cercanos pero del segundo círculo.
A sus 57 años en ese entonces todo era alegría, buenos vinos, comida de chef, música, mujeres, chistes, apodos, risas. Era como estar en Disney.
Fidel siempre supo cómo usar la herramienta del poder.
Era y lo es, un hombre, un político –a no dudar- con gran experiencia; sabedor de tiempos, con una idea clara de que todo lo que en política se puede pagar resulta barato.
En aquel entonces logró sacar del marasmo y desprecio presidencial a Veracruz con dos que tres jugadas de inteligencia envolviendo a Vicente Fox, aquien no solo lo colma de halagos y dinero, sino que hasta al boulevard más importante que conecta a Veracruz con Boca del Río le impone su nombre.
Para Fidel el dinero era un medio… y un fin (personal). Para Fidel las damas era el escalón de años de complejos e insatisfacciones. Para Fidel, sus chavos la herencia, el legado transexenal, lo mejor de su obra política.
Este amigo, sin embargo, había olvidado leer la última página del libro de la política donde se anota claramente que el poder es prestado y que en el quítate tú que voy yo, descuidó el referente histórico de lo sucedido a Díaz Ordaz con Echeverría; a éste con López Portillo.Lo que pasó a Carlos Salinas con Ernesto Zedillo; el atropello de Dante a don Fernando.
Han transcurrido tres años con tres meses y nueve días y los escasos minutos de este día que Fidel dejó la estafeta gubernamental ese inolvidable primero de diciembre del 2010 en que dejó la gubernatura cabalmente convencido de que en el minimaximato, en él, si funcionaba.
Algo no entendió.
Al igual que Luis Echeverría Álvarez creyó en el aperturismo convencido que dejando a un lado la experiencia, la madurez y la sabiduría combinada con la juventud, eran la fórmula para cambiar a México y para trascender, dejar a un pelele, su compadre, para seguir mangonendando.
El presidente dejaría con la silla una deuda de 147 mil millones de pesos, que aún se siguen pagando. Echeverría aun no muere, tampoco el odio que gestó, ni el desprecio del sucesor.
Con el presidente López Portillo sucedería algo similar. Hasta su muerte la gente le gritó “¡perro!”.
¿Con Fidel otro es el canto?
Fidel Herrera donde se pare en Veracruz –ahora no se para y de cuando en cuando llega de escondidas- es saludado con cierto afecto. Aún recuerdan muchos veracruzanos ese populismo.
Y si bien nadie le perdona que nos haya dejado una deuda de 80 mil millones de pesos, tampoco se olvidan esos billetitos de 200 pesos que siempre traía a la mano para la señora de Paso del Toro, para la prieta Rosa de Alvarado, para su “amigui” de Orizaba, esa jovencita de cabellos de seda y cuerpo escultural con quien gustaba bailar.
En realidad tuvo muchos amigos nacos y narcos.
Era rápido para la broma, muy rapidísimo para engatusar y muy certero para los juegos del poder ¿Se equivocó con Duarte?
Hoy todo mundo piensa que en de Nopaltepec está pelao. Que está muerto y enterrado. Que está en su casa cuente y cuente billetes. Jeje.., no saben que un hombre que vive y respira política, jamás se aleja de la cosa pública.
Y si bien lleva ya más de 14 meses en el hule por esa maldita enfermedad en la mandíbula producto de un accidente de juventud, aguanta vara. 75 puntadas le dieron la última vez en la encía inferior cambiando un poco su fisonomía y obligándolo a bajar drásticamente de peso… pero ahí está, siempre pendiente de todo lo que sucede en Veracruz.
Los amigos que tanto celebraron su cumple y sus pesadas bromas; los que podían meter la mano al cajón y los que daban la vida por él, dejaron de llamarle; de insistir en la recomendación del “jefe” para que no les quitaran la chamba los jóvenes duartistas.., bueno, pues esos simplemente ya no le llaman. No lo buscan.
No les sirve para nada el “Tío”.
Olvidan en que este tío nunca ha dejado de hacer política y se quedaron con la finta de que si no fue embajador, ni dirigente priista, ni operador de nada y que le corren a sus recomendados es porque ya no sirve.
Olvidan que Fidel es un animal político que tiene el pulso de Veracruz, el pulso de la república. Que ya se sentó a platicar tres veces con Héctor –aunque lo niegue, de hecho esa es su obligación y estrategia- que ya se reunió con Pepe y que sus operadores de toda la vida (Ranulfo, Reynaldo, Benítez Lucho, Tomás Carrillo y el embozado Erick Lagos) siguen en permanente contacto con el hombre… y también operando.
Sus enterradores son muy lineales. No saben cuanta fuerza trae. El no muestra carta alguna. Nada de a muertito. Sus oficinas están vacías. Ya no llegan los ingratos… pero trae un ejército de técnicos operando en las redes, con sistemas informativos de sofisticado monitoreo. A temprana hora le llega la síntesis. También la agenda. Otro equipo más mueve el monstruo financiero allá en Tiber.
¿Fidel habrá de intervenir e inclinar la balanza en el 2016?
Pues, lo más seguro, seguro, seguro es que quién sabe. Pero de algo si se puede estar cierto y es que sus entretelones de poder están más vivos que nunca. El no podrá decir a Enrique Peña Nieto quien va a ser, pero a no dudar, el elegido ya lo tiene, si no coptado, si muy cerca de él.
Carlos Salinas no tiene un cargo público con Enrique Peña Nieto, pero es su jefe máximo, el referente, el factótum, el alter ego. Es quien está atrás de las grandes decisiones, de las reformas, de los negocios y de quienes detentan cargos relevantes en la procuración de la justicia y temas energéticos y financieros.
Es quien le mueve al empresariado y quien “sugiere” políticas públicas de trascendencia histórica. De hecho regresaron los mismos programas que tenía en vigencia cuando fue presidente a finales de los ochenta, pero hoy con otro nombre.
Fidel, guardada proporción trae esa tesitura.
¡Fidel Vive!
Hoy es su cumple. Nadie lo pela. Así es la política, de tiempos y de circunstancias. El ya bailó. Está sentado esperando la siguiente fiesta que podría ser en su casa. Es de los convencidos que el poder político está por encima del poder económico. Es de los que cambia el dinero por poder político.
Ya alguien comentaba que Fidel es de lo que entra a un restaurante en donde todos llegan a saludarlo y donde todos le piden. A cada uno que se acerca le dice algo, acaso le promete, a otro da el salero de la mesa. Se levanta, va saliendo y roba una azucarera para dársela al insistente que pide apoyo; autoriza al que llega furioso a que se lleve el mantel y que a la sordina se lleve una silla. Sale del restaurante en medio de aplausos sin pagar la cuenta.
¡Ese es Fidel!
El mismo que ha participado en todos los procesos electorales de Veracruz en lo que va del sexenio –la presidencial y las municipales, las diputaciones locales y federales-. Trabaja, cumple, fracase o no, y se retira. Se regresa a su cueva.
Ahí está vivo.
El año próximo sabe que va por el juego que definirá el ajedrez político de 2016. Vela armas. Habrá de imponer a sus gallos regresar a su cueva para que a finales del 2015 venga el renacimiento.
Tiempo al tiempo.
Información enviada por Comunicación Estratégica.
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