Por José Miguel Cobián
Mucho se ha dicho sobre la elección en Baja California Sur, gubernatura que ganó un ex perredista arropado por las siglas de Acción Nacional, y más se dirá en Veracruz, pues se ha filtrado en columnas políticas que el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán fue quien estuvo a cargo de la operación del PRI en aquél estado.
A simple vista, se afirma que Fidel perdió la elección sin considerar una serie de factores que implican que Fidel ganó terreno para el PRI independientemente de haber perdido la gubernatura del estado.
Vale la pena puntualizar que Baja California Sur viene de dos sexenios perredistas, que recibieron la gubernatura del PRI y que ahora será gobernado bajo las siglas de Acción Nacional, creando una fractura en la relación PAN-PRD debido a que el primero recibe el gobierno de manos del segundo y con un ex militante amarillo, lo cual incrementa los agravios y el resentimiento por parte del PRD a nivel nacional y pone en duda posibles alianzas y transferencia de votos entre uno y otro partidos políticos.
Si recordamos también que el PRI prácticamente estuvo borrado del mapa electoral, y que ahora se levanta como segunda fuerza electoral, ganando las alcaldías de la capital La Paz y también Loreto, dos de las ciudades más importantes, además de haber logrado cuatro diputados locales por el principio de mayoría, computó más de ochenta mil votos, es decir arribita de una tercera parte de la votación total, esto nos permite ver un panorama diferente. Y me explico. De tener un estado en dónde no había prácticamente presencia roja, ahora pasa a ser un estado que en caso de realizarse hoy la elección presidencial, le daría al PRI una tercera parte de sus votos, lo cual incrementa las posibilidades de dicho partido en su búsqueda de regresar a los Pinos en 2012.
Si un partido político como es el caso del PRI tiene cuando menos un tercio de la votación en los estados en los cuáles no es favorito para ganar, y además tiene una mayoría en la mayoría de los estados, especialmente en los gobernados por sus siglas, esto significa que tiene mayores posibilidades electorales que cualquier otro. Sobre todo, porque hay estados en dónde el PRD es inexistente como Veracruz, y también hay estados como Guerrero en los cuales el PAN es inexistente.
Viéndolo desde una perspectiva a largo plazo, el regreso del PRI gracias a la operación de Fidel Herrera es una victoria para el político veracruzano, pues su presencia llego a oxigenar y darle operatividad a la estructura de partido y a sus candidatos. Desde su llegada, Fidel inició un camino ascendente en las preferencias electorales de los candidatos de su partido, y quizá lo único a reprocharle es no haber llegado antes, pues de continuar la tendencia y habiendo más tiempo disponible, seguro que su candidato Ricardo Barroso se hubiera llevado el triunfo.
Las cuentas de los grandes números nacionales, indican que el PRI siempre es competitivo, y gane o pierda, se lleva una buena tajada de votos, mientras que el PAN y el PRD son partidos con características regionales, sin presencia real en todo el territorio nacional.
Hubo una época en que ambos partidos tuvieron presencia nacional, pero sus errores y desaciertos han provocado el desencanto del electorado en distintas regiones del país, empujándolos hacia el desfiladero de la traición a la ideología y los principios, aliándose con el único fin de impedir el regreso del PRI, sin importar quien gobierne, sin planes, sin programas y sobre todo sin una definición ideológica que ofrecer al electorado, ofendiendo a sus electores, al unir espurios y legítimos sin justificación moral más allá de la búsqueda del poder por el poder.
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