Ernesto Villanueva renunció a la dirección del Centro de Investigaciones Jurídicas de la UDLAP por la intolerancia del Rector Luis Ernesto Derbez.
Intolerancia del rector Luis Ernesto Derbez, la causa
Por José Martínez M.
Puebla, Pue., a 06 de junio de 2011
Académico notable, agudo crítico de la realidad del país, Ernesto Villanueva rompe el silencio. Decide desde su espacio en la Universidad de las Américas Puebla sobre el motivo de su renuncia a la UDLAP, una de las instituciones académicas mejor posicionadas en el ranking de las universidades mexicanas, de acuerdo a diferentes criterios de evaluación.
En la máxima casa de estudios del país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ernesto Villanueva brilla con luz propia. Su palmarés académico es apabullante. Ha recibido un par de doctorados honoris causa, ha alcanzado el máximo nivel en el Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt. Ha sido asesor parlamentario de varios países en América Latina. Es autor de más de una veintena de obras y coautor de medio centenar de libros especializados.
Basta decir que de manera desinteresada donó hace dos años una de las bibliotecas más especializadas y documentadas en derecho a la información a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, —la institución de educación superior de mayor tradición en el estado de Michoacán. Con ese bagaje llegó, hace menos de un año, el doctor Ernesto Villanueva a la UDLAP, pero decidió romper con ese espacio de confort que caracteriza a la burocracia y las elites académicas de nuestro país.
Vestido de manera informal, entre sorbos a su refresco y su infaltable laptop, el doctor Villanueva accede a la entrevista.
– ¿Por qué decides renunciar a la UDLAP, cuando venías desarrollando un proyecto muy importante que atrajo, desde un principio, los reflectores en distintos ámbitos, en especial el académico y el político?
– Porque no hay condiciones para seguir adelante. Mi vida profesional la he dedicado a los temas de transparencia, libertad de expresión y combate a la corrupción. Lo más fácil era no hacer nada y quedarme en la cómoda zona de confort de dejar hacer, dejar pasar, pero el silencio me convertiría en cómplice. Reconozco que tener un trabajo bien remunerado quizá sea argumento para que muchos miren para otro lado, disfruten la vida tranquila de Cholula y vean pasar el tiempo con sus familias. Es respetable esa postura, pero esa no es, sin embargo, la mía.
Agrega el catedrático: “En Puebla he sido incómodo en muchos aspectos que generalmente no se tocan, no se discuten por comodidad, por temor o por conveniencia o por las tres cosas juntas. He querido hacer la diferencia. Lo mismo critiqué la iniciativa regresiva del gobernador (Rafael) Moreno Valle en materia de daño moral, como también he hecho lo propio con el Poder Judicial del Estado. Incluso también hice críticas a la propia Universidad de las Américas Puebla con un ánimo de identificar problemas y proponer soluciones”.
Ernesto Villanueva recuerda que “lamentablemente ello ha sido considerado por su rector Luis Ernesto Derbez como una agresión a su gestión. Por esa razón, he presentado mi renuncia con fecha 31 de agosto, de suerte que con toda responsabilidad y tiempo pueda concluir los proyectos en desarrollo, salvo que razones ajenas a mi voluntad impidan cumplir este propósito. Mis colegas del Centro de Investigaciones Jurídicas de la UDLAP han decidido solidarizarse conmigo y marcharse en la misma fecha por su propia decisión que mucho valoro y reconozco”.
– Reflexivo, agudo en sus juicios, el doctor Villanueva está consciente del peso de sus palabras. Asume su actitud como siempre lo ha hecho, con el compromiso que asume todo universitario comprometido con su país. La pregunta es obligada: ¿Realmente se afectaron tantos intereses?
– Creo que así ha sido visto por algunos directivos. No hay una cultura del debate, de la discusión y se privilegia desacreditar al mensajero más que el mensaje. La intolerancia es parte de la naturaleza humana. Las universidades deberían ser, sin embargo, un espacio de universalidad, pluralidad de ideas y proyectos. No es el caso de la UDLAP. Sus umbrales a la tolerancia y a la crítica son escasos. Cualquier postura que se aparta del discurso oficial es vista como una “agresión a la Universidad”. Es muy grave para mí que no se diferencien las personas de las instituciones, situación que finalmente pone en riesgo a estas últimas.
– Bueno, tú tienes un amplio prestigio académico, has sido un importante consultor en el Poder Legislativo, se han aprobado leyes en base a propuestas jurídicas en el área de tu especialidad, ocupas un cargo relevante en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Para abreviar traes una importante trayectoria como académico. ¿En la UDLAP te esperabas un panorama como éste?
– Por desgracia, no. He trabajado en universidades privadas como la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y la UNAM y el nivel de debate y de discusión es distinto. Jamás he visto un caso como el de la actual gestión directiva de la UDLAP que carece de proyecto. En realidad se trata de una suma de ocurrencias, sin método. Es lo que se denomina una política de estímulo-respuesta, que es lamentable. Y nada abona a la calidad educativa y menos a la investigación.
– Es innegable que rompiste muchas inercias ¿A propósito, cómo han reaccionado ante tu posición crítica? ¿Has recibido amenazas o presiones?
– Por supuesto. Primero empezó con un aislamiento dentro de las figuras institucionales de la UDLAP y una molestia del rector Derbez porque salía más en los medios de comunicación que él. En el ámbito de profesores y trabajadores existe, como en toda institución, personas con mayores prendas académicas que otras. Por desgracia, en la UDLAP no hay mecanismos de certidumbre laboral, circunstancia que hace que la crítica sea excepcional. Lo he dicho siempre, quien no tiene independencia económica carece de libertad de expresión y de crítica.
