Por Álvaro Cepeda Neri
Con sus alternancias y transiciones utópicas, es correcta la imputación de López Obrador de que los sexenios panistas han sido mafias de foxistas y calderonistas. Con la victoria pírrica de Fox y el ilegítimo triunfo, dudoso como el de Salinas, de Calderón, llevaron a sus socios, amigos y familiares a los cargos administrativos, legislativos y judiciales. Y contra la consigna de Carlos Castillo, perdieron el partido (ya en decadencia) y perdieron el gobierno, dedicándose al saqueo (haciéndose de recursos para sus campañas electorales en puerta, echando manos del capital de la banca de desarrollo, mientras buscan desacreditar a sus enemigos a través de la Unidad de Inteligencia Financiera que escarba en los “ahorros” de funcionarios y políticos).
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Juan Camilo, Iván, Mouriño Terrazo –hijo de una millonaria familia española radicada en nuestro país (los Mouriño Atanes, Escalante y Terrazo), y quien había financiado a Calderón desde que ambos se encontraron en la Cámara de Diputados– fue el principal cómplice-amigo hasta que, como a Colosio, desde los pasillos del poder presidencial, lo mandaron matar.
Las historietas Calderón-Mouriño, García Luna-Calderón y otras parejas de Calderón son parte del excepcional libro Los cómplices del presidente, de la reportera Anabel Hernández. En nueve capítulos, una presentación y un índice onomástico (con más de 400 páginas), la periodista amenazada de muerte por el mequetrefe Genaro García Luna (policía improvisado desde el foxismo, protegido de la Sahagún) nos cuenta, con pelos y señales, los intereses creados del calderonismo (la prima-hermana de la esposa de Calderón, una de las cómplices del incendio de la Guardería ABC, protegida y exonerada). Mouriño era el elegido de Calderón para sucederlo, pero, en el camino de la oficina presidencial a la Secretaría de Gobernación, cambiaron los planes (remember Salinas-Colosio), y tras su homicidio, ahora el favorito es García Luna, el temible policía con la pistola amartillada en cuanto escucha la palabra periodista.
Anabel Hernández enfocó su trabajo periodístico en la creciente corrupción que existe (mansión, sospechoso en Francia de depósitos, favoritismo a sus cómplices, montajes televisivos para sus capturas y su cercanía con Calderón más allá de la relación entre un empleado y el jefe, etcétera); y en sus textos del cotidiano quehacer del diarismo, como en sus documentados libros, va del foxismo al calderonismo ofreciendo en los medios periodísticos las mejores aportaciones para que los lectores conozcan de primera mano cómo los panistas resultaron listos para el saqueo, tontos para la administración, estúpidos para gobernar y unas “chuchas cuereras” para los abusos al amparo de la impunidad del manto presidencial. Periodista hasta las últimas consecuencias, reportera incansable, Anabel Hernández no se ha dejado intimidar y continúa el cumplimiento de su deber.
Ficha bibliográfica
Autora: Anabel Hernández
Título: Los cómplices del presidente
Editorial: Grijalbo
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