26 de febrero de 2011

El Baldón: La Mala Palabra

Por José Miguel Cobián
Jugando, me pregunté por una palabra que no sea grosería pero que sea considerada como tal por la población. Inmediatamente la respuesta llegó: Política. Y llegó acompañada de servicio público, servidor público, funcionario electo, funcionario designado, y muchas otras más relacionadas con lo mismo. Si nos preguntamos la razón de que esté tan desprestigiada una actividad que supuestamente debiera servir para mejorar la vida de todos, la respuesta está a la mano.

Los políticos se enriquecen. Los políticos hacen grandes negocios mientras el resto de la población vive en la pobreza. Los políticos y funcionarios gozan de enormes ventajas, entre otras la de tener jugosas jubilaciones de más de cien veces las de los simples mexicanos.

Salga usted a la calle y pregúntele a un transeúnte que le duele de la vida en común de los mexicanos, y muchos le contestarán que la simulación en la que se viven los asuntos públicos de nuestro país. Por ejemplo:

Cuando escuchamos que habrá una campaña de protección a la flora del Pico de Orizaba, sabemos que es urgente resolver el problema de deforestación pero también sabemos que no habrá ni siquiera presupuesto para guardabosques, porque algunos mexicanos se están beneficiando con el tráfico de madera, a pesar de que medio Veracruz se quede sin agua en el mediano plazo. Sabemos también que a la población afectada no le importa lo que suceda a mediano plazo, lo importante para ellos es lo que pase hoy, y desentenderse de los problemas graves que pueda haber en el futuro.

Si leemos que hay un problema de nivel educativo en México. Sabemos también que nada se va a resolver, porque para la clase gobernante, es más importante conservar la buena relación con Elba Esther, y mantener ignorante al pueblo, que elevar el nivel de conocimientos de las próximas generaciones. Sabemos también que a los padres les interesa mandar a sus hijos a la escuela, y que no les importa el nivel de calidad de la educación que sus hijos asimilen.

Cuando nos llegan documentales o comentarios de celebridades sobre los problemas ecológicos del planeta. Entendemos de inmediato que podemos reducir nuestra ¨huella ecológica¨ con medidas muy simples, pero somos tan irresponsables que ni los ciudadanos ni los gobernantes tomamos medidas para hacerlo. Viva la irresponsabilidad. Separar la basura, para que, si los camiones la vuelven a revolver… No tirar pilas que tanto contaminan, que flojera, y las campañas para recolectarlas están apagadas… No gastar agua, si hasta en restaurantes y fondas vemos que se tira el agua en el wc o el lavabo y pasan meses y nadie hace nada ni se queja, pues a fin de cuentas somos tan incultos que no entendemos el daño que causan las fugas y que flojera repararlas. Que si en otros países se fabrica diesel mediante la recolección de aceites usados para reciclarlos, pues que bueno, nosotros los mexicanos no tenemos capacidad para hacerlo ni nos importa.



Lo más divertido es cuando escuchamos que se acabará el abuso y la corrupción. Los funcionarios insisten en que van a luchar contra estas lacras, sin acabar de entender que la corrupción es lo que hace que este país se mueva, y que el abuso es una forma de ser natural en aquél que tiene un poquito de poder, reflejando los grandísimos complejos del mexicano, que se analizan desde Octavio Paz hasta la fecha. Que si un policía, un agente de tránsito, un burócrata en general, un soldado, un funcionario menor, otro mayor, etc., abusan de la población… pues es normal en un país tan bárbaro e incivilizado como el nuestro… aunque nos duela es la verdad. Y raro es aquél que no lo hace.

Así podría seguir hasta el infinito. Mencionando las fallas de los políticos tan desprestigiados, pero insistiendo en que éstos políticos son mexicanos y reflejan lo que los propios mexicanos somos. Aunado a que no están solos, supuestamente los ciudadanos debemos vigilar y exigir en el actuar de los funcionarios, pero en lugar de ello nos sometemos al poder, ante el temor de un abuso o represalia.

Parafraseando podríamos decir el día de hoy: ¨Pobre México, tan lejos de Dios y en manos de Mexicanos¨.

Ojalá nuestros tataranietos puedan hablar diferente de nuestro país y tener motivos reales y actuales, para sentirse verdaderamente orgullosos de él y de sus habitantes.

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