Ernesto Villanueva hace una pausa y expresa: “El colmo de las cosas fue que se me fabricó una acusación de acoso utilizada como disuasivo para que dejara de opinar. Como dije, se busca descreditar mi persona para minimizar mis dichos. En mi caso se equivocaron de estrategia. Le he entregado al diario Síntesis copia de la acusación, de mi respuesta y del deslinde de los supuestos testigos para que se publiquen y sean del conocimiento del público protegiendo los datos personales por responsabilidad y para proteger el legítimo derecho a la vida privada y a la propia imagen de quienes son citados”.
El experto en transparencia, protección de datos personales, derecho a la información y libertad de expresión, entre otros temas, añade: “La persona que me acusa no es una victimaria, sino una víctima de Derbez. Ella ha sido responsable en su trabajo, con capacidad y seriedad, pero lamentablemente cayó en un juego que no es el suyo. Los ataques infames lejos de perjudicar a quienes los reciben, denigran a quien los realiza. Es indignante la manipulación como medio para intentar desacreditarme, con calumnias al peor estilo del PRI”.
– Muchos estudiantes tienen la sensación de que la UDLAP tiene un alto prestigio académico ¿Qué tan real es el prestigio de la UDLAP, universidad de las más caras y selectas porque al parecer hay evidencias que demuestran lo contrario?
– Mira, mi respuesta es que es importante diferenciar a las personas individualmente identificadas de las instituciones. La UDLAP tiene un prestigio apreciable, hay personas que con conocimiento, buena fe y compromiso realizan sus tareas todos los días, como profesores, trabajadores o alumnos. Tiene el mejor campus del país, hasta donde conozco y también un equipamiento de primer nivel. Hay, empero, casos puntuales que son muy lamentables y son los que se deben identificar y ponerles un cerco sanitario para que no contaminen a la Universidad en su conjunto.
– Bueno yo te pregunto ¿Qué te animó a involucrarte en la UDLAP y hoy te encuentras con una universidad patito?
– La UDLAP no es de ninguna manera una universidad patito. Tiene un capital humano y material altamente competitivo. El problema reside en personas específicas que identificaré en estas páginas con las pruebas en la mano en los próximos días. Me animó venir a Puebla porque pensé que podría ser un factor de cambio, de reforma de usos y costumbres ajenos a la ley y a la ética. Asumo las consecuencias de ese propósito y denuncio públicamente este intento infantil de persecución.
– ¿Tenías las condiciones adecuadas para trabajar en el Centro de Investigaciones Jurídicas de la UDLAP?
– Sí y no. Sí porque se tuvo un presupuesto inicial apreciable y no porque su ejercicio resultó tan complicado que prácticamente quedó sin ser ejercido debido a la burocracia interna. Se tuvo que gestionar con entidades externas a la UDLAP para financiar más del 90 por ciento de las actividades realizadas, como lo señalo en mi carta de renuncia, donde esbozo las actividades hechas, con independencia de que presentaré un informe de trabajo al final del periodo. Destaco que no obstante la negligente función que obstaculizó el ejercicio presupuestal, conseguí recursos externos, de ahí que el Centro no sólo era funcional sino que aportaba recursos para desarrollar sus labores de investigación y difusión científica.
– Bueno, pasemos entonces al tema de la educación, que es uno de los problemas fundamentales del país, ¿por qué ha llegado la corrupción a las universidades públicas y privadas comenzando por sus autoridades?
– Es parte de los retos que tiene México. Opacidad más impunidad es igual a corrupción. Las universidades públicas y privadas son parte del país. No son islas de cumplimiento de la ley. Esa es la realidad. En el ámbito de la transparencia las universidades públicas son reacias a informar sobre sí mismas. Debemos recordar que la autonomía de la mayor parte de las universidades públicas no es sinónimo de ser sujeto de excepción de observar la ley. En este ámbito deberemos avanzar en reformas futuras en las leyes de transparencia.
Villanueva da un sorbo a su refresco mientras agrega: “En las universidades privadas, la transparencia debe ser una política corporativa para generar credibilidad y prestigio, sobre todo por lo que concierne a su oferta educativa y a su planta de académicos. No hay que olvidar que las Universidades Privadas al depender de los Registros de Validez Oficial de la SEP, están prestando un servicio público que debe estar lo más abierto al escrutinio público.
– ¿Tienes algún temor por lo que revelas y más todavía por lo que vas a revelar, aunado a nuestras propias investigaciones?
– Todo en la vida tiene riesgos, si les podemos llamar así. Yo actúo con responsabilidad. Decir la verdad cuesta. Y si tú lo enfocas como un riesgo, pues yo me lo juego con la verdad, con documentos, con pruebas. Quiero dejar en claro que no tengo ninguna evidencia de una amenaza específica a mi integridad o a la de mi familia. Sería una posición facilista acusar a Derbez de lo que me pueda pasar. Sería, peor todavía, una irresponsabilidad. Si en el transcurso de los próximos días advierto elementos que me permitan hacer presunciones razonables lo haré público para que se tomen las medidas que correspondan, pero no antes. Cuando la razón nos asiste, como es el caso, no sólo hay tranquilidad, sino responsabilidad en la difusión de los datos que permitan a la sociedad estar informada. Y reitero no guardaré silencio para no ser cómplice.
(Se autoriza reproducción de la información)
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