Las vías de comunicación terrestre, siempre han significado el desarrollo de los pueblos. La comunicación vial inicia por la apertura de un camino, dependiendo de su ubicación y orientación, se convierte en una calle, avenida o carretera. Después se amplía, se pavimenta, se le aumentan carriles de acuerdo a las necesidades de comunicación. A este proceso obedecen las vías de comunicación cuando el objetivo es beneficiar el desarrollo comercial, material y económico.
En ésta lógica, se ampliaron y mejoraron las vías de acceso de comunicación de Plaza Valle en ésta Ciudad de Orizaba. Se abrió una vía de acceso rápido al pie del Cerro de Escamela, se amplío a cuatro carriles la Sur 43 para conectar el acceso a Plaza Valle con la principal avenida de Orizaba que es la Oriente 6. Se mejoró el equipamiento urbano por la parte oriente ésta Ciudad, donde tiene su asentamiento ésta plaza, en esta parte de la Avenida Circunvalación se levantó el asfalto y se aplicó concreto hidráulico. Todo esto con el afán de atraer y facilitar el acceso de los consumidores, para beneficiar comercialmente a esta plaza.
Por otra parte, el trato para el comercio del primer cuadro de la Ciudad fue todo lo contrario al darle el carácter de Centro Histórico. Bajo el pretexto de cumplir un Decreto Presidencial se modificó la arquitectura de las fachadas comerciales para reducirles impacto visual mercantil. Se redujeron los arroyos vehiculares, haciendo calles y avenidas más estrechas. Se cerró la Calle Madero. Esta estrategia de ahorcamiento y ahogamiento vial se hizo para desalentar el acceso y paso de compradores y consumidores en el primer cuadro de la Ciudad y así reventar el comercio histórico establecido en esta área y detonar el comercio en Plaza Valle.
Lo que sucede en Orizaba, es una tendencia mundial de las nuevas formas de colonialismo imperial. El neocolonialismo europeo y norteamericano, ya no consiste generalmente en la invasión completa de territorios. Ahora la anexión de países en desarrollo o también llamados economías emergentes se hace de manera selectiva. Esta estrategia consiste en la privatización de la economía, el libre mercado y la globalización. Este proceso de neocolonización inició en nuestro País en 1982, con Miguel de la Madrid, a partir de ese sexenio las empresas paraestatales de bienes y servicios que eran de gobierno, fueron quebradas y luego vendidas a precios de remate a empresarios mexicanos. En 1994 Carlos Salinas de Gortari pone en vigor el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCN). Los empresarios mexicanos que fueron beneficiados con la entrega de las empresas paraestatales y los bancos, no tuvieron la capacidad de competir en el libre mercado con Canadá y Estados Unidos de Norteamérica. Estos hombres de la iniciativa privada saquearon, quebraron las empresas y bancos que Miguel de la Madrid y Salinas de Gortari pusieron en sus manos y luego las entregaron a los intereses trasnacionales del imperialismo norteamericano y europeo.
Actualmente las minas de cobre, oro, plata, hierro y carbón están en posesión de las trasnacionales canadienses. El país ha sido desindustrializado, un ejemplo son las fabricas textiles de esta región que fueron reducidas a ruinas. La poca industria nacional que queda sigue siendo entregada a las trasnacionales como es el caso reciente del Grupo Cuauhtémoc Moctezuma que fue entregado a la trasnacional alemana Heineken. El sistema bancario del País, está bajo control de la banca trasnacional norteamericana y europea: BBV BANCOMER; capital español, Scotiabank Inverlat; capital canadiense, Banamex Citigroup; capital norteamericano. Actualmente y de manera velada se está entregando el sector energético a las trasnacionales. La generación de energía eléctrica se está entregando a compañías extranjeras. Los procesos de exploración, explotación y refinamiento de PEMEX se están poniendo en manos de compañías gringas.
El comercio no podría ser la excepción, en éste proceso de neocolonización. El suelo de uso comercial más estratégico está siendo entregado al comercio trasnacional. Así como los gobiernos en turno, desde Miguel de la Madrid hasta Felipe Calderón han saqueado y quebrado la industria paraestatal y nacional y los bancos, en complicidad con empresarios rapaces y mercenarios, para luego entregarlos a los intereses trasnacionales. Así, de esas ideas y de esas prácticas han sido los últimos ayuntamientos de esta Ciudad de Orizaba, que en el uso de facultades del Cabildo como son las de autorizar el uso ó el cambio del uso del suelo, entregaron a las cadenas comerciales nacionales y trasnacionales, los lugares más estratégicos para ejercer el comercio. La diferencia estriba en que nadie había atentado de manera tal vil y perversa contra el comercio local para beneficiar al comercio trasnacional, como Juan Manuel diez y Hugo Chaín.
Pensar que éste tipo de individuos van a dar marcha atrás en entregar a Orizaba a los intereses trasnacionales es una ingenuidad y un error. Recordemos como Felipe Calderón y Javier Lozano Gracia en complicidad con el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) reventaron a Luz y Fuerza del Centro y al combativo Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que hasta hoy sigue en pie de lucha. De esa calaña son Juan Manuel Diez, Hugo Chaín, Víctor Castelán, Víctor García Trujeque, Andrés Morales y Alejandro Garnica, que en aras del beneficio personal, harán lo que sea para beneficiar el comercio en Plaza Valle, aun a costa de reventar el comercio local en el primer cuadro de la Ciudad.
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