13 de mayo de 2011

La miseria, estigma del ejido Manuel Almanza, en Veracruz

Contaminación, otro problema que aqueja a esa comunidad de Coatzacoalcos

Una de las familias que habitan en el ejido Manuel Almanza, en Coatzacoalcos, en condiciones de pobreza extrema. Algunos pobladores se emplean como jornaleros por un salario de 200 pesos a la semanaFoto Jesús Lastra
Una de las familias que habitan en el ejido Manuel Almanza, en Coatzacoalcos, en condiciones de pobreza extrema. Algunos pobladores se emplean como jornaleros por un salario de 200 pesos a la semanaFoto Jesús Lastra
Jesús Lastra Ríos
Corresponsal
Periódico La Jornada

Manuel Almanza, Coatzacoalcos, Ver. 7 de mayo. En este ejido, la pobreza marca por igual a las 127 personas que lo habitan. Carecen de todo, desde agua potable, hasta energía eléctrica, escuelas y dispensarios médicos.

El poblado consta de medio centenar de casuchas que se levantan en una de las márgenes de la laguna, donde sus habitantes se lamentan de vivir olvidados desde hace más de 20 años en unos terrenos de la Comisión Nacional del Agua. Por ello, aclaran, no son dueños ni del pedazo de tierra que ocupan.

Aquí sobreviven de los pocos peces que logran extraer a las negruzcas aguas del embalse de la presa La Cangrejera, que surte a la petroquímica del mismo nombre, o de emplearse como jornaleros con salarios de hambre.

La pequeña escuela comunal Miguel Alemán Valdés está cerrada pues la maestra se fue del pueblo hace varios meses, aunque prometió regresar para enseñar a leer y escribir a 25 niños de este caserío de apenas 50 chozas.

En el pueblo existen resabios del proceso electoral: los que siguieron a Rodiberto Rodríguez Gómez, que resultó electo subagente municipal –aunque no cursó la educación primaria– y quienes se inclinaron por la perdedora: Araceli Hernández González, de sólo 20 años de edad.

Pero la comunidad tiene reclamos: la necesidad de trabajo, la construcción de un pozo artesiano que les permita tener agua en sus casas, además de energía eléctrica, escuela y cuando menos la visita de un médico de vez en cuando.

La localidad es ejemplo de cómo en Coatzacoalcos, municipio al que pertenecen, conviven la miseria y la opulencia derivada de ser el principal puerto petrolero del país y asiento de los complejos petroquímicos de Pajaritos, Morelos y La Cangrejera.

Hay un sector industrial que cobra a sus habitantes una alta renta social: la contaminación que repercute en la salud, que provoca problemas respiratorios, de la piel y otros males.

Ejemplo de ello son Marcela Ortiz Cayetano y Dila López Almeyda –quienes al igual que los demás habitantes no están incluidos en ninguno de los programas de asistencia social de los tres niveles de gobierno.

Marcela, quien olvidó su edad, comparte su jacal con su hijo Juan Tadeo, de bajo coeficiente mental. Su otro hijo, Sabás, padece el mismo mal, aunque trabaja en un vivero de Coatzacoalcos, donde gana 200 pesos a la semana.

La mujer desconoce los motivos y razones de los males que aquejan a sus hijos y lo achaca a la circunstancia de ser pobre, situación que los obliga a vivir en condiciones infrahumanas y comer una vez al día, cuando bien les va.

El biólogo Lorenzo Bozadas Robles, de la asociación civil ecologista Ambiente y Desarrollo Humano de Coatzacoalcos, señala que el enanismo podría estar ligado a los efectos de la contaminación que genera Petróleos Mexicanos con la quema de sus desechos tóxicos en Pajaritos.

Pero no sólo es el problema del enanismo. Dila tiene tres descendientes: un hombre y una mujer de baja estatura, con una deformación que le impide caminar.

Su hijo Fermín es parco, se queja de los problemas que tiene para caminar grandes trechos debido al tamaño de sus piernas, pero se dedica a la pesca y labora de jornalero.

Brumilda, la hija de Dila, mide 1.20 metros, se casó con un hombre de estatura normal, tiene un hijo y se mueve en un triciclo de carga, que maneja hasta donde tienen una pequeña lancha en la que pescan.

Dila se queja, se lamenta de la pobreza, de no tener cama dónde dormir, de andar con chanclas. “Pero así vivimos, cuando hay comemos huevos y pollo de corral, y cuando no, sólo tortillas”, dice.

Fuentes del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia informaron que por disposición del edil Marcos Theurel, brigadas del organismo proporcionarán atención médica y otros servicios a esa comunidad.

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